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La venta de viviendas usadas en Estados Unidos continúa en niveles bajos, a pesar del crecimiento del empleo en el país.
En mayo, las transacciones crecieron apenas un 0,8 % frente a abril, según datos divulgados este lunes por la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (NAR, por sus siglas en inglés).
En total, el mercado se movió a una tasa anualizada de 4,03 millones de unidades, es decir, una proyección de ventas a 12 meses si se mantuvieran las condiciones actuales. Aunque representa una mejora respecto al mes anterior, la cifra está lejos de los niveles prepandemia: apenas equivale al 75 % del volumen que se registraba antes del COVID-19.
“Este desempeño se debe ampliamente a tasas de interés hipotecarias persistentemente altas”, explicó Lawrence Yun, economista jefe del NAR. En otras palabras, aunque hay más empleo y capacidad económica en muchas regiones, los altos costos del financiamiento están limitando las decisiones de compra de vivienda usada.
En comparación con mayo del año pasado, las ventas retrocedieron un 0,7 %, lo que confirma la tendencia de estancamiento que vive el mercado residencial de segunda mano.
La situación se da en un contexto en el que los compradores enfrentan no solo las tasas de interés más elevadas en años, sino también una oferta limitada y precios que siguen siendo elevados en varias zonas del país. El resultado es un mercado lento, en el que las decisiones de compra se aplazan y el dinamismo previo a la pandemia aún no se recupera.
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