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El crecimiento de China en el primer trimestre, mayor de lo esperado, reveló una creciente dependencia de la demanda exterior, una vulnerabilidad clave que eleva la amenaza de un golpe económico más fuerte a medida que se disparan las tensiones comerciales.
Casi 40 % de la expansión del producto interior bruto en el primer trimestre, que se situó en 5,4 %, se debió a las exportaciones netas, la mayor proporción en este periodo en más de una década. Esta cifra también es superior a la del año pasado, cuando el comercio representó casi un tercio del crecimiento global.
Esta fuerte dependencia de la demanda exterior llega en un momento precario. Con el aumento de los aranceles sobre los productos chinos por parte de Estados Unidos y el debilitamiento de la demanda mundial como consecuencia de las caóticas políticas comerciales del presidente Donald Trump, el motor exportador que impulsa la recuperación de China puede correr el riesgo de estancarse.
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La fuerte contribución del comercio también muestra lo frágil que sigue siendo la economía nacional, presionada por la deflación, la atonía de la demanda de consumo y la prolongada caída del sector inmobiliario. Algunos economistas, como Citigroup Inc. y UBS Group AG, han recortado sus previsiones de crecimiento para 2025 hasta situarlas en torno a 4 % o incluso menos, pidiendo más estímulos para estabilizar la economía.
El superávit comercial de China con EE.UU. ascendió a US$77.000 millones en el primer trimestre, lo que representa 28 % de su superávit comercial total de bienes, y se espera que esta cifra se reduzca con la entrada en vigor de los aranceles, y los economistas de Goldman Sachs advierten de que las exportaciones podrían ralentizarse bruscamente este mes.
Bloomberg Economics ha advertido de que los nuevos aranceles estadounidenses “aplastarán” las exportaciones, al tiempo que recortaba su previsión de crecimiento del PIB este año a 4,2 %.
Los economistas Eric Zhu, Chang Shu y David Qu, reconocen que “el aluvión de aranceles del presidente Donald Trump significa que los productos chinos se enfrentan ahora a un gravamen efectivo estadounidense de alrededor de 115%”. Agregan que, junto a las repercusiones por trasbordos y la ralentización del crecimiento mundial, el efecto dominó podría restar entre 2 % y 2,5 % del PIB.
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Los datos fiscales publicados a finales de la semana pasada también apuntan a una debilidad subyacente de la economía, con una contracción de los ingresos fiscales de 3,5 % en el primer trimestre. Esta cifra es muy inferior al crecimiento de 4,6 % del PIB nominal.
Es probable que parte del déficit de ingresos se deba al aumento de las desgravaciones a los exportadores y a otras exenciones fiscales.
Las rebajas fiscales a la exportación aumentaron 14 % respecto al mismo periodo del año anterior. Las devoluciones de impuestos a la exportación como porcentaje de los envíos al extranjero subieron a 12,3 % en enero-marzo, lo que apunta a una aceleración de los pagos para ayudar a las finanzas de las empresas chinas.
Las ventas de terrenos también siguieron cayendo, con un descenso de los ingresos de 16 % en el primer trimestre, tras tres años consecutivos de descensos.
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La continua contracción de las ventas de terrenos y de los ingresos fiscales supuso que los ingresos totales de los dos grandes presupuestos cayeran 2,6 % hasta los $¥6,9 billones (US$950.000 millones) en el primer trimestre. Esta ralentización de los ingresos precede al pleno impacto de los aranceles estadounidenses, lo que sugiere que el gobierno tendrá que endeudarse aún más para intentar sostener la economía.
Aunque el Gobierno chino ha prometido contrarrestar los choques externos con mayores esfuerzos para impulsar la demanda interna, los últimos datos presupuestarios muestran que la inversión en infraestructuras sigue rezagada.
El gasto en áreas como el desarrollo urbano y rural, la conservación del agua y el transporte con cargo al presupuesto público general -la principal cartera del gobierno- se contrajo 4,2 % en el primer trimestre respecto al año anterior, la primera caída en dos años.
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Esta tendencia podría tener que invertirse rápidamente si el comercio mundial se ve más afectado por la creciente incertidumbre arancelaria.
“China podría añadir estímulos en la segunda mitad del año, o incluso en el cuarto trimestre”, dijo Lu Ting, economista jefe para China de Nomura Holdings Inc., en una mesa redonda con los medios de comunicación en Pekín el jueves.
“Lo más urgente para las autoridades ahora es acelerar el gasto fiscal ya previsto, presentar algunas buenas propuestas y aplicarlas con seriedad”, dijo. “Se puede hacer más para estimular el consumo y estabilizar el mercado inmobiliario”.
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