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Y es que en 10 años, La Guajira y sus más de 12.000 trabajadores en la mina podrían empezar a vivir sin el Cerrejón.
Claudia Bejarano es barranquillera, lleva más de 40 años en la mina. Siendo vicepresidente, estuvo al frente de la crisis por la pandemia del Coronavirus, también manejó la huelga más larga del sindicato minero, que duró 91 días.
Ahora, siendo presidenta, afronta los bloqueos a la línea férrea, las decisiones de reformas tributarias del gobierno del presidente Gustavo Petro, la no venta de carbón a Israel, entre otros temas financieros y de sostenibilidad.
El Espectador se reunió con ella en Albania, municipio muy cercano a donde se extrae el carbón.
-¿Cómo afrontar los retos financieros, de tributación y el vencimiento de la licencia, donde el componente humano es importante? Estamos hablando de familias en una de las regiones más desprotegidas por el Estado
Las personas son lo más importante. El 90 % de nuestros empleados son de la región Caribe y de ellos un 58% son oriundos de La Guajira. Ustedes los han visto en los días que llevan en la mina, adicionalmente solo tenemos una persona extranjera.
-Hablemos ahora de cifras
Se estima que este año la demanda de carbón, va a estar alrededor de 8.780 millones de toneladas. El año pasado fue un 1 % menor, este 2024 va a ser más alto por la demanda de energía a base de carbón, entonces uno se pregunta: todo este ruido que tenemos aquí en Colombia, que hay que acabar el carbón, que el cambio climático…
Uno dice, ¿pero cuánto en Colombia son esas 8.780 millones de toneladas? No es el 1%, es el 0,72%. Entonces, en la medida que hay demanda, se necesitan las minas para producir energía.
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Es directa y dice que se comunica mucha información sin venir a ver la mina y lo que allí pasa. “Han llegado a decir que no avisan las visitas para que no tengamos tiempo de organizar, ¿Organizar qué? Todos los días se trabaja bajo los mismos estándares de calidad y seguridad, ¿o le teníamos algo planeado a ustedes?.
¡Detengan el tren y sus 150 vagones!
Uno de los temas que le puede quitar el sueño a la presidenta, son los bloqueos que se hacen en diferentes puntos de la vía férrea. Hasta el 13 de septiembre se había detenido el tren 244 veces.
En lo corrido de este año se han incrementado en un 97.5%, lo que en tiempos de pérdida se traduce en 110 días de no operación.
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Las comunidades protestan por la falta de agua, energía y alguna petición a una entidad del Estado no resuelta, donde la compañía minera poco o nada puede hacer, pero en otros casos debe afrontar los compromisos con las comunidades.
En agosto del año pasado, luego de 19 días de protestas, la comunidad Wayúu levantó los bloqueos que se mantuvieron sobre la línea férrea, exigían a la multinacional cumplir los pactos que se habían acordado.
Según indicó la ONG Nación Wayuu, más de 100 autoridades indígenas impidieron las operaciones del tren para que fuese posible una reunión de rendición de cuentas de la implementación de los acuerdos concertados.
Para la presidenta, el manejo del diálogo es la mejor herramienta. Resaltó que en el 2016, la sentencia T-704 de la Corte Constitucional, estableció que Cerrejón lleve a cabo un plan de mitigación para las comunidades del área de influencia y consulte con ellas las compensaciones que fueran necesarias. En el 2023 firmaron 344 acuerdos, de los cuales 254 se cerraron a conformidad.
Contribuciones al Gobierno y el carbón que no va más a Israel
Bejarano toma nota de las preguntas y revisa sus papeles. Advierte que es muy fácil decir, luego de la prohibición de exportaciones de carbón térmico a Israel, que se busquen nuevos mercados. En el año 2023, Colombia exportó 447 millones de dólares en carbón a Israel.
Según Analdex, entre enero y abril de 2024, las exportaciones de carbón a Israel superaron los US$88 millones, un 62,3% menos que en el mismo periodo de 2023.
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“El natural para el carbón colombiano es Europa y el Mediterráneo, ahora nos tocaría llevar carbón a China, Malasia y Corea para reemplazar lo que se tenía, con una gran diferencia. ¿Cuánto nos cuesta llevarlo allá?
