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Los países bálticos han logrado un hito en su camino hacia la independencia energética al desconectarse de la red eléctrica de Rusia y Bielorrusia y sincronizarse con el sistema europeo a través de Polonia.
Desde este domingo, Lituania, Letonia y Estonia operan dentro de la red eléctrica de Europa continental, dejando atrás la última infraestructura soviética que aún los vinculaba con Moscú.
Este cambio se dio tras un ensayo el sábado antes de que los países del Báltico se integrasen completamente a la red europea. Dicha prueba se realizó sin interrupciones para los consumidores.
El ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Kestutis Budrys, calificó la desconexión como una declaración clara:
“Este es un fuerte mensaje para Rusia de que estamos dejando atrás el último sistema al que pertenecíamos”, afirmó en una entrevista con Bloomberg TV la semana pasada.
Budrys también destacó que la transición demuestra a Europa que la independencia energética es alcanzable:
“Toma tiempo e inversión, pero sobre todo requiere una fuerte voluntad política”, añadió.
La Comisión Europea destacó la importancia de este hito para la seguridad energética del continente, afirmando que la sincronización de los países bálticos con la red europea representa un paso clave hacia la independencia de Rusia. A través de un mensaje en X (antes Twitter), el organismo celebró la transición:
“Hoy, los Estados bálticos han alcanzado la independencia energética de Rusia. Ahora están totalmente sincronizados con la red eléctrica de Europa continental. Una gran victoria para la seguridad energética de Europa”, dijo el órgano.
Plugged into Europe! 🔌
— European Commission (@EU_Commission) February 9, 2025
The Baltics 🇪🇪 🇱🇻 🇱🇹 have disconnected from the Russian power grid and fully synchronised with the 🇪🇺 continental one, marking their energy independence.
After two decades of preparation, it is now time to benefit from our common energy system.
Un proyecto de cinco años
La transición energética de los países bálticos ha sido un proyecto de cinco años, respaldado por una inversión de $1.600 millones de euros de la Unión Europea.
Aunque las tres naciones dejaron de importar petróleo, gas natural y electricidad de Rusia en 2022, todavía dependían de Moscú para gestionar la frecuencia de su red eléctrica, lo que otorgaba al Kremlin cierto control sobre su suministro de energía.
Con este cambio, la infraestructura energética de la región queda totalmente integrada a la de Europa, eliminando cualquier influencia rusa sobre su suministro eléctrico.
Un golpe a la presión energética de Rusia
Desde hace años, los líderes bálticos han acusado a Rusia de usar la energía como un arma política, favoreciendo a aliados y castigando a quienes se oponen a sus intereses. En este contexto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, celebró el cambio en un evento en Vilna, Lituania, junto a los presidentes de Polonia y de los países bálticos:
“Estamos cortando los últimos lazos con Rusia. Estas líneas de transmisión con vecinos hostiles serán cosa del pasado. Esto es libertad: libertad de amenazas, libertad de chantajes”, afirmó.
El hito marca un punto de inflexión en la geopolítica energética europea, asegurando que los países bálticos ya no están expuestos a cortes o presiones de Rusia en este ámbito.
En los últimos meses, la seguridad energética en el mar Báltico se ha convertido en una preocupación clave para Europa, luego de que varios cables submarinos de transmisión eléctrica fueran dañados en circunstancias sospechosas.
En respuesta, los países de la región han desplegado buques militares para patrullar estas infraestructuras estratégicas y prevenir posibles ataques.
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