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El Gobierno de Gustavo Petro cerró 2024 con una ejecución presupuestal de 96,1%, alcanzando un compromiso total de $456,4 billones. Según el Ministerio de Hacienda, esto asegura el cumplimiento de la regla fiscal, aunque rezago en inversión y la falta de dinamismo en la ejecución de recursos siguen marcando la gestión del bolsillo público.
De acuerdo con el informe de la cartera, los compromisos, es decir, el dinero que se usó, asignó y autorizó, se destinó así:
- Funcionamiento: $258,4 billones.
- Servicio de la deuda: $90,5 billones.
- Inversión: $87,4 billones.
Sin embargo, los pagos, es decir, el dinero que realmente se ha desembolsado y está circulando en la economía, apenas lograron 81,5 % de lo esperado:
- Funcionamiento: $259,8 billones.
- Servicio de la deuda: $82,7 billones.
- Inversión: $50,4 billones.
Cabe recordar que el presupuesto general de la nación para 2024 se aprobó inicialmente en $502,5 billones, pero la caída en los ingresos fiscales obligó a un recorte de $28,3 billones en octubre, dejando el bolsillo en un máximo de $475,2 billones.
Este recorte es una práctica común cuando el Gobierno estima que no contará con los ingresos proyectados. Inicialmente, se decreta un aplazamiento, con la expectativa de que la situación mejore y no sea necesario hacer un recorte definitivo. Sin embargo, en 2024, el deterioro del recaudo tributario hizo inevitable la reducción del presupuesto.
Ejecución del #PGN2024:
— MinHacienda (@MinHacienda) February 4, 2025
🔹 Compromisos del 96%: $456,5 billones asignados del total disponible.
🔹 Mayor inversión: $87,5 billones comprometidos, 16,7% más que en 2023.
🔹Menor gasto en funcionamiento: Ejecución 3,8% por debajo del promedio histórico.
Detalles ⬇️ pic.twitter.com/sFqyqdprkE
La caída en los ingresos, particularmente en abril (cercano a 40 %), al pasar de 31,5 billones a $18,7 billones, dejó al Estado con dificultades de liquidez para el resto del año. Esta situación no solo limitó el margen de maniobra del Gobierno, sino que también puso en evidencia la necesidad de ajustes fiscales más estructurales.
A pesar de que el Gobierno asegura que cumplió con la regla fiscal, el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) sostiene lo contrario. Según el comité, el déficit fiscal superó en $21 billones (US$5.000 millones) la meta establecida en el Plan Fiscal de Mediano Plazo, debido a menores ingresos y un mayor gasto de lo proyectado.
Los ingresos fiscales hasta noviembre fueron $10,8 billones inferiores a lo proyectado por el Ministerio de Hacienda, mientras que el gasto primario del gobierno central fue $9,8 billones superior a lo previsto, señaló el CARF.
Además, el comité cuestionó el reciente decreto del Gobierno, que aplaza $12 billones en gasto público, señalando que esa medida es insuficiente y que se necesitarían recortes tres veces mayores para cumplir con la regla fiscal en 2024. Aunque el incumplimiento no tiene consecuencias legales, los inversionistas lo perciben como una señal de deterioro fiscal.
Compromisos, obligaciones y pagos
Las cifras de ejecución revelan que de los $475,2 billones disponibles:
- Se comprometieron $456,4 billones (96,1 % del total esperado).
- Se adquirieron obligaciones por $394,7 billones (81,9 % del total proyectado).
- Se pagaron $393 billones, lo que equivale a 81,5% de lo obligado.
A simple vista, los números parecen indicar una ejecución eficiente, pero el desglose revela que el mayor dinamismo estuvo en el gasto de funcionamiento, mientras que la inversión quedó rezagada.
En este aspecto hay que aclarar cada desglose. Los compromisos son acuerdos firmados para gastar dinero en bienes o servicios, pero aún no significan que el dinero se haya desembolsado; las obligaciones son gastos ya causados, es decir, contratos firmados en los que el Estado tiene la obligación de pagar, pero el dinero aún no ha salido. Y por último, los pagos son el dinero efectivamente girado, lo que realmente se ejecutó y salió de las cuentas del Estado.
