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El país avanza, pero no corre. La economía colombiana, medida por el Índice de Seguimiento a la Economía (ISE) del DANE, sigue conquistando terreno, aunque lo hace caminando con un pie estable y el otro sobre piedras sueltas.
La noticia es positiva en general. En abril de 2025, el ISE ajustado por efecto estacional y calendario alcanzó 126 puntos, lo que representó un crecimiento de 2,51 % frente al mismo mes de 2024. Con respecto a marzo, el avance fue de 1,57 %.
En sus cifras originales, el indicador mostró una economía que mejoró 1,14 % anual y 2,33 % año corrido.
Si bien el dato marca una aceleración frente al promedio del último año, la economía sigue dependiendo de un solo motor: los servicios.
El agro tropieza, la industria se enfría y la infraestructura se ralentiza. Pero el comercio, las comunicaciones y el entretenimiento siguen respirando por todos.
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Las tres velocidades de la economía
Cuando se abre el ISE por sectores queda claro un crecimiento dependiente de un solo rubro: las actividades terciarias.
Las actividades primarias (agricultura, minería y pesca) disminuyeron -1,7 % anual. La caída se explica sobre todo por la minería. El sector agrícola y pecuario sigue mostrando cambios internos: mientras algunos productos agroindustriales resisten, el golpe minero —especialmente en carbón y petróleo— sigue pesando en el desempeño general.
La cifra empeoró en las actividades secundarias (industria y construcción), con -3,9 % anual. Aquí está el mayor punto débil de la economía. No es nuevo: la industria lleva dos años en declive, arrastrando consigo al empleo formal.
En abril, el Índice de Producción Industrial presentó una variación de -4,8 %. Los cuatro sectores clave del derrumbe han sido explotación de minas y canteras (-13,7 %), industria manufacturera (-3,3 %) y captación y tratamiento y distribución de agua (-2,1 %).
La construcción tampoco logra recuperar el dinamismo perdido. Apenas 1,43 % de avance mensual frente a marzo, pero sigue lejos del terreno positivo anual.
Por suerte, las actividades terciarias (servicios y comercio) salvaron el crecimiento, con 2,6 % anual. Esta es la cara amable. Los servicios siguen siendo el soporte del crecimiento nacional. Y dentro de ellos destacan:
- Comercio, transporte, alojamiento y comida: +4,9 %.
- Información y comunicaciones: +2,7 %.
- Servicios financieros y de seguros: +2,7 %.
- Actividades inmobiliarias: +1,7 %.
- Administración pública, salud, educación y cultura: +2,1 %.
El comercio minorista mostró un crecimiento de 11,4 % en las ventas reales, aunque el personal ocupado decreció 1 %, en comparación el mismo mes de 2024.
La cifra general muestra que, aunque el país crece a buen ritmo, ha sido por un sector específico que evidencia una verdad: el país produce menos y consume más.
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¿Qué dice el ISE de la Economía?
Hay desaceleración productiva. Esto suele desencadenar un efecto dominó sobre el empleo formal, la inversión y la recaudación tributaria. Sin industria sólida ni construcción activa, el crecimiento se vuelve limitado.
Si bien puede sostenerse en el corto plazo con consumo, en cualquier sacudida extrema el andamiaje puede tambalearse.
Con noticias de Hacienda sobre un déficit fiscal previsto en 7,1 %, y por ende, la solución mediante la cláusula de escape y una reforma tributaria de $19 billones, la inversión en los pilares de la economía siguen flojos.
Por ahora, lo posible es que haya recortes de inversión para cuadrar la caja del Estado.
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Por otro lado, el peso de los servicios en el PIB colombiano es estructural, no coyuntural. Lo preocupante es que los sectores que generan más valor agregado y productividad —como la industria y las manufacturas— no logran despegar.
La economía avanza, de nuevo, pero sin equilibrio. Crecer solo por comercio y servicios mantiene el globo en el aire, pero podría caerse en cualquier momento.
El pulso interno tampoco se muestra favorable, pues el aumento de las importaciones y un dólar que ronda los $4.085, podría complicar la balanza comercial si la producción local no despega.
Aunque si bien sí ayuda a que el pago de la deuda externa sea más barata, ya que se paga en dólar.
La buena noticia es que el acumulado enero-abril de 2025 muestra una mejora de 2,33 % anual, frente al 1,72 % del mismo periodo de 2024.
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