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La inflación en Estados Unidos repuntó en junio y volvió a encender las discusiones sobre el rumbo de la política monetaria de la Reserva Federal (FED por su sigla en inglés).
El índice de precios al consumidor (IPC) subió un 2,7 % interanual, tres décimas por encima del dato de mayo, mientras que la inflación subyacente (un índice que excluye los precios de los alimentos y la energía) se ubicó en 2,9 %, en línea con lo previsto por los analistas.
Mes a mes, el IPC general aumentó un 0,3 % de mayo a junio y el subyacente un 0,2 % en el mismo periodo, tras haber registrado avances de apenas 0,1 % en mayo.
La vivienda, los alimentos y la energía fueron nuevamente los principales impulsores del alza.
Según el Buró de Estadísticas Laborales (BLS) de ese país, el índice de vivienda subió 0,2 % en junio, manteniéndose como el factor que más presiona el aumento mensual de los precios.
En tanto, los alimentos aumentaron 0,3 %, impulsados por el alza de bebidas no alcohólicas (1,4 %) y café (2,2 %), mientras que los costos de la gasolina subieron 1 %, tras una caída del 1 % en mayo.
Los aranceles todavía no se sienten
Si bien el dato general sorprendió al alza, los analistas señalan que la inflación subyacente mensual se mantuvo por quinto mes consecutivo por debajo de lo esperado, a pesar de los recientes aranceles aplicados por la administración Trump.
Algunas categorías sensibles a los gravámenes, como juguetes y electrodomésticos, registraron los aumentos más rápidos en años, lo que sugiere que parte del impacto ya comienza a trasladarse al consumidor.
“El informe de hoy mostró que los aranceles están comenzando a hacer mella”, aseguró Omair Sharif, presidente de Inflation Insights LLC.
Según sus cálculos, al excluir los autos, los precios de los bienes básicos subieron un 0,55 % en junio, el mayor avance mensual desde noviembre de 2021.
Sin embargo, el impacto sigue siendo acotado. “Junio marca un quinto mes desde que se impusieron aranceles a nuestros tres mayores socios comerciales sin fuegos artificiales relacionados con la inflación relacionada con los aranceles”, dijo Chris Low, economista jefe de FHN Financial.
Para Low, la falta de un efecto más amplio podría inclinar la balanza a favor de mantener las tasas sin cambios en la reunión de la Fed del 30 de julio, aunque no descarta una presión creciente para un recorte en septiembre.
La reacción del mercado fue inmediata. El S&P 500 alcanzó brevemente un nuevo récord tras la publicación del informe, mientras que el dólar y los rendimientos de los bonos del Tesoro también subieron. El presidente Donald Trump aprovechó el dato para insistir en su presión sobre la Fed: “Los precios al consumidor son BAJOS. Bajen la tasa de la Fed, ¡YA!”, escribió en redes sociales.
Más allá del IPC, la Fed sigue de cerca otras métricas como el índice de precios de gastos de consumo personal (PCE), que da menos peso a la vivienda y suele estar más cerca del objetivo del 2 %. Ese indicador se conocerá a finales de mes y será clave para definir el rumbo de la política monetaria.
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