
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Los mercados emergentes han debido soportarlo todo: una venta masiva en enero que generó aumentos de emergencia en las tasas de interés, luego un repunte y, ahora, una renovada serie de tensiones geopolíticas centradas en Crimea.
Esta confusión genera oportunidades, pero pocos parecen haberlas aprovechado. Las reglas para lograr un desempeño más alto en los mercados desarrollados es bien conocida y se ha puesto en práctica varias veces. Sin embargo, mientras que las mismas reglas aplican para los mercados emergentes, son mucho más débiles.
Esta, al menos, parece ser la lección principal de un enorme estudio histórico que fue publicado el mes pasado por Elroy Dimson, Paul Marsh y Mike Staunton, tres académicos del London Business School, para su exhaustivo ejercicio de investigación anual: el Anuario Credit Suisse de Retornos por Inversiones Mundiales.
Ellos, como otros académicos, han identificado tres efectos repetitivos en los mercados desarrollados que llevaron a desempeños mejores que el promedio en el largo plazo. Estos son el efecto valor (las acciones más baratas tienen un desempeño mejor al promedio), el efecto tamaño (las acciones más pequeñas tienen un desempeño mejor que el promedio) y el efecto del impulso (los ganadores tienden a seguir ganándoles a los perdedores).
En los mercados emergentes, el efecto valor es todavía más fuerte. La investigación Dimson/Marsh/Stauton, que se remonta a 2000, halla que las compañías menos costosas, juzgando por los retornos de sus dividendos, tuvieron un desempeño 4,3% más alto que el promedio por año, en comparación con el 3,1% que se presenta en los mercados desarrollados.
No obstante, el efecto tamaño es más débil, con las compañías más grandes gozando de un desempeño mejor que el promedio en seis mercados emergentes durante este período. En promedio, la ventaja de “tamaño” ha sido de tan sólo 1,9% en los mercados emergentes, en comparación con el 6,6% en el mundo desarrollado.
En cuanto al efecto impulso, una política de comprar los “ganadores” de los últimos seis meses y comprar menos “perdedores” llevó a un desempeño mejor que el promedio de 0,78% al mes en el mundo desarrollado, pero de sólo 0,24% en los mercados emergentes. Siete de éstos tuvieron retornos negativos sobre las compras bajo el principio de impulso.
Así que los mismos efectos básicos entran a jugar en los mercados emergentes, pero su fortaleza es muy distinta. Comprar más barato eventualmente funciona. Depender del impulso, dada la volatilidad del ánimo de los inversionistas en estos mercados y cuán propensos están a reversos repentinos, es todavía más incómodo.
Igualmente, comprar compañías más pequeñas en mercados que a menudo son oligopolios dominados por unos pocos grandes jugadores puede ser un problema o, alternativamente, los grandes jugadores del mundo emergente que se han convertido en conglomerados globalizados resultaron prohibitivamente difíciles de soportar.
El problema en torno a Rusia es el ejemplo perfecto. Desde hace algún tiempo Rusia ha sido un destino perfecto para comprar. Antes de la escalada militar en Crimea era el más barato de todos los mercados emergentes, según MSCI. Las acciones de Rusia estaban disponibles por menos del 70% de su valor en los libros. Esto no evitó que el lunes hubiera una venta masiva, que llevó a que la Bolsa de Rusia llegara a casi la mitad de su pico poscrisis.
Esto parece ser claramente un impulso a la baja. Pero las estrategias de impulso también se habrían visto frustradas por los rápidos cambios de precio de los últimos días. El índice RTS de Rusia cayó 14% para llegar a un punto el lunes, y luego ganó 9,5% durante las siguientes 24 horas.
El problema del impulso no se limita a Rusia. El descontento civil ha provocado crisis de severidad variable en tres países distintos durante los últimos seis meses: Tailandia, Turquía y Rusia.
En todos los casos, las tasas más altas de los bancos centrales han sido parte de la respuesta.
El cronograma político en los mercados emergentes durante el resto del año ofrece poco espacio para respiros. Hay elecciones en Colombia, Turquía, Hungría, India, Sudáfrica, Indonesia y Brasil. Es de esperar que haya retórica populista y quizá gastos fiscales de inicio de gobierno.
La gobernabilidad después de la crisis financiera, en general, ha empeorado. Las acciones que más obviamente tienen un valor bajo en las pantallas suelen incluir a grupos energéticos que habían estado nacionalizados, o a bancos chinos, donde el tema de gobernabilidad es particularmente importante. Encima de todo esto, el trasfondo macroeconómico para los mercados emergentes no se ve bien. Enfrentan aumentos en las tasas, al tiempo que la Reserva Federal lentamente sale del relajamiento cuantitativo, pero también hay una desaceleración de la demanda por parte de China.
Esto hace que la inversión en mercados emergentes sea más difícil de lo normal. Si usted hace suficiente investigación sobre el valor intrínseco de una compañía, eventualmente se verá recompensado. Cualquiera que sea lo suficientemente paciente para hacer este trabajo hallará algunas compañías en descuento, pero ninguna de ellas será en Rusia.