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Los principales bancos centrales del mundo decidieron mantener estables sus tasas de interés esta semana, en medio de crecientes incertidumbres económicas derivadas de los aranceles, los conflictos en Medio Oriente y la desaceleración en sectores clave de la economía global.
En Estados Unidos, la Reserva Federal (FED por sus siglas en inglés) votó unánimemente por mantener la tasa de referencia entre 4,25 % y 4,5 %, nivel en el que se encuentra desde comienzos del año.
Aunque la mediana de sus proyecciones sigue anticipando dos recortes antes de que finalice 2025, el número de funcionarios que no prevé reducciones subió de cuatro a siete desde la reunión de marzo. Los nuevos pronósticos del organismo, elaborados tras la entrada en vigor de los aranceles anunciados por el presidente Donald Trump en abril, proyectan menor crecimiento, mayor inflación y una leve alza del desempleo.
En Reino Unido, la decisión del Banco de Inglaterra de mantener las tasas sin cambios fue más dividida de lo esperado. Seis de los nueve miembros del comité votaron por conservarlas, mientras que tres respaldaron una rebaja inmediata. Este resultado mantiene abierta la posibilidad de un recorte en agosto.
Por su parte, el Banco de Japón mantuvo su tasa en 0,5 % y anunció una reducción gradual en sus compras de bonos: a partir del próximo año fiscal, las adquisiciones pasarán de $400.000 millones mensuales de yenes a $200.000 millones trimestrales. La medida busca estabilizar el mercado, tras un repunte de la volatilidad en el mercado de deuda nipón que ha tenido efectos globales.
Reacciones cruzadas en el resto del mundo
Más allá de las principales economías, varios países también mantuvieron sus tasas: Pakistán, Chile, Armenia, Indonesia, Namibia, Georgia, Taiwán, Turquía y Botsuana optaron por la cautela. En cambio, Suecia llevó su tasa a un mínimo de dos años y medio, Noruega sorprendió con una baja, el Banco Nacional Suizo redujo su tasa a cero y Filipinas también aplicó un recorte. Brasil, en contraste, elevó su tasa de interés.
La decisión del Banco de Japón también ha provocado una reacción en cadena. La fuerte subida en los rendimientos de largo plazo de los bonos japoneses ha amplificado la volatilidad en los mercados globales de deuda, en un momento en que los temores por los déficits fiscales ganan terreno.
¿Qué pasa en EE. UU.?
En EE. UU., los nuevos datos del sector constructor reflejan un enfriamiento. La construcción de viviendas nuevas cayó en mayo al ritmo más lento desde el inicio de la pandemia, presionada por el alto inventario y las tasas hipotecarias elevadas. Aunque los inicios de viviendas unifamiliares subieron ligeramente, se mantienen en niveles bajos. En contraste, los sectores dirigidos a consumidores de altos ingresos siguen mostrando solidez. Las compañías de tarjetas de crédito premium, como JPMorgan y American Express, apuntan a este grupo, que sigue gastando con fuerza a pesar de las señales de desaceleración.
La economía en Europa
En Alemania, la confianza de los inversionistas mejoró más de lo previsto, impulsada por el anuncio de nuevos planes de gasto público que compensan las preocupaciones por los aranceles de EE. UU. En el Reino Unido, los precios de la vivienda cayeron en abril al ritmo más rápido desde 2021, tras una subida de impuestos que alejó a algunos compradores del mercado.
Estímulos en China y caída exportadora en Japón
China sigue apostando al consumo. Con subsidios para bienes seleccionados, el Gobierno logró que las ventas minoristas crecieran al ritmo más fuerte en más de un año. No obstante, algunas regiones advierten que el exceso de demanda podría superar su capacidad operativa, incluso en las provincias más ricas.
En Japón, las exportaciones bajaron 1,7 % en mayo frente al año anterior, en su primera caída en ocho meses. Aunque el volumen de ventas al exterior creció, la caída en valor sugiere que las empresas están absorbiendo parte del impacto arancelario reduciendo precios.
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