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El avance en la consolidación del proyecto que tiene el gobierno del presidente Iván Duque para hacer de la economía naranja y del emprendimiento significativas fuentes de crecimiento y equidad continúa dando de qué hablar. Y no solo por cuenta de buenas noticias como la reciente apertura en Medellín del primer Centro para la Cuarta Revolución de carácter hispanoparlante, sino por la aprobación de valiosas herramientas –vía Plan Nacional de Desarrollo- que sientan importantes bases para estimular el progreso de estos sectores y, también, por cuenta del despegue de instrumentos financieros pioneros.
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Pero antes de hablar de estas herramientas estratégicas que el Gobierno ha diseñado para que la economía naranja vuele más alto, hay que dimensionar su contundente relevancia. Primero, debe resaltarse que las industrias creativas y culturales generan alrededor de 250.000 puestos de trabajo, que tienen registradas cerca de 43.000 compañías y que su valor agregado aportado a la economía está alrededor de los $8,1 billones anuales. Estas no son cifras menores para un sector que se proyecta como uno de los protagonistas de la recuperación económica.
Colombia es uno de los países con más alto potencial para el desarrollo de la economía naranja y del emprendimiento. Por ello, como punto de partida, el Plan de Desarrollo en uno de sus tres pactos estructurales (llamado Emprendimiento) trazó como objetivo estimular a los emprendedores, formalizar el trabajo y fortalecer el tejido empresarial bajo la guía de la legalidad.
Así, el Plan deja claro su respaldo no solo al emprendimiento y a la inserción de Colombia en la Cuarta Revolución Industrial, sino a dimensiones inherentes a estos factores como la transformación empresarial, el aprovechamiento de los mercados internacionales, la simplificación de trámites, la innovación y el desarrollo tecnológico.
Y esto se logra, solo para poner tres puntos del Plan como muestra, con propuestas como la creación de un modelo pionero de emisión de acciones e instrumentos de crédito enfocado en las pequeñas y medianas empresas, con el fomento a los microcréditos por medio del sector financiero y con el establecimiento de condiciones para que se reglamente el pago de operaciones comerciales en plazos justos. Esto último –un compromiso del Presidente de la República- mejorará la competitividad y la liquidez de empresarios y emprendedores de la economía naranja y, por supuesto, de todos los sectores.
Más allá de estas significativas herramientas incorporadas en la hoja de ruta del gobierno Duque, es necesario destacar aquí que el Ejecutivo ha trabajado sin descanso en fortalecer las capacidades de innovación empresariales, en el robustecimiento de clústeres en las regiones y en atraer fondos de inversión para el emprendimiento y la economía naranja. Y en esta tarea, quiero resaltar que el Ministerio de Cultura (entidad que lidera el Consejo Nacional de Economía Naranja) ha sido un aliado fundamental el cual ha ayudado a direccionar los esfuerzos de instituciones como Planeación Nacional, Sena, Ministerio de las TIC, entre otras.
Otra buena señal de que en la economía naranja están pasando buenas cosas es la acogida que han tenido por parte de los empresarios de este sector instrumentos como la línea de crédito ‘Exprimiendo la Naranja’ –lanzada con Bancóldex recientemente– y la emisión de Bonos Naranja por $400.000 millones.
Por ejemplo, solo en el primer trimestre del año 2019, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo –a través de Bancóldex– ha beneficiado a 614 empresarios naranja con desembolsos por $25.700 millones que ya están ayudando a cubrir importantes necesidades de capital de trabajo e inversiones de modernización.
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Está claro que el Gobierno tiene en frente grandes retos como la creación de nuevos vehículos financieros, el encadenamiento de sectores naranja a otros renglones de la economía, la consolidación de la institucionalidad y la generación de empleo. Pero los primeros pasos en la dirección correcta ya han sido dados y, sin duda, las bases para que la economía naranja crezca de la mano de actores como el sector privado, el sector público, la academia y los emprendedores, ya están erguidas. Aunque el camino que falta por recorrer no es poco, el país ya debe prepararse para recoger los frutos que vienen con la expansión de la economía naranja.
*Ministro de Comercio, Indsutria y Turismo