Esto es un negocio y se deben mirar todos los puntos, fletes, tiempos de la operación, entre otros. Si no le vendemos a Israel no pasa nada, las empresas siguen operando, ¿pero a qué costo?
Con respecto a las contribuciones al Gobierno, en proceso de pagos de ley, en el 2023 se entregaron $10,6 billones por conceptos de impuestos y regalías.
$54.000 millones fueron girados a la Guajira y los seis municipios del área de influencia: Albania, Hatonuevo, Barrancas, Maicao, Manaure y Uribia por conceptos como la estampilla, prodesarrollo y el impuesto predial.
“En estos momentos nuestro compromiso es seguir operando hasta el 2033, hoy nuestra situación está bien compleja, y debemos cumplir nuestras concesiones mineras”, señala.
Antes de la reforma tributaria de 2022 , las contribuciones al Gobierno eran cerca del 60 %, cuando pasaron la reforma tributaria quedó en un 80% y con la propuesta de otra tributaria, llamada Ley de Financiamiento, esos impuestos y contribuciones serán de un 86%.
“Cuando un inversionista destina recursos en una empresa como El Cerrejón espera ganar. Entonces, cuando se asfixia con la carga tributaria impositiva que tiene una compañía, se pone en riesgo la sostenibilidad, porque el que invierte no gana, pierde, o no gana lo suficiente para recuperar su inversión”, dice.
La contaminación del carbón
Como lo informó El Espectador, el carbón será, probablemente, el primer combustible fósil en tener una “fecha de salida” en el marco de la transición energética. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el carbón es la mayor fuente de generación de electricidad y de emisiones de CO2 en el mundo.
Por eso, su eliminación progresiva es uno de los requisitos para alcanzar las metas climáticas más importantes. La AIE prevé que, para cumplir con estas, toda la generación de carbón de altas emisiones debe acabar para 2040.
El Cerrejón no es ajeno al problema ambiental. Algunas voces han sido muy enérgicas frente a lo que hace el complejo minero. La compañía ha invertido $395.000 millones en materia ambiental el año anterior, y hay 200 hectáreas en proceso de rehabilitación.
El río Ranchería es el principal afluente del departamento de la Guajira y es protegido por el mismo Gobierno. El pasado 21 de agosto se sancionó la Ley 2415 de 2024, que declara al río, como sujeto de derechos. Esta norma, entre otras cosas, busca que se inviertan más recursos y medidas para garantizar su conservación.
En la mina, las cifras para el 2023 muestran que del 100% del agua utilizada en Cerrejón, solo un 8% fue captado del río Ranchería y su acuífero para consumo de los trabajadores y entrega a comunidades vecinas. El 92% restante no es apta para el consumo, porque fue captada de lluvias y mantos de carbón almacenados en los fondos de los tajos mineros. Esta agua es utilizada para el desarrollo de las operaciones.
Otro tema ambiental está relacionado con el arroyo “Bruno”y las amenazas a su cauce. En 2017, cumpliendo una orden de la Corte Constitucional, se suspendió el avance del tajo hacia el arroyo Bruno que había sido intervenido, se está a la espera de decisiones legales.
¿Qué podría pasar si se cierra la mina?
Las respuestas podrán ser de expertos, de miembros de la comunidad con sus tradiciones y de aventurados entre otros.
Un estudio desarrollado por Fedesarrollo y financiado por el Cerrejón, puntualiza que en el caso hipotético de que se perdiera súbitamente la contribución del carbón, la economía en La Guajira perdería alrededor del 43% de su PIB, y se podría pensar que la pérdida sería aún mayor, por la demanda indirecta que produce la mina en todo el país.
La compañía minera se está preparando para el cierre de operaciones y la terminación de títulos mineros y entrega de operaciones, de acuerdo con lo pactado con el Estado en los contratos de la operación minera.
Toma ahora más fuerza las palabras que le dio a El Espectador hace un año Igor Díaz, fiscal nacional del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Carbón (Sintracarbón) y dos veces expresidente.
“A nosotros nos convirtieron en mineros cuando llegó Cerrejón, sí o sí; pero antes éramos algo distinto. Creemos en la transición energética siempre y cuando también tenga una transición laboral”.
( EE Pedro Mendoza)
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Por Pedro E. Mendoza
