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Aunque el futuro energético es desafiante, también está lleno de oportunidades, pues pone a prueba el ingenio de quienes buscan producir más contaminando menos.
El panorama en Colombia es especialmente retador, ya que las cifras de XM muestran que en los últimos 15 años la demanda de energía ha crecido un 50 %. En 2024 esta cerró en 82.084 gigavatios hora (GWh), lo que implicó una variación anual del 2,3 %.
Quienes han estudiado este fenómeno, como los investigadores del proyecto colaborativo Our World in Data de la Universidad de Oxford, señalan que la demanda energética ha aumentado al mismo ritmo que la riqueza y la población mundial. El problema, advierten, es que si este crecimiento no se compensa con mejoras en la eficiencia y la sustitución de combustibles fósiles por fuentes más limpias, el consumo de energía dejará de ser sostenible.
En el foro “70 años construyendo el desarrollo de los territorios”, organizado por EPM, Foros El Espectador y Caracol Televisión, el exministro de Hacienda y rector de la Universidad EIA, José Manuel Restrepo, destacó que la demanda energética seguirá en aumento.
Gran parte de esto se explica por el auge de la inteligencia artificial, pues los grandes centros de procesamiento de datos que necesita para operar consumen una considerable cantidad de energía. Según la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), se estima que para el año 2035 la IA representará el 5 % del consumo total de electricidad en la región. Esta cifra equivale a más de 120 teravatios hora (TWh) al año.
Por otro lado, está la creciente adopción de dispositivos electrónicos conectados en los hogares. Según la firma IoT Analytics, en 2023 había 16.600 millones de dispositivos con conexión a internet (como cámaras, televisores, lavadoras inteligentes y aspiradoras), lo que representó un incremento del 15 % frente a 2022. Lo más llamativo es que este crecimiento se mantiene a doble dígito año tras año: en 2024, las estimaciones apuntaron a un aumento del 13 %, con más de 18.800 millones de aparatos.
En este escenario, resalta Restrepo, es estratégico el papel que desempeñan empresas como EPM, las cuales no solo se limitarán a la generación o distribución de energía, sino que le apostarán (y ya lo están haciendo) al desarrollo de nuevas tecnologías y procesos eficientes.
Como asegura Humberto Iglesias Gómez, vicepresidente de negocios de EPM, este no es un trabajo que puedan hacer solos, ya que necesitan los aportes de sus contratistas, proveedores, consultores, ingenieros y operarios, entre otros colaboradores.
Este directivo puntualizó que, gracias a esto, EPM ha logrado incorporar en su cadena de valor tecnologías limpias, sistemas digitales, materiales sostenibles y modelos de contratación más transparentes y eficientes.
Por su parte, el gerente de abastecimiento y logística de EPM, Juan Carlos Giraldo, señaló que para la empresa es importante el consumo responsable y eficiente; es decir, que no haya pérdidas en los procesos, pero también en que los usuarios tomen conciencia de que se deben cuidar los recursos.
“La economía circular es uno de los grandes retos que queremos alcanzar. Hoy contamos con un centro dedicado exclusivamente a este propósito. Antes, los desperdicios se convertían en chatarra que se subastaba; ahora, materiales como el plástico de las luminarias de alumbrado público o de los contadores de energía se recolectan, funden y transforman. Esa materia prima la estamos utilizando en el cerramiento de nuestras centrales hidroeléctricas”, explica. Añade que algo similar ocurre con los metales que resultan de sus procesos productivos, los cuales son reutilizados para fabricar herramientas.
Una de las empresas que participó en este foro es Bia Energy. Su CEO, Sebastián Ruales, explica que, aunque la conciencia ambiental ha ganado protagonismo, el principal incentivo sigue siendo económico. Por ello, gran parte de su estrategia se enfoca en ofrecer herramientas y datos de consumo a los usuarios, para que comprendan sus hábitos y puedan implementar cambios orientados a la reducción.
Parte de las herramientas que están marcando esta transformación son los medidores inteligentes, los cuales brindan datos a empresas y usuarios y permiten un consumo más consciente.
El impacto de esta estrategia ya es evidente. En promedio, sus usuarios han bajado su consumo en un 7 % y, gracias a la implementación de otras tecnologías como condensadores, se ha logrado reducir otro 5 %. En su portafolio también está la instalación de paneles solares en los hogares para que estos puedan autogenerar la energía que consumen. Esto ha permitido que hasta la fecha se hayan evitado 44.250 toneladas de dióxido de carbono.
“Estos resultados evidencian que la sostenibilidad no depende solo de generar energía limpia, sino también de consumir de manera eficiente e informada. La energía más limpia es la que no se consume, y la única forma de saber esto es con datos y tecnología”, concluye.
En un contexto en el que el consumo energético no deja de crecer, la sostenibilidad, más que una meta, se convierte en el camino que marcará el futuro de la energía.
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