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Esta es la fotografía del quinto día de paro: arroz sin compradores, tractores varados y camiones detenidos.
En los departamentos de Tolima, Huila y Meta, los graneros centrales, hierve todavía el malestar de los gremios agrícolas con el Gobierno por la falta de cumplimiento al pliego de peticiones. El Ministerio de Agricultura, en cambio, responde que sí se ha avanzado y que el diálogo sigue abierto.
Las movilizaciones venían cantadas desde marzo porque los precios del arroz se derrumbaban, mientras los costos de producción llegaban a lo alto de las espigas, en una economía en que la mayor parte del arroz es nacional.
Fedearroz avisó ese mes a los productores de ser cuidadosos al definir las áreas de siembra, “y en lo posible, consulten con sus potenciales compradores los volúmenes a producir”.
La idea era evitar caídas de productividad y distorsionar aún más la crisis de los precios. Actualmente, el gremio calcula que la carga de 125 kilos, que hace un año se vendía a unos $225.000, ronda hoy los $170.000 en Tolima y los $158.000 en los Llanos. Agricultores de Huila y Tolima estiman pérdidas de hasta $2,8 millones por hectárea.
De fondo, la fila de problemas es tan larga como el hilo de camiones que se detiene por más de diez horas tras las movilizaciones.
Cada día sin resolución es un grano más en la olla de presión.
La ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, exigió el cese de los bloqueos para sentarse a hablar. “No se trata de culpar a unos u otros. Hay un problema y todos debemos poner de nuestra parte para solucionarlo”, dijo en Caracol Radio.
“Los arroceros de Arauca ya levantaron sus bloqueos y vendrán a Bogotá este lunes. Hemos llegado a acuerdos con otros sectores del arroz. Estamos listos, pero no en medio de bloqueos que afectan vidas, transporte y el abastecimiento del país”, mencionó Carvajalino.
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Ayer, luego de 28 reuniones con funcionarios, los líderes de Dignidad Arrocera se levantaron de la mesa. Aseguran que el Gobierno había prometido que la ministra Carvajalino estaría presente si se desbloqueaban las vías, lo que continuó la protesta en las vías. Más camioneros atrapados, alimentos represados y enfermos sin traslado.
La Aditt, la asociación de transporte intermunicipal, advirtió que hay más de 300.000 pasajeros afectados por los bloqueos y pérdidas por $6.000 millones para el sector.
La cadena arrocera jala una parte del agro: es el segundo cultivo más importante del país en términos de consumo, después del maíz, y uno de los que más empleo rural genera. Pero su fragilidad se agrava con el contrabando, que ha sido denunciado por los gremios, y que el Gobierno respondió con más controles en la frontera con Ecuador.
Entre los otros problemas están la concentración de la agroindustria, los altos costos de insumo y la caída en el precio del arroz paddy.
“Ante el incumplimiento, los arroceros hemos decidido, después de consultar los distintos sitios de cierres de vías, volver a nuestras regiones y regresar al paro y los cortes de vías, hasta tanto se cumplan los puntos del pliego de peticiones”, dijo Óscar Gutiérrez, presidente ejecutivo de Dignidad Agropecuaria.
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Por su parte, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo descartó las importaciones legales como el origen de la problemática. En su análisis detalló que en el acumulado hasta abril las importaciones del cereal han caído 75 % desde todos los orígenes. Solo desde Estados Unidos se derrumbó 92 %.
“Desde la competencia del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo hemos contribuido a promover soluciones a las problemáticas del sector con dos enfoques: uno, el análisis de la viabilidad de mecanismos de defensa comercial orientados a proteger a los productores nacionales. Y dos, con la realización de actividades de promoción y desarrollo empresarial para abrir los mercados internacionales al arroz colombiano”, dijo la jefa de la cartera, Diana Marcela Morales.
En términos de control del contrabando, el Gobierno agilizó las medidas lideradas por la DIAN, el ICA, la Policía Fiscal y Aduanera, el Invima y actores del sector privado.
El Ministerio de Agricultura insiste en que ha hecho su parte. La viceministra Geidy Ortega recordó que ya se publicó una resolución para intervenir el precio del arroz paddy verde, que se solicitó una vanguardia comercial al Ministerio de Comercio, y que activó el plan de choque contra el contrabando en Rumichaca.
Nuevamente, dispuso la mesa de diálogo para continuar las negociaciones. Pese a ello, Dignidad Arrocera reiteró que aceptaría los términos siempre y cuando esté la ministra en el pacto y se dé cumplimiento integral a las peticiones.
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¿Quién cede primero?
Ambas partes dicen estar abiertas al diálogo. El tiempo es el que no da tregua.
Mientras se deciden, los bloqueos seguirán afectando el abastecimiento, el transporte y la confianza de las partes.
El Minagricultura mencionó que desde el Gobierno hay líneas de financiamiento, subsidios a fertilizantes y compras institucionales. Por ahora, instó a los productores a controlar las áreas de siembra tras una oferta mayor a la demanda.
Entre tanto, en los campos sigue la incertidumbre. Son, finalmente, quienes sufren el golpe de la caída precios de lo que producen. Sin precio justo, admiten, no hay siembra posible.
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Los bloqueos activos
Los paros son una de las vías más aplicadas por los distintos sectores. Y sí que pasan factura. Desde 2023, los transportadores han perdido cerca de $9,4 billones, apuntó Colfecar. Este año ya van $1,4 billones.
Tras la ruptura de la mesa, los manifestantes ratificaron los bloqueos en los departamentos de Tolima, Huila, Córdoba, Meta, Casanare, Arauca, Sucre, Cesar, Santander y Norte de Santander.
Corredores como la vía al Llano, el tramo Ibagué–Bogotá y los corredores de Sabana de Torres y Aguazul permanecen cerrados la mayor parte del día, con breves aperturas entre las 10:00 a.m. y el mediodía, y de 10:00 p.m. hasta la medianoche.
Las protestas de los arroceros coinciden con el inicio de la cosecha más grande del año, prevista entre julio y septiembre. De prolongarse, el paro podría complicar el traslado del grano a los molinos y agravar las tensiones sobre el precio, ya presionado por una cosecha mundial récord proyectada por la FAO y por el riesgo de mayores importaciones a bajo costo.
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