Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Muchas han sido las tormentas que ha tenido que soportar American Insurange Company (AIG) en los últimos meses, derivadas de la crisis financiera mundial. La situación derivó en el cambio de nombre para muchas de sus compañías de seguros de vida en el mundo, incluida Colombia.
Ahora se llama Alico, (American Life Insurange Company). Hablamos con su presidente en nuestro país, Santiago Osorio, sobre el momento del conglomerado asegurador, las implicaciones del cambio y de la industria en Colombia.
¿Cuál es la situación de AIG?
El grupo en el mundo y en EE.UU. está en reestructuración. Lo hace para atender sus obligaciones con el gobierno de Estados Unidos. El objetivo es pagar la deuda, que hasta hace un mes era de US$38 mil millones. Hay confusión, la gente piensa que es de US$180 mil millones, que es el conjunto de ayudas que ha recibido la compañía del gobierno.
¿De dónde sale la cifra de US$180 mil millones?
Hay US$40 mil millones de la emisión preferencial de acciones, que bajó la deuda con la Federal Reserve de Nueva York. Luego vino el TART (fondos de ayudas a las entidades financieras), que permitió llegar a un acuerdo con el gobierno de EE.UU. que puso una plata, AIG otra y se constituyeron dos entidades en las cuales se depositaron los activos hipotecarios malos que tenía la compañía. Esa movida, que no fue un préstamo sino una ayuda, costó cerca de US$53 mil millones. Hay unos activos que con el tiempo se recuperarán y se venderán.
¿Y los otros US$60 mil millones?
Son el tope del crédito, algo parecido a los US$10 mil millones que Colombia le pidió prestado al Fondo Monetario Internacional, con la diferencia de que a AIG sí le cuestan los intereses porque los ha utilizado, al gobierno colombiano no. Realmente, AIG ha utilizado US$38 mil millones. Y hay US$30 mil millones, por si acaso. De hecho, los mercados ya descontaron todas estas cosas y la acción hoy está costando US$1,80. Si la situación de AIG es mejor, ¿por qué cambiaron el nombre AIG por el de Alico?
Alico es uno de los activos del Grupo AIG que se va a destinar al pago de los US$38 mil millones, más otros que ya se han vendido y una compañía que se llama AIA, (American Internacional Asurange Company). Son compañías de vida muy grandes cuyo valor va a ser aceptado por el gobierno americano para deducción de la deuda que tiene AIG. Eso va a suceder en los próximos tres meses. Por eso estamos en la transición de salida del grupo.
¿Cuáles son las etapas?
En la primera, el gobierno americano nos aisla (a Alico y a AIA) de la problemática, pasan a algo similar a una “fiducia”, hay unos activos destinados a un fin, venderlos en las bolsas y con esos recursos se paga la deuda. En el entretanto, acepta el valor de las compañías como una reducción del crédito y las pone en esa “fiducia” y en unos meses se hace una operación abierta de venta de acciones. No exactamente de Alico, sino de una matriz que se está estructurando, que va a reemplazar la estructura de propiedad de AIG. Una vez estructurada esa entidad propietaria, se coloca en la bolsa, el gobierno americano realiza la plata y hay una desconexión totalmente de AIG.
Hablemos de Alico, que es el nuevo nombre en Colombia
Es la compañía de seguros de vida más antigua del mundo. Nació en Shangai, en 1921, fue la primera empresa que el fundador de AIG creó como una licencia de seguros. Opera en 54 países, en Japón es gigantesca, pero no tiene actividad en EE.UU. Su valor es enorme, por eso el gobierno de EE.UU. la puso en esa especie de “fiducia”. Pero el responsable “político” del buen funcionamiento de Alico sigue siendo AIG, hasta cuando se venda. Alico se seguirá administrando como lo ha venido haciendo desde hace 89 años. En el mundo no hay un mejor administrador de seguros que AIG, pero los derechos son del gobierno americano.
¿El cambio de nombre obedece a que realmente la compañía saldrá de AIG?
Hace unos meses lo hubiéramos podido hacer, pero hubiera parecido como una máscara. Hoy es una realidad que en unos meses no podemos seguir usando la marca AIG. Y adicionalmente nos sirve para aislarnos del ruido alrededor de AIG.
