Si todo sale como está planeado, la próxima semana debería estar lista la ponencia de la reforma tributaria de cara a los debates en las plenarias de Cámara y Senado.
En las cuentas del Gobierno, la reforma tendría que estar aprobada para, máximo, la segunda semana de noviembre. Estos tiempos aún le dan a la administración de Gustavo Petro margen de maniobra con los legisladores y el empresariado.
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Vale la pena recordar que, como el proyecto lleva mensaje de urgencia, las plenarias deben sesionar en simultánea. Pero, más allá de los tiempos, hay otros temas de fondo con la tributaria que bien podrían cambiarle la naturaleza a la primera gran reforma del gobierno Petro, y de la que depende buena parte de la financiación de su ambiciosa visión de país.