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Se trata de la Resolución 387 de 2016 de la Agencia Nacional del Espectro (ANE), que profundiza en lo plasmado en el Plan Nacional de Desarrollo: que pequeñas antenas (conocidas como picoceldas o microceldas) se puedan desplegar fácilmente sin necesidad, por ejemplo, de una autorización para el uso del suelo, debido a que no requieren de una obra civil para su instalación.
Según Martha Liliana Suárez, directora de la ANE, las pequeñas estructuras con bajas potencias, como las micro y picoceldas, están pensadas para ser dispuestas en sitios donde hay alta densidad de personas y, por lo tanto, mayor demanda de servicios. Por ejemplo, estadios y centros comerciales.
“Fortalecemos el sistema de monitoreo de la exposición de la gente a campos electromagnéticos. Antes seguíamos recomendaciones de la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones), pero desde el 2005, cuando salió el Decreto al respecto, hasta hoy han salido nuevas recomendaciones basadas en los nuevos estudios”, precisó Suárez.
En suma, según la ANE, la resolución es más estricta sobre la información que los operadores deben entregar, pues deben demostrar que sus equipos cumplen los parámetros requeridos, información que llegará a la ANE y será publicada en su página web para que pueda ser consultada por cualquier ciudadano.
El Gobierno ha pedido a ciudades como Bogotá, Cali e Ibagué, entre otras, que adecúen sus POT para permitir la instalación de antenas y se ha reunido incluso con la Rama Judicial para defender su punto de vista sobre el despliegue de infraestructura. Éste, según el Gobierno, permite mejor servicio de telecomunicaciones, por un lado. Por otro, mientras menos antenas haya y más lejos estén, se necesita mayor potencia, lo cual, según la ANE, es lo que puede ser nocivo para la salud.
Lo cierto es que desde que se decidió al respecto en el Plan de Desarrollo, la Federación Colombiana de Municipios aseguró que el papel de los alcaldes quedaba reducido. Además, en la jurisprudencia hay casos en los que, aplicando el principio de precaución, los jueces han ordenado desinstalar antenas por la posible afectación que puedan causar al bienestar de personas que usan marcapasos, por ejemplo. Aún así, de acuerdo con expertos, no hay evidencia científica de que las antenas de televisión o telefonía generen cáncer.