Para claridad sobre lo ejecutado, se usará la categoría de pagos.
Las cifras que publicamos el pasado 24 de enero sobre una ejecución del presupuesto del 83% fueron obtenidas directamente del portal de transparencia del @MinHacienda. Hoy, el ministerio publicó un informe en el que menciona que la ejecución, medida a través de compromisos,…
— Luis Fernando Mejía (@LuisFerMejia) February 4, 2025
Funcionamiento: el rubro mejor ejecutado
El presupuesto de funcionamiento, que cubre el pago de nóminas, transferencias y otros gastos administrativos, fue el componente más robusto y el mejor ejecutado en 2024.
Se destinaron $290,2 billones, de los cuales la mayor parte correspondió a transferencias ($217 billones). Dentro de estas, el Sistema General de Participaciones recibió $70,5 billones y pensiones absorbieron $63,2 billones.
De ese monto, se comprometieron $278,4 billones, la mayor parte a transferencias ($207 billones) y gasto de personal ($50 billones). Los pagos (lo que mueve la economía del sector), alcanzaron los $259 billones.
El gasto en nómina y contrataciones se concentró en los sectores de defensa, justicia y Fiscalía, reflejando la inflexibilidad del presupuesto en estas áreas.
El alto nivel de ejecución en estos rubros es un reflejo de la rígida estructura del gasto público, donde la mayor parte de los recursos está comprometida de antemano, dejando poco margen para reasignaciones.
Inversión: la gran deuda pendiente
Si bien la inversión es el rubro que impulsa el desarrollo económico y social, su ejecución sigue siendo deficiente.
De los $94,4 billones asignados a inversión, se comprometieron $90 billones y se realizaron pagos efectivos por $50,4 billones. En contraste, en 2023 se pagaron $58,7 billones, lo que representó una disminución de 14,1 %.
Sectores como educación (96,2 %), Fiscalía (92,7 %) y relaciones exteriores (90,1 %) presentaron altos niveles de ejecución de pagos, mientras que agricultura (38,3 %), presidencia (27,6 %) y transporte (41,7 %) fueron los sectores con menor desempeño en giros de las cuentas del Estado.
El bajo nivel de ejecución en inversión es preocupante, ya que es el componente que permite la construcción de infraestructura, el desarrollo de programas sociales y el impulso de sectores estratégicos. La falta de dinamismo en este rubro limita el crecimiento económico y afecta directamente la calidad de vida de los ciudadanos.
¡El pago de la deuda nunca ha estado en duda!
— MinHacienda (@MinHacienda) February 2, 2025
Con ajustes fiscales responsables, manejo eficiente de liquidez y la ratificación crediticia de S&P, reafirmamos nuestro compromiso con la sostenibilidad. Están dadas las condiciones y el aprovisionamiento en el #PGN para saldarla. pic.twitter.com/UGHbQsPFQv
Deuda: un peso creciente en las finanzas públicas
El pago de la deuda es otro de los rubros de gran peso en el presupuesto. De los $94,4 billones autorizados para deuda, se comprometió 96,1 % y se pagó 87,6 % de lo proyectado.
De los $82,7 billones para este rubro (equivalente a 4,9 % del PIB), $31,9 billones fueron para la deuda externa (capital e intereses) y $50,8 billones para la deuda interna (la mayor parte a intereses).
Rezago presupuestal
Un aspecto que sigue afectando la ejecución del gasto es el rezago presupuestal, es decir, los recursos de años anteriores que no se ejecutaron a tiempo y se arrastran a la vigencia siguiente.
En 2024, se ejecutó 75,2 % del rezago de $34,9 billones proveniente de 2023, es decir, $26,2 billones.
A pesar de este esfuerzo, quedó un saldo sin ejecutar que pasará a 2025, perpetuando el problema.
Para este año, el presupuesto se decretó en $523 billones, con recursos aplazados por $12 billones tras la caída de la ley de financiamiento, también conocida como reforma tributaria.
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