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China cerró el primer semestre del año con un superávit comercial récord de unos US$586.000 millones, después de que las exportaciones a EE. UU. comenzaran a estabilizarse y las fábricas lograran superar la montaña rusa de aranceles que trastornó el comercio mundial.
Las exportaciones aumentaron 5,8 % en junio con respecto al año anterior, hasta alcanzar los US$325.000 millones, superando la estimación media de una encuesta de analistas realizada por Bloomberg. Las importaciones aumentaron 1,1 %, registrando su primer crecimiento desde febrero, según datos de la Administración General de Aduanas publicados el lunes.
Los envíos a EE.UU. cayeron 16,1 % con respecto al año anterior, tras desplomarse más de un 34% en mayo. Las empresas chinas lograron aumentar sus ventas en otros mercados para compensar la caída en EE.UU., con un aumento de las exportaciones a los 10 países del sudeste asiático del grupo ASEAN de 17 % respecto al mismo mes del año anterior.
“El comercio chino resistió la presión y avanzó en el primer semestre del año”, declaró Wang Lingjun, subdirector de la agencia aduanera, en una rueda de prensa. “Pero debemos tener en cuenta que el unilateralismo y el proteccionismo están aumentando a nivel mundial, y que el entorno externo se está volviendo más complejo, sombrío e incierto”.
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¿Cómo le ha ido a Colombia?
China fue el principal origen de las importaciones entre enero y abril, con una participación del 26,2 % del total, según el DANE, superando por 1,2 puntos porcentuales a Estados Unidos. Las tensiones arancelarias con este último país impulsaron un fuerte aumento en las compras al gigante asiático, que en ese periodo ya había contribuido con 23,5 % del total.
Colombia importó de China mercancías por US$1.488 millones CIF en abril, un aumento de 18,1 %. Mientras que en Estados Unidos disminuyó 4,9 % hasta los US$1.544,9 millones CIF.
La mayoría de las compras se enfocaron en vehículos para transporte de personas (+240%) y en dispositivos semiconductores como diodos y transistores análogos (+187 %) en abril.
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Los efectos en la desaceleración económica
El desvío de las exportaciones fuera de EE.UU. ayuda a explicar la resistencia de las fábricas chinas, que han sostenido una economía nacional en desaceleración durante uno de los períodos más turbulentos del comercio internacional. La pregunta ahora es cuánto durará la fortaleza reciente, ya que la administración Trump busca frenar el transbordo de mercancías a Estados Unidos a través de otros países.
La semana pasada, EE.UU. anunció una serie de nuevos aranceles a sus socios comerciales, que entrarán en vigor el 1 de agosto. También reveló un arancel de 50 % sobre las importaciones de cobre y señaló que se están preparando más gravámenes sectoriales.
“El repunte del crecimiento global de las exportaciones refleja principalmente la recuperación de las exportaciones con destino a EE.UU. en junio, probablemente debido a la sustancial reducción de los aranceles tras las negociaciones comerciales entre EE.UU. y China celebradas en Ginebra en mayo”, escribieron economistas de Goldman Sachs Group Inc., entre ellos Andrew Tilton. “Tanto el crecimiento de las exportaciones como el de las importaciones sorprendieron al alza”.
¿El PIB chino superaría previsiones?
Es probable que la economía china creciera en el segundo trimestre, justo por encima del objetivo de crecimiento para todo el año fijado por el Gobierno, lo que reduce la presión sobre Pekín para que ponga en marcha nuevos estímulos a corto plazo.
Según un sondeo de Bloomberg, se espera que las cifras oficiales que se publicarán el martes muestren que el producto interior bruto aumentó 5,1 % interanual en el trimestre finalizado en junio. Aunque más lento que en el primer trimestre, el crecimiento en el primer semestre se situaría en 5,3 %, cómodamente por encima del objetivo anual de Pekín de alrededor de 5 %, según el sondeo.
La economía se vio impulsada por la fortaleza de las exportaciones, favorecida por una tregua comercial con EE.UU. a mediados de mayo que redujo los aranceles sobre los productos chinos alrededor de 55 % desde un máximo de 14%, así como por el apoyo fiscal en curso destinado a apuntalar la demanda interna.
Este impulso hace que muchos economistas esperen que Pekín se abstenga de aplicar nuevos estímulos, al menos por ahora, para preservar el espacio político en caso de que las tensiones con Washington vuelvan a estallar una vez que el acuerdo temporal expire a mediados de agosto.
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