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Prendas de protección al alcance del consumidor

El proyecto fue creado gracias a una alianza entre la academia con el programa Gestión de la moda de LCI Bogotá, el componente científico con la Fundación Santa Fe y el comercio masivo con el centro comercial El Gran San.

Lucety Carreño Rojas
04 de junio de 2020 - 01:19 a. m.
Fábrica de overoles y tapabocas
Fábrica de overoles y tapabocas
Foto: JOSE VARGAS ESGUERRA

La industria textil-confección nacional atendió el llamado del Gobierno y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo para fabricar prendas de protección y así aportar y sobrellevar la crisis desatada por el COVID-19 que ha generado una tragedia social y económica, reflejada en las cifras reveladas por el DANE, que indican que en el trimestre febrero-abril las actividades de la industria manufacturera cayeron 18,3 %.

De acuerdo con datos de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, el 24 % de las más de 9 mil empresas y diseñadores del sector se enfocaron en la elaboración de elementos médicos y en ropa funcional pensada en el aislamiento social y la bioseguridad que se convirtieron en preocupaciones diarias, en recomendaciones para salir a la calle y en requisitos para la reapertura económica de las empresas autorizadas.

Por ejemplo, telas Lafayette lanzó innovaciones textiles con tecnologías que funcionan como agentes contra las bacterias; Maaji Swimwear, Alado, Ebano Donaire y muchos otros hicieron colecciones de prendas de protección con diseños urbanos, estampados con telas antifluidos y reutilizables, y otras compañías como Totto, Vélez y Polito se preparan para exportar sus prendas a Estados Unidos, Alemania, Japón, entre otros.

Sin embargo, faltaba que las prendas de protección para los consumidores llegaran a uno de los eslabones de la cadena y se democratizaran. Si bien las marcas le están apostando a la protección del consumidor, era fundamental incluir el componente económico, pues durante la crisis que vive el país la intención de compra disminuyó significativamente. De acuerdo con las cifras del Observatorio Sistema Moda, realizado por Raddar e Inexmoda, en marzo el gasto de los hogares colombianos en moda fue del 2 %, y meses atrás era del 4 %.

Durante la cuarentena, Sandra Merchán, directora del programa Gestión de la moda de LCI Bogotá, junto con un grupo de estudiantes, conversaron sobre lo que podían hacer para generar un proyecto que impactara positivamente a las personas desde la academia. La estudiante María Camila Londoño le sugirió a Merchán que contactaran a la Fundación Santa Fe para tener un apoyo científico en la creación del prototipo de protección.

“A la Fundación Santa Fe le pareció interesante participar en un proyecto con la academia y que tuviera que ver con esta segunda piel, que es la moda, para proteger al ciudadano. Esto se dio en un momento que estaba comenzando la reapertura y era importante protegerlos. En la asesoría nos acompañó el doctor Darío Londoño”, cuenta Merchán.

Después se preguntaron cuál sería la compañía manufacturera encargada de confeccionar y masificar la prenda, así que se comunicaron con Yansen Estupiñán, gerente de El Gran San, ubicado en San Victorino, en Bogotá, para hacerle la propuesta. “Decidimos aceptar la participación en este proyecto a raíz de la problemática del COVID-19 y el cierre de los centros comerciales y de las empresas. Más de 50 compañías, como Linaje Real, Sismo y Key Store, se unieron para confeccionar un overol liviano, práctico y económico. Del proyecto se van a beneficiar más de 5 mil familias”, dice Estupiñán, quien agrega que durante la cuarentena las pérdidas de El Gran San ascienden a $24 millones.

De la alianza académica, científica y comercial nació Bioprotección Colombia, un overol de protección diseñado para repeler salpicaduras, polvo y partículas no tóxicas, creado con poliéster textil, cierre con cremallera frontal y elásticos en puños, botas y capota. El objetivo es que el traje sea utilizado sobre la ropa.

“Estas prendas se fabrican en satélites, en los que trabajan madres cabeza de familia de barrios de Bogotá y con materiales 100 % colombianos. Los precios oscilan entre $31 mil y $39 mil, dependiendo si son compras al por mayor o al detal. Tenemos una capacidad de producción entre 1.500 y 2.000 overoles diarios”, agrega el gerente del centro comercial mayorista.

Gregorio Rivera, propietario de Key Store, una de las 6 mil empresas que venden sus productos en El Gran San y encargada de la elaboración del overol, dice que se unieron al proyecto para revolucionar sus locales con la innovación de las prendas de protección. Antes de la crisis exportaba más de 9 mil jeans a Estados Unidos. “Estamos desarrollando un overol muy versátil a un precio cómodo que les presta un servicio a las personas. Es un cambio importante, porque las prendas de protección no tienen nada que ver con una fábrica de jeans. Ahora, en la fábrica están trabajando 30 personas en diseño, patronaje y corte con los protocolos de bioseguridad”.

Más allá de tener un diseño estilizado, el overol busca cumplir con un objetivo funcional y utilitario que, según Merchán, sirve como escudo para proteger a los ciudadanos del virus y cumple las especificaciones científicas. La idea es que la gente utilice el overol cuando deba salir para el trabajo y antes de volver a la casa, se lo quite y lo lave.

“Es más importante que proteja la salud a que esté súper elaborado o tenga muchos accesorios. Eso va a cobrar una importancia en la moda porque el consumidor tendrá más conciencia de lo que usa. Esas decisiones racionales van a cambiar el consumo”, explica Merchán.

Aunque el comercio mayorista se está preparando para la reapertura, que inicialmente estaba prevista para el 1° de junio, por el momento, el overol se puede adquirir a través de las redes sociales de El Gran San y tiene envíos a todo el país. De acuerdo con Estupiñán, se trata de una nueva oportunidad, “porque el COVID-19 va a permanecer entre nosotros por mucho tiempo. Por eso estamos preparados con los protocolos de bioseguridad para volver a abrir. Ahora vamos a ofrecer prendas tradicionales como el jean levantacola y elementos de protección”.

Además de ofrecer elementos de protección a un precio asequible, los actores involucrados en la industria textil nacional le hacen un llamado a la sociedad para que apoye lo local. “Es el momento para apoyar a una familia y restablecer la economía, porque es una cadena que se debe fortalecer”, puntualiza Merchán.

Lucety Carreño Rojas

Por Lucety Carreño Rojas

Comunicadora social de Uninpahu, vinculada a El Espectador desde 2016. Periodista de moda y negocios. Directora de El Hilo, el formato audiovisual de moda de EE.@LucetyClcarreno@elespectador.com

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