México mejora condiciones para la próxima subasta petrolera
Exxon Mobil Corp., Chevron Corp. y Total SA se abstuvieron de participar en la primera subasta en julio.
Bloomberg News
México mejoró los términos de la próxima subasta de bloques petrolíferos esforzándose por evitar una repetición de su fallido intento anterior de abrir la industria. La gran pregunta ahora es: ¿será suficiente?
Los inversionistas responderán esa pregunta este miércoles en una venta bloques de exploración y producción en aguas someras, apenas la segunda del país desde que nacionalizó el sector petrolífero en 1938. En vista de que los gigantes globales como Exxon Mobil Corp., Chevron Corp. y Total SA se abstuvieron de participar en la primera subasta en julio, México reescribió las reglas. Esta vez, los bloques son más grandes, las condiciones financieras menos rígidas y la tajada de ganancias del gobierno es más pequeña.
Aún con los términos de subasta mejorados, México debe luchar contra vientos globales en contra que podrían afectar el resultado, dijo Fadel Gheit, analista de Oppenheimer Co. en Nueva York. Los precios del petróleo se han desplomado más de 50 por ciento en el último año y empresas que van desde ConocoPhillips Co. hasta Marathon Oil Corp. están reduciendo inversiones.
“El problema es el momento –no es adecuado”, dijo Gheit. “No hay suficiente dinero. No tiene nada que ver con la calidad de los activos o las normas y regulaciones”.
Otra posible desventaja es el hecho de que las joyas de aguas profundas en las que tienen puestos los ojos las grandes petroleras están ausentes de esta subasta. La primera venta abarcó 14 yacimientos cercanos a la costa que contenían como mucho algunos cientos de millones de barriles de crudo cada uno –y la subasta del miércoles ofrece sólo algunos cientos de millones más– los más promisorios son los yacimientos de aguas profundas cerca de la línea que divide las aguas estadounidenses y mexicanas del Golfo de México. Esos activos no estarán en juego hasta el año próximo.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, cuenta con las inversiones petroleras extranjeras para remontar su economía vacilante. El año pasado, su administración impulsó con éxito cambios constitucionales para desnacionalizar la industria petrolera con el fin de atraer US$62.500 millones en inversiones privadas y sumar al menos 1 punto porcentual al crecimiento del producto interno bruto de México en 2018.
En la subasta de julio, sólo dos de los 14 bloques en venta encontraron compradores. Muchos atribuyeron este resultado decepcionante a la ausencia de activos atractivos, así como también a los términos financieros y contractuales que pueden haber llevado a echarse atrás a los exploradores estadounidenses y europeos.
‘Experiencia de aprendizaje’
El comisionado nacional de hidrocarburos, Juan Carlos Zepeda, dijo en una entrevista en agosto que había sido una “experiencia de aprendizaje”.
Con la esperanza de un mejor resultado, el gobierno bajó la garantía que deben aportar las compañías y los grupos desde US$6.000 millones hasta US$1.000 millones. La Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional de Hidrocarburos también redujeron los pagos de regalías mínimas de 30 a 36 por ciento de la ganancia. En la subasta de julio, el gobierno no reveló de antemano cuál sería el porcentaje, esencialmente “escondiendo la pelota” a los posibles oferentes, dijo Tim Samples, profesor de derecho y analista en el área de energía mexicana en la Universidad de Georgia en Atenas.
“Los reguladores parecen estar respondiendo al mercado y a las reacciones de los inverionistas”, dijo en una entrevista telefónica. “Los consorcios podrían volverse muy agresivos en esta próxima ronda”.
México mejoró los términos de la próxima subasta de bloques petrolíferos esforzándose por evitar una repetición de su fallido intento anterior de abrir la industria. La gran pregunta ahora es: ¿será suficiente?
Los inversionistas responderán esa pregunta este miércoles en una venta bloques de exploración y producción en aguas someras, apenas la segunda del país desde que nacionalizó el sector petrolífero en 1938. En vista de que los gigantes globales como Exxon Mobil Corp., Chevron Corp. y Total SA se abstuvieron de participar en la primera subasta en julio, México reescribió las reglas. Esta vez, los bloques son más grandes, las condiciones financieras menos rígidas y la tajada de ganancias del gobierno es más pequeña.
Aún con los términos de subasta mejorados, México debe luchar contra vientos globales en contra que podrían afectar el resultado, dijo Fadel Gheit, analista de Oppenheimer Co. en Nueva York. Los precios del petróleo se han desplomado más de 50 por ciento en el último año y empresas que van desde ConocoPhillips Co. hasta Marathon Oil Corp. están reduciendo inversiones.
“El problema es el momento –no es adecuado”, dijo Gheit. “No hay suficiente dinero. No tiene nada que ver con la calidad de los activos o las normas y regulaciones”.
Otra posible desventaja es el hecho de que las joyas de aguas profundas en las que tienen puestos los ojos las grandes petroleras están ausentes de esta subasta. La primera venta abarcó 14 yacimientos cercanos a la costa que contenían como mucho algunos cientos de millones de barriles de crudo cada uno –y la subasta del miércoles ofrece sólo algunos cientos de millones más– los más promisorios son los yacimientos de aguas profundas cerca de la línea que divide las aguas estadounidenses y mexicanas del Golfo de México. Esos activos no estarán en juego hasta el año próximo.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, cuenta con las inversiones petroleras extranjeras para remontar su economía vacilante. El año pasado, su administración impulsó con éxito cambios constitucionales para desnacionalizar la industria petrolera con el fin de atraer US$62.500 millones en inversiones privadas y sumar al menos 1 punto porcentual al crecimiento del producto interno bruto de México en 2018.
En la subasta de julio, sólo dos de los 14 bloques en venta encontraron compradores. Muchos atribuyeron este resultado decepcionante a la ausencia de activos atractivos, así como también a los términos financieros y contractuales que pueden haber llevado a echarse atrás a los exploradores estadounidenses y europeos.
‘Experiencia de aprendizaje’
El comisionado nacional de hidrocarburos, Juan Carlos Zepeda, dijo en una entrevista en agosto que había sido una “experiencia de aprendizaje”.
Con la esperanza de un mejor resultado, el gobierno bajó la garantía que deben aportar las compañías y los grupos desde US$6.000 millones hasta US$1.000 millones. La Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional de Hidrocarburos también redujeron los pagos de regalías mínimas de 30 a 36 por ciento de la ganancia. En la subasta de julio, el gobierno no reveló de antemano cuál sería el porcentaje, esencialmente “escondiendo la pelota” a los posibles oferentes, dijo Tim Samples, profesor de derecho y analista en el área de energía mexicana en la Universidad de Georgia en Atenas.
“Los reguladores parecen estar respondiendo al mercado y a las reacciones de los inverionistas”, dijo en una entrevista telefónica. “Los consorcios podrían volverse muy agresivos en esta próxima ronda”.