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El bloqueo en la vía que conecta a Bogotá con Villavicencio completa una semana. Las entidades encargadas continúan removiendo los más de 10.000 metros cúbicos de material que se desprendieron de la montaña y cayeron sobre la carretera, en el municipio de Chipaque (Cundinamarca).
Mientras tanto, desde el concesionario Coviandina se trabaja en la habilitación de una variante de 600 metros de longitud, cerca del sitio de derrumbe. Esta facilitará el paso provisional para todo tipo de vehículos, mientras se terminan las labores de remoción.
La falta de comunicación terrestre, y su evidente impacto en las cadenas logísticas, ya comienza a generar estragos en la economía. De momento, los más afectados son los comerciantes del sector.
Este viernes se conoció que algunos municipios del Meta ya empezaron a experimentar escasez de combustible. Según lo explicado a El Espectador por Alejandro Ribero, director ejecutivo de la Federación de Combustibles y Energéticos en los Llanos Orientales y Cundinamarca, existe una planta de Terpel que está interconectada a los oleoductos de Ecopetrol en Apiay (corregimiento cercano a Villavicencio), así como otras de Biomax que se llenan desde Bogotá. Todas las demás estaciones de servicio tienen desabastecimiento.
Ribero detalla que hay una protesta en la salida de la planta de Ecopetrol, la cual no deja abastecer la planta y, por ende, agrava la situación.
El directivo resalta que son muchos los municipios del departamento que no tienen estaciones Terpel. Algunos de los más afectados son Fuente de Oro, Vista Hermosa y Puerto Concordia.
“Es incierto cuándo volverán a abrir la vía, y no sabemos si se permitirá el paso de las tractomulas por la vía alterna que se está habilitando. Las rutas alternas tampoco permiten el tránsito de las tractomulas, por las condiciones en las que está la vía, además de las afectaciones importantes que ha experimentado”, explica.
Una alternativa es pasar el combustible a vehículos más pequeños. El problema, advierte, es que están cobrando $800 por galón transportado, cuando el precio normal son $250. Ese sobrecosto no se le puede trasladar al consumidor final, pues la regulación lo impide.
“El margen de ganancia por galón es de 1.000, aunque hay que descontar los costos de la operación. Al cargar sobrecostos de $500 deja de ser rentable. Se formó la tormenta perfecta porque hay afectaciones en las tres vías que conectan al Llano”, añade.
Desde la federación están pendientes de la evolución de la situación, pues si sigue lloviendo es altamente probable que los derrumbes continúen afectando la zona y sus vías.
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