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En los años 70, algunas revistas estadounidenses especializadas en economía rechazaron publicar artículos de Paul Krugman sobre comercio internacional, por considerar que sus teorías eran demasiado heterodoxas. Esas mismas teorías le valieron a Krugman obtener el Premio Nobel de Economía de 2008.
Muchos de sus puntos de vista liberales sobre economía los ha dado a conocer a través de su columna quincenal en The New York Times, que reproducen diarios de todo el mundo, entre los que se encuentra El Espectador, pero quienes consideraron su nombre para el Nobel insisten en que su nominación se debe a su labor como economista y no por su trabajo como columnista.
Empezó a escribir en el diario neoyorquino al tiempo que George W. Bush llegó a la Presidencia de Estados Unidos, y durante estos ochos años varios de sus artículos más comentados han criticado la política económica e internacional del actual Mandatario.
Para el catedrático de economía internacional en la Universidad de Harvard, Pol Antràs Puchal, este espacio mediático le ha servido a Krugman para ganarse un lugar en el Partido Demócrata. “Sus continuas críticas al gobierno republicano de George W. Bush, publicadas en su columna en The New York Times, le han convertido en una figura importante dentro del panorama demócrata norteamericano. ¿Puede uno interpretar la concesión del premio a Krugman como una nueva bofetada a Bush, como algunos quisieron leer el Premio Nobel de la Paz otorgado al ex candidato demócrata Al Gore en 2007? La respuesta es un contundente no: el Nobel a Krugman no tiene ningún cariz político”, concluye Antràs Puchalen en un artículo que publicó ayer el Diario Expansión, de España.
A Krugman se le considera como uno de los escritores más influyentes del mundo en asuntos de economía y política, basándose en conceptos propios como su “nueva teoría del comercio” y su “nueva geografía económica”.
Uno de sus mayores aportes ha sido crear modelos matemáticos que resuelven el problema de ¿dónde ocurre la actividad económica y por qué?, así como su capacidad para sintetizar en una columna y mediante un lenguaje sencillo sus teorías macroeconómicas, basadas en la escuela neokeynesiana.
Sus artículos también han llegado a los lectores de publicaciones como Fortune, Slate, The Harvard Business Review, Foreign Policy, The Economist, Harper’s, y Washington Monthly.
Krugman nació en 1953 en el estado de Nueva York, y a sus 55 años, además del Nobel, acumula otros galardones entre los que se encuentran la medalla John Bates Clark, otorgada por la American Economic Association, y el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales de 2004.
Precisamente, la fundación ibérica que le otorgó el premio en 2004 señaló ayer: “El profesor Krugman ha elaborado interpretaciones innovadoras sobre las principales cuestiones económicas de nuestro tiempo, de gran influencia en la opinión pública. Su obra se caracteriza por la proyección de los resultados de la investigación a las condiciones reales de vida y bienestar, destacando especialmente su preocupación por el tratamiento de las desigualdades económicas regionales”.
Se graduó como economista en la Universidad Yale en 1974, y luego obtuvo su Ph.D. en Economía del Massachusetts Institute of Technology (MIT), en 1977. Ha sido profesor de Yale, MIT, Stanford, y desde 2000 se encuentra dando clases en la Universidad de Princeton.
Sus críticos, especialmente los economistas conservadores, le recuerdan que fue asesor de la presidencia de Ronald Reagan y de Enron. En el primer caso, muchos analistas consideran que ese gobierno es en buena parte el culpable de la actual crisis financiera, gracias a su desregulación del sector. En cuanto a Enron, su quiebra se convirtió en uno de los mayores escándalos en la historia estadounidense.