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Banrep bajó las tasas, pero mantiene la cautela: estos son los temas que preocupan

El comportamiento de la inflación y del dólar despejaron algunas de las dudas que le impidieron a la junta directiva del Banco de la República bajar las tasas el mes pasado, pero persisten las preocupaciones en el frente fiscal.

Karen Vanessa Quintero Martínez

30 de abril de 2025 - 06:00 p. m.
Germán Ávila, ministro de Hacienda, y Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, en la rueda de prensa.
Foto: Banco de la República
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La junta directiva del Banco de la República, en una decisión unánime, bajó las tasas de interés en 25 puntos básicos, dejándolas en 9,25 %. La decisión contrasta con la que se tomó a finales de marzo, cuando por segunda vez consecutiva las mantuvo en 9,5 %. En ese momento, cuatro codirectores apoyaron la decisión y tres votaron por una baja de 50 puntos básicos.

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De entrada, el anuncio trae dos buenas noticias: primera, la junta considera que las condiciones están dadas para seguir bajando las tasas (y las bajó) y, segunda, se logró un consenso. Como dijo Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, aunque hay opiniones divididas en el interior del organismo, este miércoles fue posible fijar una decisión que a todos los “deja tranquilos”.

En la rueda de prensa, además del rumbo de las tasas, las intervenciones de Villar y del ministro de Hacienda, Germán Ávila, dejaron ver las preocupaciones, tensiones y expectativas en torno a la economía colombiana. Estos fueron los mensajes claves:

El rumbo de la inflación

Villar, ante la pregunta de qué cambió en el último mes para que la junta decidiera retomar los recortes, recordó el punto de partida: en la reunión anterior los codirectores decidieron por mayoría no mover las tasas a la espera de tener mayor información respecto a una serie de riesgos que se veían en el panorama. “La decisión que tomamos ahora es consistente con la espera, con la nueva información que, en algunos aspectos, fue mejor de lo esperado”.

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En esa lista de nueva información se incluye que la inflación anual retomó su tendencia decreciente, pasó del 5,28 % en febrero al 5,09 % en marzo; la inflación básica (sin alimentos ni regulados) mantuvo su tendencia a la baja, pasó del 4,9 al 4,8 %, y las expectativas de inflación del mercado de deuda disminuyeron. Además, resaltó Villar, la tasa de cambio está volviendo a una senda de estabilidad, incluso en medio de toda la volatilidad en los mercados por la política arancelaria de Donald Trump.

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Pese al recorte de 25 puntos básicos, la política monetaria sigue siendo contractiva porque, defendió Villar, así se necesita: la inflación sigue lejos de la meta del 3 %, las proyecciones del Banco (que se actualizarán la próxima semana) indican que a finales de 2025 el IPC seguirá por encima del 4 %, y la meta se alcanzaría hasta 2026. Además, persisten las preocupaciones en el frente fiscal (un tema del que hablaremos más adelante).

Aunque el ministro Germán Ávila celebró el consenso, y lo definió como “positivo y conveniente”, también dejó sobre la mesa que el gobierno del presidente Gustavo Petro cree que es necesario “un mayor esfuerzo” para estimular el crecimiento económico en un entorno de volatilidad en los mercados externos por los aranceles.

El presidente Petro ha insistido en múltiples ocasiones en que las tasas de interés deben bajar a un ritmo mayor e incluso ha acusado al Banco de tomar decisiones políticas. Así como en las últimas reuniones, el gerente sostuvo este miércoles que en todos sus años en el Banco nunca ha visto que un miembro actúe con fines políticos, por el contrario, afirmó que la junta decide en favor de la nación. También dijo, nuevamente, que aunque todos queremos tasas de interés más bajas, las decisiones deben ser responsables, de ahí la cautela que mantiene el Emisor.

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Pese a las altas tasas, la junta resaltó que las cifras disponibles de actividad económica para el primer trimestre sugieren que la economía habría crecido a una tasa anual del 2,5 % por el fortalecimiento de la demanda interna. Teniendo en cuenta que se prevé una desaceleración en la economía global en medio de la guerra comercial, el equipo técnico del Banco de la República bajó su pronóstico de crecimiento para la economía colombiana en 2025, dejándolo en 2,6 %, el mes pasado se proyectaba que sería 2,8 %.

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De todas formas, Villar resaltó que 2,6 % es la misma cifra que se estimó a principios de año, pese a las “circunstancias desfavorables a nivel global”, y está por encima del promedio de América Latina.

