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El Premio Nobel de Economía fue entregado este año a Abhijit Banerjee, Esther Duflo y Michael Kremer por “su enfoque experimental para aliviar la pobreza global”. Los ganadores nos muestran el impacto que puede tener una aproximación científica a las políticas sociales y la importancia del trabajo empírico para enriquecer las teorías económicas.
Su trabajo ha revolucionado la economía como ciencia, el desarrollo económico y la implementación de políticas públicas en el mundo. El premio se otorga por tres razones. El tema: la lucha contra la pobreza. El método: el enfoque experimental para identificar lo que funciona mejor en esta lucha. El legado: una organización mundial que busca reducir la pobreza a partir de evidencia científica.
El tema: la pobreza
Banerjee, Duflo y Kremer estudian la vida de los más pobres en el mundo y buscan identificar cómo mejorarla. Su investigación se centra en entender los aspectos que inciden en la pobreza, tales como salud y educación, y el impacto de intervenciones puntuales sobre estos. Entre las muchas preguntas que sus estudios responden están las siguientes: ¿por qué los campesinos en Kenia no están dispuestos a comprar fertilizantes que podrían aumentar su cosecha?, ¿es posible mejorar las tasas de vacunación en India con una bolsa de lentejas?, ¿logran los programas de desparasitación incrementar la asistencia escolar?
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Su enfoque nos deja varias lecciones. Por un lado, la importancia del trabajo de campo en la investigación económica. Sus estudios no se basan en un concepto abstracto o matemático de la pobreza, sino en las vivencias de las personas y los conocimientos de las organizaciones locales. En su libro Repensar la pobreza, Duflo y Banerjee muestran cómo el enfoque de su investigación parte y se enriquece de entrevistas con hogares en situación de pobreza. Por otro lado, su trabajo también ejemplifica el alcance de los estudios económicos actuales. Las preguntas que responde la disciplina no se limitan a aquellas que son tradicionalmente consideradas como “económicas”. Sus estudios no se centran en la política monetaria ni en los mercados financieros, sino en los problemas y decisiones que los más pobres del mundo afrontan en su vida diaria.
El método: experimentos aleatorios controlados
Su enfoque es empírico y está basado en la premisa de que para determinar cuáles son las mejores estrategias para reducir la pobreza lo mejor es experimentar. Así como en la medicina se practican experimentos aleatorios controlados para determinar qué tan efectivo es un nuevo medicamento, lo mismo se puede hacer para implementar mejores políticas sociales. En lugar de tomar decisiones acerca de políticas públicas basadas en ideología, hay que evaluar cuáles son las que mejor funcionan.
En un experimento controlado, una parte de la población recibe aleatoriamente una intervención y otra no. Debido a que lo único en lo que difieren los dos grupos es la intervención, es posible determinar su impacto al comparar los resultados de ambos grupos. Al poder identificar los efectos causales de las intervenciones es posible determinar cuáles son las estrategias más efectivas en la lucha contra la pobreza. Por ejemplo, Duflo muestra que dar información sobre los retornos educativos y programas de desparasitación son estrategias costo-efectivas para incrementar los años de educación.
El legado
Pero el mayor logro de Duflo, Banerjee y Kremer está en su legado, en la proyección de sus ideas y métodos en el largo plazo y la búsqueda de una continuidad más extensa que ellos. A mediados de los años 90, Kremer fue el pionero en implementar experimentos aleatorios en Kenia. En 2003, Banerjee y Duflo, junto a Sendhil Mullainathan, crearon un laboratorio para la lucha contra la pobreza en todo el mundo: J-PAL.
J-PAL es un centro global de investigación que trabaja para reducir la pobreza utilizando la evidencia científica como guía para las políticas públicas. La organización, liderada por Rachel Glennerster e Iqbal Dhaliwal, ha cumplido un rol fundamental para que el enfoque experimental se transfiera de los círculos académicos al mundo real. Hoy en día, hay 181 investigadores afiliados a J-PAL, quienes han aplicado el trabajo de los Nobel por todo el mundo. Muchos de estos investigadores han sido sus coautores o estudiantes y su trabajo ha sido clave para la expansión de la red en muchos países. Por ejemplo, Dean Karlan, estudiante de Duflo, fundó IPA, organización que opera en Colombia y que, como socio de J-PAL, se encarga de ejecutar experimentos aleatorios en el ámbito local.
El éxito del método también se debe a los riesgos que asumieron los socios locales. Hay que agradecer a los funcionarios públicos, que, más allá de sus ideologías e intereses políticos, han creído en la experimentación como mecanismo de mejora de políticas públicas. También a las ONG en todo el mundo, que a pesar de los posibles resultados adversos decidieron evaluar sus programas para saber dónde es mejor invertir sus recursos. Ejemplos concretos, como el Minedulab en Perú, un laboratorio que busca nutrir la política educativa mediante la evaluación rigurosa de intervenciones de bajo costo, permiten entender el alcance del trabajo de Banerjee, Duflo y Kremer.
Hay muchas razones para celebrar este Premio Nobel. Esther Duflo no es solo la segunda mujer en recibir el galardón, sino también la persona más joven. El premio hace de la lucha contra la pobreza el eje central de la economía como ciencia. Y es también un reconocimiento a quienes han contribuido al uso del método científico como herramienta para mejorar las políticas públicas. El día del anuncio del premio hubo celebraciones en todo el mundo.
El personal de J-PAL en Boston, encuestadores en Kenia, varias ONG en India y funcionarios públicos en Perú celebraron la entrega del galardón como si ellos lo hubieran recibido. Y lo hicieron porque también es de ellos; por los riesgos que han asumido en la implementación del enfoque experimental y su dedicación al uso de la ciencia como herramienta efectiva en la lucha contra la pobreza. Sería ingenuo afirmar que el enfoque experimental para combatir la pobreza está libre de críticas; críticas que siempre son útiles para el avance científico. Pero decidimos enfocarnos en quienes han contribuido a extender por todo el mundo el método por el que Banerjee, Duflo y Kremer reciben el Nobel. A ellos también: ¡felicitaciones!
*Stephanie Majerowicz es investigadora postdoctoral en el Instituto del Comportamiento y la Desigualdad (briq) y profesora asistente en la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes. Recibió su doctorado en políticas públicas de Harvard bajo la asesoría de Asim Khwaja, Rema Hanna y Michael Kremer.
*Román Andrés Zárate es investigador postdoctoral en el Instituto del Comportamiento y la Desigualdad (briq) y profesor asistente en el departamento de Economía de la Universidad de Toronto desde 2020. Recibió su doctorado en economía de MIT bajo la asesoría de Joshua Angrist, Esther Duflo y Parag Pathak.