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La red eléctrica más grande de Estados Unidos activó una alerta de emergencia energética este lunes 24 de junio por cuenta de una ola de calor que se extiende desde el Atlántico Medio hasta el Medio Oeste. La advertencia fue emitida por PJM Interconnection, operador que gestiona el sistema eléctrico en 13 estados y abastece de energía a más de 65 millones de personas, cerca del 20 % de la población estadounidense.
La alerta, que por ahora está en nivel uno (la más baja en una escala que puede escalar en gravedad), fue declarada en previsión de un pico de demanda eléctrica que podría superar los 160 gigavatios, lo que sería el consumo más alto desde julio de 2011. Si se cumplen las proyecciones, este lunes marcará un récord en más de una década para el operador.
PJM también declaró una “emergencia de generación máxima” como medida preventiva para asegurar el suministro eléctrico y evitar interrupciones ante la alta demanda, particularmente en horas de la tarde.
Un calor sin precedentes
La alerta energética coincide con el tercer día de una ola de calor que se prevé se prolongue durante toda la semana. En zonas como Washington se esperan temperaturas cercanas a los 37 °C (99 °F), al menos 15 grados por encima de los promedios históricos. Otras ciudades como Chicago podrían alcanzar los 35 °C, también con registros muy superiores a lo habitual.
Los expertos han alertado sobre el estrés que estas condiciones generan en el sistema eléctrico, especialmente en zonas como Virginia del Norte, considerada la capital mundial de los centros de datos, donde el consumo energético es especialmente intenso.
¿Qué implica esta alerta?
Aunque se trata de una alerta preventiva, sirve como recordatorio de las presiones que el cambio climático y las olas de calor pueden ejercer sobre las redes eléctricas. Un pico de consumo como el previsto no solo tensiona la infraestructura, sino que también puede afectar los precios de la energía en mercados mayoristas, con implicaciones económicas para hogares, empresas y gobiernos.
Además, la declaración de emergencia de generación máxima puede llevar a que ciertas plantas eléctricas operen a plena capacidad o que se recurra a reservas adicionales, lo que incrementa los costos y las emisiones.
Estados Unidos ha enfrentado en los últimos años situaciones similares, especialmente en estados como California y Texas, donde el calor extremo y la sequía han puesto en aprietos la capacidad de generación y distribución de electricidad.
Casos como el de PJM Interconnection evidencian que incluso las redes más robustas pueden ser vulnerables a fenómenos climáticos extremos, lo que ha impulsado discusiones sobre la necesidad de inversiones en modernización, almacenamiento y energías limpias que puedan ofrecer mayor resiliencia.
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