El frente fiscal

Hubo buenas noticias, pero la incertidumbre fiscal sigue siendo el palo en la rueda.

El déficit fiscal en 2024 fue el 6,8 % del PIB y hay dudas de que efectivamente se pueda bajar el déficit hasta la cifra proyectada para este año (5,1 % del PIB). La posibilidad de que el país pueda perder el acceso a la línea de crédito flexible del Fondo Monetario Internacional (FMI), un instrumento que ha estado disponible para Colombia desde 2009 y que solo se ha usado una vez —en la pandemia, por US$5.400 millones— es un recordatorio de los nubarrones en el panorama fiscal.

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Que el acceso esté suspendido, afirmó Villar, es “poco relevante” porque, de todas maneras, no estaba en planes usar ese cupo; lo importante sucederá en un par de meses, cuando el FMI concluya si considera que Colombia mantiene una política macroeconómica sólida o no.

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Villar también aseguró que el nivel de reservas del país es “confortable”, adecuado y está en la parte alta del rango recomendado para economías emergentes, de ahí que el Banco no haya considerado recurrir a un nuevo programa de acumulación de reservas. Lo que preocupa de la revisión del FMI, más que el cupo de crédito, como dijo el gerente, es que esa línea “representa una calificación para Colombia, un sello de que tenemos un marco de política sólida, y eso ayuda a que el país pueda acceder a los mercados financieros internacionales con mejores condiciones”.

A fin de cuentas, señaló Villar, el horizonte será más claro cuando el Ministerio de Hacienda presente el Marco Fiscal de Mediano Plazo, en junio.

Sobre la situación con el FMI, el ministro aclaró que este año se terminará de pagar el crédito que el gobierno de Iván Duque solicitó durante la pandemia. Y, aprovechando la oportunidad, aclaró que una de las razones por las que hoy hablamos de estrechez fiscal fue ese crédito, por cerca de $20 billones, sumado a los casi $36 billones del Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles. “Solo en estos dos aspectos el Gobierno ha hecho un esfuerzo fiscal de $56 billones. Esa es parte de la explicación de las dificultades de caja”.

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Para enfrentar la situación actual, el ministro se refirió en la rueda de prensa a un “paquete de herramientas” que incluyen la ley de financiamiento que el Gobierno espera presentar al Congreso en los próximos meses para, entre otras cosas, dejar fijos los impuestos temporales para atender la conmoción en Catatumbo. El camino en el Legislativo, y la cartera lo tiene claro, es cuesta arriba.

El ministro también dijo que en los próximos días saldrá el polémico decreto con el que el Gobierno busca modificar los límites para retención en la fuente y las tarifas de autorretención. De todas formas, aclaró que, por orden del presidente, la cartera ha “tenido cuidado” para no afectar sectores como el agrícola e industrial, y está buscando una “calibración para ver cuáles son los que deben contribuir”. La medida, reconoció Ávila, se enfocará en la industria extractiva de petróleo, gas y carbón.

Además aseguró que los anticipos serán inferiores a los de 2023 (que en buena parte afectaron el recaudo y las cuentas de 2024). Minhacienda estima que estarían entre $6 y $6,5 billones.

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Aun con todas esas medidas, los analistas, en general, coinciden en que sí o sí se necesita un importante recorte en el presupuesto (además de los $12 billones que ya se recortaron por la caída en la ley de financiamiento en 2024) para corregir los desbalances.

El ministro Ávila explicó que el ajuste en el gasto se estructurará en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, de todas formas, reconoció que la flexibilidad del presupuesto no supera el 7 % y que el Gobierno asegurará los recursos para ejecutar los proyectos estratégicos del Plan Nacional de Desarrollo. “Eso no significa que no podamos hacer ajustes”, afirmó. La estrategia en este caso se enfocará en garantizar una buena ejecución de los recursos asignados.

Este año la situación fiscal seguirá siendo clave para determinar el rumbo de las tasas. Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research, dijo que coincide con el gerente del Emisor, en que las tasas de interés tenderán a ser menores en los próximos meses, aunque el ritmo de baja dependerá de las condiciones especiales de la economía global y local. Sin embargo, resaltó que “de no contenerse los riesgos fiscales”, se corre el riesgo de finalizar el actual ciclo con una tasa más elevada “que la anticipada e histórica”.

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Todo dependerá de qué tan efectiva sea la “caja de herramientas”, como la llamó el ministro, para mantener la reputación financiera del país, entre otras cosas.

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