En economía hay un dicho que dice: “No hay almuerzo gratis”. Esto significa que cualquier beneficio, por muy atractivo que sea, siempre tendrá un costo. Así lo paguen otros.
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Esta semana se conoció que el Ministerio de Transporte prepara un decreto con el que pondrá fin al congelamiento en las tarifas de los peajes en Colombia. Tras casi un año, el Gobierno dará reversa a una medida que fue vendida al público como un alivio para el bolsillo de los viajeros y el transporte de carga. Sin embargo, puede que este “almuerzo gratis” le haya salido caro al país en estos 10 meses de congelamiento de tarifas.
El problema con los peajes
Decir que los peajes tienen mala fama es quedarse corto. Quizá, junto a los impuestos, los peajes son uno de los temas más impopulares en Colombia: los conductores ven estos cobros como excesivos frente a la calidad de las vías. Por eso, cualquier alivio en las tarifas es bien recibido en la opinión popular, como el que se anunció en enero de 2023.
Desde ese momento hasta hoy, los precios de los peajes han estado congelados, tanto en los puntos que están a cargo del Invías (públicos), como los que son operados a través de concesiones privadas (bajo tutela de la Agencia Nacional de Infraestructura -ANI-).
En principio, congelar los precios de los peajes fue anunciado por el Gobierno como una movida para frenar el alza de la inflación, con especial atención en los alimentos, pues son transportados por camiones que, sí o sí, deben cruzar por peajes y pagar la respectiva tarifa.
La pregunta obvia entonces es: 10 meses después, ¿la inflación ha bajado por cuenta de los peajes?
Para responder a esta pregunta, lo primero que hay que decir es que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se situó en el 10,99 % en septiembre de 2023 respecto al mismo mes 2022, y en enero de este año, la inflación anual estaba en el 13,25 %, según el DANE.
Los datos del DANE, sin embargo, parecen apoyar la idea que esta caída en la inflación no ha sido por cuenta del transporte (que incluye los peajes). Por el contrario, este es uno de los rubros que mantienen la inflación en niveles altos, muy por encima de la meta del 3 % del Banco de la República.
En lo corrido del año (de enero a septiembre), transporte es el rubro con la variación más alta en precios (14,33 %) en comparación con todos los otros grupos de bienes y servicios que mide el IPC. Lo anterior es producto de la decisión del Gobierno de dejar de subsidiar la gasolina para reducir el déficit del FPEC (Fondo para la Estabilización de Precios de los Combustibles).
Por lo general, los peajes tienen un peso menor dentro de los costos logísticos. Los combustibles (principalmente), los lubricantes o la mano de obra de conductores o ayudantes son gastos más onerosos dentro de las cuentas de los transportadores.
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“El costo logístico en Colombia es del orden del 12 % en el valor de los productos y los peajes pesan menos del 1 % de ese costo logístico. Si bien la medida (el congelamiento de precios en peajes) puede parecer beneficiosa, realmente su impacto en la inflación es muy bajo”, afirma Darío Hidalgo, profesor de Transporte y Logística en la Facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad Javeriana.
En esta discusión sobre la pertinencia del control de precios de los peajes es clave entender que su impacto en el costo de los alimentos es casi nulo si se le compara con sequías, lluvias, insumos, bloqueos, derrumbes, que sí tienen incidencia directa en la cadena logística que lleva los productos del campo hasta su mesa.
¿Una medida contradictoria?
Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, explica que la medida del Gobierno tuvo un impacto casi nulo en la inflación.
“Nuestro análisis indica que por cada aumento del 10 % en las tarifas de peajes, el efecto sobre la inflación es de apenas 0,08 puntos porcentuales. Es decir, de haber subido los peajes en un 13 % al inicio de 2023, hoy la inflación sería apenas un 0,01 % más alta”, señaló Mejía.
Así las cosas, si se pretendía combatir la inflación con el control de precios de los peajes, la medida fue inefectiva y el supuesto “alivio” que presentaba fue sepultado por las alzas a la gasolina. En otras palabras, apostar para salir debiendo.
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“Pensar que la medida podría ayudar a la inflación, en materia de precios de alimentos o de costos de transporte, es errado. Porque, al mismo tiempo, se está tratando de aliviar el déficit del FPEC, eso hace que el costo del transporte siga alto, lo que hace inefectiva el congelamiento de peajes. Hay una contradicción severa”, opina Henry Amorocho, profesor de Hacienda Pública y Presupuesto de la Universidad del Rosario.
Los cálculos de la medida
En noviembre se cumplen 10 meses desde que el Gobierno puso en marcha el congelamiento en los precios de los peajes; 10 meses en los cuales el Presupuesto General de la Nación ha cubierto lo que se dejó de recaudar en materia de peajes, como lo mencionó William Camargo, ministro de Transporte.
“El no haber aumentado los peajes generó un costo sustancial para la Nación, que debe cubrir los faltantes hasta que no se haga la actualización plena, introdujo incertidumbre en el sector porque se debilitó una fuente primordial de pago para las concesiones, lo que seguramente retrasará la entrada de nuevos proyectos, y lo hizo con nulos beneficios en materia de inflación”, precisa Luis Fernando Mejía.
En lo anterior coincide la Cámara Colombiana de la Infraestructura (CCI), que señaló en un reciente comunicado que “sin los peajes de las vías concesionadas, tal como lo ha manifestado reiteradamente Fedesarrollo, el Estado se hubiese visto obligado a tramitar varias reformas tributarias, comprometiéndose así el esfuerzo, incluso, de aquellos contribuyentes que no utilizan las infraestructuras”.
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Los cálculos de Fedesarrollo indicaron que se podría generar una contingencia fiscal por $13,8 billones, que es el tamaño estimado del déficit eventual de largo plazo a favor de las concesionarias viales. Se habla de cumplirles a las concesionarias porque, para bien o para mal, el Estado suscribió obligaciones contractuales con estas empresas que deben ser honradas.
A mediados de este año, la Procuraduría manifestó su preocupación sobre el eventual riesgo en el que entrarían proyectos viales de cuarta y quinta generación que se adelantan en el país, pues el déficit en el año podría alcanzar los $900.000 millones.
Lo anterior es otro de los motivos por los cuales el congelamiento de peajes no se puede sostener en el tiempo, de ahí que el Gobierno aliste un decreto para retomar el alza de los peajes.
Lo que se sabe de las subidas en 2024
El decreto del Ministerio de Transporte todavía es un borrador, por lo que no se sabe cuándo ni cuánto se incrementarán los peajes. Lo cierto es que el Gobierno deberá tomar una decisión antes del 31 de diciembre de este año y que para el 1 de julio de 2024 ya estará “normalizado” el esquema tarifario.
Cabe resaltar que, en condiciones normales, el ajuste en los peajes se realiza a comienzos de año con base en la inflación (la cifra del IPC del DANE), como ocurre con todos los bienes y servicios de la economía.
El proyecto de decreto también plantea incrementos graduales mes a mes, que se aplicarían a los vehículos que crucen los peajes operados por el Invías y por los concesionarios (a cargo de la Agencia Nacional de Infraestructura).
Al final del día, la cuenta de esta decisión la terminó pagando el dinero público, con beneficios en inflación que oscilan entre mínimos y nulos. Una medida popular (en un año electoral), pero que pareciera inservible a la vez.
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Por Daniel Felipe Rodríguez Rincón
