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El producto interno bruto (PIB) de China creció un 5,2 % en el segundo trimestre de 2025 frente al mismo periodo del año anterior, superando las expectativas del mercado. El dato fue ligeramente inferior al 5,4 % registrado en el primer trimestre, pero superior al 5,1 % proyectado por analistas encuestados por Bloomberg. El ritmo de expansión sugiere que la economía china ha mostrado resiliencia frente a los efectos de la guerra comercial y los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos.
Sin embargo, las autoridades y los analistas advierten que este ritmo podría no sostenerse en la segunda mitad del año.
La Oficina Nacional de Estadísticas (NBS, por sus siglas en inglés) señaló que persisten los desafíos derivados de una demanda interna débil, la presión deflacionaria y un entorno externo complejo.
Industria, el motor de China
Uno de los motores del crecimiento fue la producción industrial, que subió un 6,8 % interanual en junio, por encima del 5,6 % previsto.
Dentro de este rubro, la producción manufacturera se aceleró un 7,4 %, el mayor incremento en tres meses. Este desempeño positivo estuvo impulsado por subsidios estatales y un buen comportamiento de sectores tecnológicos.
En contraste, las ventas minoristas crecieron un 4,8 %, por debajo de las proyecciones, reflejando una menor disposición de los hogares a gastar.
Se registraron caídas en las ventas de bebidas, cigarrillos, cosméticos y alcohol, así como una desaceleración en el sector de restauración. Pese a ello, el consumo de electrodomésticos y tecnología tuvo un buen desempeño, gracias a estímulos oficiales.
¿China aguantará el ritmo?
Aunque los datos del segundo trimestre ofrecen cierto alivio, el panorama para el resto del año es más desafiante. Analistas de Morgan Stanley estiman que el PIB podría caer por debajo del 4,5 % en la segunda mitad de 2025, afectado por la corrección en los envíos anticipados de exportaciones, la desaceleración del comercio global y la persistente deflación.
“El impulso exportador no durará”, afirmó Michelle Lam, economista de Société Générale. “La oferta se mantiene sólida, pero la demanda interna sigue débil”.
Además, el deflactor del PIB —una medida de los precios en toda la economía— cayó por noveno trimestre consecutivo, la racha más prolongada desde que hay registros trimestrales en 1993. Esto sugiere que, aunque la economía crece en términos reales, los precios continúan a la baja, lo que limita la recuperación de los ingresos y el gasto.
Según la NBS, el consumo representó poco más del 52 % del crecimiento del segundo trimestre, una mejora frente al arranque del año, pero aún por debajo del 60 % de hace un año. La evolución del consumo interno, junto con las decisiones de política comercial de Estados Unidos, serán determinantes para el rumbo económico de China en lo que resta de 2025.
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