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Acuerdos comerciales de Trump llegan con pocos detalles: ¿promesas vagas?

En el caso de Japón, ambos países describen el acuerdo de forma diferente, lo que aumenta la posibilidad de futuros problemas.

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29 de julio de 2025 - 11:59 p. m.
Trump elevará los aranceles sobre la mayoría de las importaciones procedentes de Japón y la UE a 15 % desde 10 % actual. EFE/EPA/TOLGA AKMEN / POOL
Trump elevará los aranceles sobre la mayoría de las importaciones procedentes de Japón y la UE a 15 % desde 10 % actual. EFE/EPA/TOLGA AKMEN / POOL
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La avalancha de anuncios de acuerdos comerciales del presidente Donald Trump está resultando hasta ahora poco detallada, con aspectos clave aún en fase de negociación, socios que dan señales contradictorias sobre lo que han firmado y grandes cifras que se reducen bajo escrutinio.

En la última semana, Trump ha anunciado acuerdos históricos con Japón y la Unión Europea, que se suman a pactos con un puñado de economías más pequeñas. También se está preparando una prórroga de la tregua arancelaria entre Estados Unidos y China. La Administración está dando una vuelta triunfal, reivindicando el estilo negociador de Trump mientras prepara una serie de subidas de impuestos a la importación antes de la fecha límite del 1 de agosto.

“Creo que los acuerdos comerciales están funcionando muy bien, esperemos que para todos, pero para Estados Unidos son muy, muy buenos”, dijo el presidente el martes mientras volaba a casa a Washington desde Escocia.

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Sin embargo, aunque la magnitud del muro arancelario estadounidense está cada vez más clara, otros detalles siguen siendo extremadamente confusos, especialmente la inversión prometida por las contrapartes, que sobre el papel supera el billón de dólares solo en los acuerdos con la UE y Japón.

Para Trump, estas promesas de capital son la prueba de que su programa proteccionista está en camino de hacer lo que prometió que haría: reactivar la fabricación estadounidense y crear puestos de trabajo. Si la inversión real no alcanza las grandes cifras, los aranceles podrían acabar aumentando los ingresos para el Gobierno -y los costes para los consumidores y las empresas estadounidenses- al tiempo que fracasan en la consecución de esos objetivos más elevados.

Bonificación por firma

El acuerdo de Trump con Japón incluye un fondo de US$550.000 millones que Estados Unidos calificó de “compromiso de inversión extranjera” y que, según el presidente, equivale a “una especie de prima de firma.”

Pero los funcionarios japoneses dijeron que solo 1 % o 2 % del total -un máximo de US$11.000 millones- sería inversión, y que el resto se compondría esencialmente de préstamos. Y dijeron que el reparto de beneficios de 90 %-10 % a favor de Estados Unidos destacado por el equipo de Trump solo se aplica a esa parte de inversión más pequeña.

Como mínimo, los dos países están describiendo el acuerdo de forma diferente, lo que aumenta la posibilidad de futuros problemas.

“No es que se vayan a enviar US$550.000 millones en efectivo a EE.UU.”, dijo Ryosei Akazawa, el principal negociador comercial de Japón. Pero el Secretario de Comercio, Howard Lutnick, lo expresó de esta manera, hablando la semana pasada a Fox News: “Esto es literalmente el gobierno japonés dándole a Donald Trump US$550.000 millones”.

Lutnick dijo que Trump volvería a aumentar los aranceles si Japón renegaba del fondo. En cuanto al acuerdo con la UE, reconoció el martes que queda “mucho por negociar”.

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La UE prometió US$600.000 millones en nuevas inversiones. Los funcionarios europeos afirman que el objetivo no es más que una suma de promesas de las empresas, y que el bloque no puede comprometerse a un objetivo vinculante. Ninguna de las partes ha concretado su contenido.

“Básicamente, van a construir las fábricas”, dijo Lutnick a Fox News el lunes. “Todas las compañías automovilísticas se comprometieron a que van a construir las fábricas. Las compañías farmacéuticas han salido y han dicho que van a construir esas fábricas”.