¿Cuáles serán las implicaciones en la operación en Colombia?
Ninguna, seguirá con la misma administración y política de negocios. Para el mercado, es la demostración de que las aseguradoras del grupo AIG que no estaban emproblemadas lograron aguantar el chaparrón. Nuestra instrucción es seguir invirtiendo y creciendo.
¿Cuáles fueron los resultados de la compañía en el país en 2008?
En 2008 excelentes, aunque hay que reconocer que la situación en EE.UU. nos distrajo el último trimestre. El gran daño fue la distracción, estar comunicando y comunicando y aclarando y aclarando y la fuerza de ventas defendiendo el tema con sus clientes. En el primer trimestre de 2009 nos fue muy bien, en vida individual que es nuestro fuerte, crecimos al 26%; accidentes personales creció 18% y salud 19%.
¿Y los efectos de la crisis?
El mercado sí está más complicado, los clientes más nerviosos, algunos están perdiendo sus trabajos. La crisis se ve en la dinámica de la clientela, las empresas que crecían en empleo no lo harán o crecerán menos, eso afecta los seguros de grupo vida y si no crece el empleo, no crecen las primas. Este será un año más complejo, aunque en la medida en que haya desempleo, hay riesgos y oportunidades. Para nosotros como compañía de vida que contrata gente para ventas, los picos de desempleo nos dan acceso a gente de mejor perfil. Pero nos pega por otro lado, hay gente que retira su platica porque se quedó sin trabajo. Se venden menos carros, hay menos pólizas, hay menos comercio internacional, hay menos seguros de transporte. Las compañías tenemos buen respaldo, pero la crisis nos toca.
¿Hay otros canales de transmisión de la crisis?
Los reaseguros se están complicando, hay menor capacidad de reaseguro para ciertos riesgos, porque las grandes reaseguradoras del mundo se han visto afectadas, en los de cumplimiento, en algunos industriales y se suben los precios. Los patrimonios de las grandes reaseguradoras se afectaron.
Se van a afectar proyectos de infraestructura que desarrollará el país como política anticíclica
Hoy, más que nunca hay proyectos en este sentido, pero más que nunca hay restricción de cobertura, es la gran paradoja. Hay inquietud del sector asegurador sobre cómo responder al tema. No es que no haya, sino que se ha reducido la capacidad. Además, en este tema, Colombia está compitiendo con el mundo entero que le apuesta a obras de infraestructura.
¿Qué ha pasado con las rentas vitalicias (seguro de vida que ofrece una renta mensual para toda la vida)?
Es un tema de cal y de arena. No fluía mucho, los fondos de pensiones se quedaban con los dineros de los recursos programados y no trasladaban mucho a las compañías de seguros. Pero en el último año se dinamizó, la arena es que son muchas primas, la cal está en que las tablas de rentistas y las tasas de interés son un enorme desafío. Cuando uno se llena de riesgos a 30 años y la tabla de mortalidad no ha sido actualizada hay un problema. Y si las tasas de interés están muy altas y no hay instrumentos a 30 años hay otra dificultad. Muchas primas, pero alto riesgo.
¿Qué se está haciendo para solucionar estas dificultades?
En camino viene una modificación a las tablas de rentistas, que están trabajando el Ministerio de Hacienda y la Superintendencia Financiera. Y la reforma financiera (en trámite en el Congreso) trata de ordenar el tema cuando la Corte Constitucional ordenó que la pensión mínima debía equivaler al salario mínimo. Eso genera un efecto complicado y es que no hay instrumentos de inversión indexados con el salario mínimo, solo a la inflación, la UVR, TES o emisiones del sector privado, algunas serán de largo alcance, atadas a la inflación. Pero el riesgo está cuando hay una decisión política de incrementar el salario mínimo tres o cuatro puntos por encima de la inflación. En esos incrementos se habla de aumentos por productividad, pero el pensionado no genera productividad, ya la generó.
Además, en la reforma financiera se estructura una figura en la cual el gobierno ofrece algo parecido a un reaseguro, en el cual si el incremento en el mínimo está por encima de la productividad, asumiría la diferencia.