Polémica por créditos de vivienda

Las cifras que entrega la Asociación Nacional de Contribuyentes, Usuarios del Sistema Financiero y Servicios Públicos (Anupac) son alarmantes. Según esta entidad, cada día en Colombia 300 familias son desalojadas de sus viviendas por no cumplir con los pagos.

La información se da al tiempo que el pasado lunes 26 de mayo se cumplieron nueve años de que la Corte Constitucional tumbó el sistema de Unidad de Poder Adquisitivo Constante (Upac) y entró a operar la Unidad de Valor Real (UVR).

Según Fernando Salazar, presidente de Anupac, los jueces no han acatado el fallo de la Corte Constitucional por lo que la reliquidación de las deudas de los créditos de vivienda sigue siendo “abusiva” con los usuarios.

La Asociación habla  que de los 840 mil préstamos  que se encontraban vigentes al momento de la decisión judicial se reconvirtieron cerca de 300 mil.

“A pesar de que las decisiones de la Corte Constitucional establecen que se debían reliquidar todos los créditos sin Upac, ni DTF, los bancos han hecho caso omiso a esto”, señala esta organización.

Pero mientras entidades como la Anupac indican que el cambio de sistema no ha generado mejores condiciones en la financiación de vivienda, otras como la Asobancaria entregan cifras que reflejan lo contrario.

De acuerdo con el gremio que reúne a los bancos, en la actualidad el 2,5% de los créditos hipotecarios del país tiene problemas de morosidad.

Para la vicepresidente de ahorro y vivienda de Asobancaria, Martha Lasprilla, este índice es una clara muestra de que las entidades han cumplido con lo que ordenó la Corte Constitucional.

“Lamentablemente la crisis golpeó muy fuerte a todos los sectores involucrados. Pero el cambio ha surtido efecto”, explica Lasprilla.

Pero más allá de las cifras la situación de los créditos hipotecarios se refleja en el drama que aún viven miles de colombianos. Según Anupac, hay en el país 81 mil procesos judiciales vigentes por este concepto, mientras que la Asobancaria señala que son 39 mil.

Casos reales

Uno de éstos es el de Luisa Sepúlveda, quien en 1995 adquirió una vivienda supuestamente por valor de $32 millones en Bogotá. Sus cuotas mensuales empezaron en $330 mil y en 1999 llegaron a $650 mil.

Tras el fallo de la Corte en el 99, Luisa y su familia habían cancelado $35 millones por su apartamento, pero de acuerdo con la entidad bancaria que le aprobó el crédito, su deuda ascendía a los $45 millones.

Desde ese momento dejó de pagar, en cuatro ocasiones han intentado desalojarla de la vivienda y hoy la deuda suma $100 millones y las cuotas mensuales ascienden a $1 millón 400 mil.

De su testimonio se desprende que su hija menor de 11 años se enfermó por causa de toda esta situación. “Mi esposo vende lotería, chance y otros productos, pero la plata no alcanza para estas cuotas. Así es imposible”.

Luisa insiste en que al igual que lo han hecho en las cuatro ocasiones anteriores, ella, sus tres hijas y su esposo no permitirán que las desalojen del apartamento que, según ella, “ya pagaron”.

Amenaza incluso con prenderle fuego a la vivienda si las autoridades insisten en sacarlos de allí.

El FNA

Al igual que la Asobancaria, el Fondo Nacional de Ahorro (FNA) refuta las cifras de Anupac. La Asociación asegura que el FNA presenta hoy 32.896 procesos ejecutivos vigentes por falta de pago, pero el organismo estatal señala que del total de créditos que tenía al mes de abril (93.197 ), el 88,5% formaba parte de la categoría A, es decir, que no tenían incumplimiento con la entidad. Éstos son 82.479 préstamos que no tienen problemas de morosidad.

En otro aparte Anupac da cuenta de que el FNA ha ejecutado 285 mil desalojos, pero según Édgar Alberto Delgadillo, vicepresidente Financiero del Fondo, la entidad cuenta con un plan de arreglo con los dueños de vivienda que presentan atrasos en los pagos para evitar estos desalojos. “En todo 2007 tuvimos sólo 16 desalojos, por ejemplo”.

En total, hoy Colombia tiene vigentes unos 548 mil créditos hipotecarios otorgados por la banca y 93.197 por el Fondo Nacional de Ahorro.

La realidad es que aún hay muchos colombianos que sufren por los coletazos de lo que significó el sistema Upac. La idea es que esta pesadilla, como la que viven Luisa Sepúlveda y su familia, no se repita, pues el drama de muchos colombianos va más allá de perder la casa y afecta otros campos, como la salud y la vida social.