La UE también prometió compras de energía a EE.UU. por valor de 750.000 millones de dólares en los próximos tres años, aproximadamente el triple del ritmo actual. Según algunos analistas, ese objetivo podría poner a prueba la capacidad de los exportadores estadounidenses y de los importadores europeos.

Aparte de los tipos arancelarios, gran parte de los acuerdos recientes consisten en “vagas promesas con grandes cifras adjuntas que no tienen ningún mecanismo de seguimiento”, dijo Alex Jacquez, que formó parte del Consejo Económico Nacional de la administración Biden. “Nadie parece creer que estos cheques, tal y como están redactados, vayan a cobrarse realmente”.

Comodín de Rusia

Las cifras de los aranceles están más claras, aunque también son cambiantes.

Trump elevará los aranceles sobre la mayoría de las importaciones procedentes de Japón y la UE a 15 % desde 10 % actual. Estos socios gozarán de una exención parcial de determinados aranceles estadounidenses a sectores específicos que conllevan tipos más elevados en todo el mundo -como el del automóvil-, pero no de otros, como el acero y el aluminio, para los que continúan las conversaciones sobre una exención que implique cuotas.

Según un funcionario de la Casa Blanca, los aranceles revisados para Japón y la UE aún no se han ultimado, pero se espera que entren en vigor el 1 de agosto.

Trump dice que hay más de estos aranceles sectoriales por venir, y algunos de sus acuerdos recientes pueden causar confusión al adelantarse a cifras aún por anunciar.

Por ejemplo, prometió aranceles de 15 % para la UE en semiconductores y productos farmacéuticos, dos sectores en los que aún no se han concretado las tarifas. Un alto funcionario estadounidense también dijo que Trump acordó conceder a Japón el tipo más bajo para esas dos categorías, pero ese compromiso no figura en la hoja informativa pública de EE.UU.

Un funcionario de la Casa Blanca dijo que las tasas más bajas del 15% para los productos farmacéuticos y los chips solo entrarían en vigor una vez que los gravámenes más altos que Trump ha amenazado en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial entren en vigor.

Siempre dispuestos

Otros acuerdos ya anunciados también han suscitado dudas, como el suscrito con Vietnam a principios de mes, que parece haber sorprendido a las autoridades de Hanoi con un arancel de 20 %, más alto de lo que se decía que habían acordado.

Los negociadores estadounidenses y chinos, tras dos días de conversaciones en Suecia esta semana, afirmaron que están en vías de ampliar la tregua arancelaria entre ambos países. Un comodín ahí es la amenaza de Trump de imponer nuevos gravámenes a los países que compren energía a Rusia.

China es el mayor comprador de petróleo ruso, seguida de India, que sigue enzarzada en conversaciones con Estados Unidos.

El destino de los dos mayores socios comerciales de EE.UU. también parece estar en el alambre. Trump ha restado importancia a la posibilidad de un acuerdo con Canadá, aunque el primer ministro canadiense, Mark Carney, se encogió de hombros al respecto. Tanto Canadá como México se enfrentan a subidas de aranceles esta semana, pero no se aplicarán de forma generalizada. Los productos que cumplan el pacto comercial USMCA mantendrán su exención actual, lo que supone un gran alivio para ambos países.

Algunos críticos afirman que el enfoque de la Administración sobre los tipos arancelarios, acuerdo por acuerdo, corre el riesgo de acabar siendo un mosaico carente de coherencia. Las empresas automovilísticas estadounidenses, por ejemplo, se opusieron al acuerdo con Japón, alegando que los automóviles importados sin contenido estadounidense se gravarían menos que los modelos fabricados en Norteamérica.

A pesar de todas las cuestiones sin resolver, la administración considera el 1 de agosto como un hito en la fijación de los tipos tras meses de amenazas. Pero no es probable que sea la última palabra en la negociación de Trump.

Varios pactos más están muy cerca, y los tipos arancelarios se acordarán o impondrán antes del 1 de agosto, dijo el martes Kevin Hassett, jefe del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca. Pero incluso después de esa fecha, “se puede seguir negociando”, dijo. “El Presidente siempre está dispuesto a negociar”.

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