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La junta directiva del Banco de la República decidió este viernes dejar quietas sus tasas de interés, con lo cual el indicador se mantiene en 9,25 %.
Este movimiento se da luego de que en la reunión anterior, en abril, el banco central decidiera efectuar un recorte de 25 puntos básicos. A su vez, esa jugada llegó luego de dos reuniones continuas en las que se pisó el freno en la bajada de las tasas.
La decisión fue tomada por mayoría, con cuatro codirectores votando por la decisión anunciada, dos por una reducción de 50 puntos básicos y uno, por 25 puntos básicos.
Uno de los codirectores que votó por la reducción de 50 puntos básicos fue el ministro de Hacienda, Germán Ávila.
El freno en la bajada de las tasas de interés se mantuvo en línea con las expectativas del mercado. Por ejemplo, el promedio de analistas consultados en la Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo consideraba que el indicador se quedaría en 9,25 %, como finalmente sucedió.
Para final de año, los analistas incluidos en ese sondeo esperan que las tasas lleguen a 8,5 %.
“El aumento en el déficit fiscal previsto para 2025 y los años venideros constituye un reto para la sostenibilidad de las finanzas públicas y reduce el margen de maniobra para el relajamiento de la política monetaria”, se lee en el comunicado del Banco.
A su vez, Ávila aseguró que “el Gobierno no comparte la decisión. Va en contravía del esfuerzo de impulsar el crecimiento económico. Creemos que siguen consolidándose una serie de variables que permiten actuar de manera mucho menos contractiva la política monetaria del Banco de la República”.
¿Qué influyó en la decisión?
La inflación camina lento. A pesar de que en mayo alcanzó 5,05 % anual, el Emisor detalló que la convergencia del costo de vida a la meta de 3 % sería más lento de lo previsto.
Ahora, si bien la economía subió 2,7 % durante el primer trimestre (más del 2,5 % esperado por los analistas), el margen sigue limitado. Así lo reconoce el ministro de Hacienda: “Hemos continuado con la reducción de la inflación; hay indicadores de crecimiento positivos, pero no son suficientes. Creemos que el crecimiento económico debe ser mayor y que debemos crear las condiciones para que esto sea posible”, dijo Ávila.
Sin embargo, la tensión en la mesa de la junta directiva fue evidente. Mientras el gerente Villar advierte que el déficit fiscal previsto para 2025 “constituye un reto para la sostenibilidad de las finanzas públicas”, y por ende, “reduce el margen de maniobra”, para el ministro Ávila “si bien [la situación fiscal] afecta de alguna manera la percepción de coyuntura económica”, ya fue reconocida en el Marco Fiscal de Mediano Plazo.
“Esa circunstancia también amerita fortalecer la senda de recuperación de las finanzas públicas”, dijo Ávila, y agregó “que para que logremos un mayor crecimiento económico, lo cual está directamente relacionado con una mayor reducción en la tasa de referencia”.
Las condiciones financieras globales tampoco ayudan. El ministro y el gerente coinciden en que las circunstancias arancelarias y los asuntos geopolíticos inciden en la incertidumbre. Para Ávila esta fue una reflexión de la calificadora de riesgo Moody’s y S&P para rebajar la puntuación de Colombia.
💸 ¿Cuál es el papel de las tasas de interés en la economía?
Para entender cómo afectan estas decisiones de tasas al consumo y a la economía diaria, conviene ver las tasas de interés como un engranaje clave que influye en toda la cadena económica.
El banco central de un país es conocido, entre otros términos, como el banco de bancos porque la entidad les presta dinero a los demás actores institucionales del sistema financiero. Y, entre otros factores, es por este papel que sus tasas de interés terminan siendo claves para toda la economía: si el Emisor sube su tasa de interés, los demás bancos verán una presión financiera para prestarles a los ciudadanos y empresas a mayores tasas también.
Una subida de tasas de interés tiene la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece, mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro, casa.
Estas decisiones, colectivamente hablando, pueden ponerle un freno a la demanda, lo que a su vez puede terminar por bajar los precios de algunos bienes y, por ese camino, empujar hacia abajo la inflación.
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