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Este lunes, la Mesa de Concertación de Políticas Salariales tiene una nueva sesión para seguir en el camino de negociar el alza del salario mínimo para 2024.
El plato fuerte de la mesa será llegar a un acuerdo alrededor de la cifra de productividad, algo que debió haber sucedido la semana pasada, pero cuyo consenso no fue posible por unas discrepancias técnicas por parte de los sindicatos.
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Básicamente lo que se busca al medir la productividad es saber qué tan eficientes están siendo los recursos que emplean las empresas, como el capital y la mano de obra, en el desarrollo de la economía. En otras palabras, si con lo mismo se hizo más o menos en comparación con el año pasado.
Junto con el PIB y la inflación, la productividad hace parte de las variables que se tienen en cuenta para definir el incremento del mínimo.
Para las centrales obreras, e incluso el DANE, el indicador que más se ajusta a la discusión es el de la productividad laboral por hora trabajada, que para el tercer trimestre del año registró un incremento del 0,76 %, según la entidad.
Para las centrales obreras no tiene sentido que en la concertación del salario mínimo se tome en cuenta una medición que no discrimina el aporte de los trabajadores, sino que lo mezclan con otros componentes que les son ajenos, como la llamada productividad total de los factores (PTF).
Según lo explicado por el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Fabio Arias, desde el año 2006 se ha hecho un registro de la diferencia que hay entre la PTF y la productividad laboral, lo que evidencia, asegura, una diferencia de 20 puntos porcentuales en donde la última es la más alta.
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Además de la discusión sobre la cifra de productividad, en la agenda de este lunes hay dos puntos importantes: la presentación de PIIB que hace el DANE y las proyecciones de inflación, que está a cargo del Banco de la República.
Las proyecciones de analistas, es que el IPC acabe 2023 apenas por debajo de 10 %. En la Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo, por ejemplo, las expectativas de los analistas es que este año cierre con 9,6 % de inflación.
Este dato es clave, pues el piso sobre el que se erige el aumento del salario mínimo es, justamente, el valor proyectado de la inflación. Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, espera que la inflación cierre en 9,6 %.
Vale recordar que , para noviembre, el IPC registró una baja (aunque leve, si se compara con octubre) y se ubicó en 10,15 %.
¿Cómo están las proyecciones de incremento del salario mínimo?
Para que el alza en el salario la sientan efectivamente los trabajadores, el incremento debería sobrepasar el porcentaje de inflación. Es lo que comúnmente se conoce como un alza real.
En esta línea, el ministro Bonilla estima que el alza del mínimo debería ser de un punto porcentual por encima de la proyección de inflación. En otras palabras, debería llegar a 10,6 %.
Algunas voces dentro de la Confederación General del Trabajo, por su parte, estiman que el alza debería ser de 13,5 %. Aunque, vale aclarar, esta no es la posición oficial del sindicato.
De hecho, ninguna de las partes que tienen asiento en la concertación, esto es empresarios y centrales obreras, ha destapado sus propuestas oficiales. Esto podría suceder este lunes, una vez se llegue a un acuerdo sobre la cifra de productividad. Como puede que no.
Legalmente hablando, la negociación tiene hasta el 15 de diciembre para llegar a un acuerdo. Si no, se pueden citar sesiones extra que irían hasta el 30 de diciembre. Si ese día no se ha llegado a un aumento concertado, el Gobierno expide el alza por decreto.
En las presentaciones del viernes pasado, Fedesarrollo propuso que el alza no fuera mayor a 9,6 % (o sea, el límite de inflación). La propuesta, como era de esperarse, no cayó nada bien entre las centrales obreras.
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