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En el primer semestre del año la Misión llamó a un diálogo nacional por una segunda ola de descentralización para proponer cuatro objetivos centrales a la arquitectura institucional del Estado.
Primero, la equidad entre territorios para cerrar las brechas en capacidades y resultados en desarrollo económico y bienestar social, mediante la cual se organiza la geografía de las desigualdades. Segundo, la integración social que reconozca, valore y trate con dignidad a los pueblos indígenas y afrodescendientes, así como a la inmensa población campesina y de pequeños pueblos que conforman el 92% de los municipios del país. Tercero, atender la urgencia del cambio climático, la transición energética y el cuidado de los macro ecosistemas ambientales.
Cuarto, hacer público lo público mediante la construcción de las políticas de interés colectivo a través del debate y la controversia abierta; antídotos contra la corrupción, el clientelismo, el elitismo y el autoritarismo. El 29 de octubre elegimos nuevos mandatarios territoriales, ocasión propicia para construir un pacto entre la nación y los territorios que empiece a concretar los objetivos propuestos. La Autonomía Solidaria consiste en reforzar las facultades administrativas y fiscales en las principales alcaldías a cambio de ceder porcentajes del sistema general de participaciones. El ahorro se transferiría a los municipios que albergan los grandes ecosistemas ambientales. Se trata de un pacto gana - gana.
Las grandes ciudades se quejan de un odioso centralismo que les obliga a acatar modelos y prácticas administrativas que consideran inconvenientes y muchas veces en contravía con sus decisiones y pareceres. También, se lamentan de una descentralización fiscal y tributaria rígida que les impide un mayor protagonismo tributario y en políticas de desarrollo y bienestar. Los términos del pacto deben ser acordados entre las partes y de cara ala opinión pública. Cada municipio lista sus aspiraciones de mayor autonomía fiscal y administrativa. Equipos conjuntos entre el DNP y las alcaldías realizan los estudios que se requieren para sellar el acuerdo.
Al recaudo local que se deriva de una mayor autonomía fiscal y administrativa se le descuenta un porcentaje de apropiación local, para luego fijar el monto que dicha entidad territorial traslada a los municipios de especial relevancia ambiental. Entre las partes se fija un periodo de experimentación que permita evaluar, corregir, continuar o revocar el acuerdo parcial o totalmente.
Cuatro ideas inspiran la autonomía solidaria. Primera, disminuir el centralismo y fortalecer la autonomía local. Segunda, sumar recursos para la protección de los grandes ecosistemas. Tercera, lograr solidaridad entre las grandes ciudades, las cuales concentran las mayores emisiones de gases de efecto invernadero, y los territorios que cuidan los ecosistemas de donde proviene el agua y se regula el clima.
Cuarta, transferir recursos con una nueva lógica, ya no por cantidad de población y actividad económica, sino para preservar y proteger la naturaleza. Tres precisiones valen la pena mencionar. Los montos a transferir provienen de un porcentaje del crecimiento futuro de las transferencias, lo que implica que a ningún municipio partícipe del acuerdo se le disminuye la inercia creciente del sistema general de participaciones. El DNP y la Misión de Descentralización llaman a las grandes ciudades al pacto, acuerdo que pudiera luego ampliarse a otras entidades territoriales. Esta Misión presentará además un paquete de propuestas estructurales de reforma a la descentralización inspirados en los objetivos e ideas que aquí se listan: equidad y cierre de brechas, integración socio territorial, responsabilidad ante el cambio climático y autonomía de las comunidades territoriales.
* Darío I. Restrepo es el director técnico de la Misión de Descentralización del Departamento Nacional de Planeación.