Reproducción ganadera, una idea ganadora

Edgar López no heredó de nadie el amor por la ganadería, no tiene familia con extensos predios exclusivos para que habiten vacas, toros o terneros, ni tampoco ha sido un promotor hasta el cansancio de este oficio, por el que campesinos de lugares como Córboba, Meta y Casanare han subsistido por generaciones. Pero aun así desarrolló junto con su compañero de tesis de la universidad, un dispositivo que podría revolucionar los métodos de producción de este sector y que dejaría a cualquier dedicado ganadero con un evidente rostro de sorpresa.

Se trata de Celotor, un cinturón que detecta los ciclos en celo de los animales para informarle al técnico, a través de un mensaje de texto, que ya es hora de inseminar. “Si nosotros logramos apoyarnos en la tecnología para enterarnos de estas etapas, incrementaríamos los porcentajes de cría. Ese es uno de nuestros grandes problemas”, dice un ganadero en un video de la página web del emprendimiento. Mientras tanto, el emprendedor cuenta que “es un equipo que no requiere de antenas, ni de computador y es de fácil uso. En Colombia el 90% de los ganaderos no insemina y son de bajos recursos, afectados por factores como el clima o los TLC. Con esto queremos proyectarlos”.

Para López, este desarrollo marca un ítem en la innovación de la industria ganadera, porque si una de sus mayores dificultades es la pérdida de las fases fértiles de las vacas, que significan una cría anual por individuo, la existencia de un radar como Celotor cambia el panorama. Y el proceso es simple: se inyecta un dispositivo en la cola del animal, encargado de medir el comportamiento hormonal y enviarlo al collar que este porta, y luego la información llega vía mensaje de texto al encargado del hato. En otras palabras: simplifica uno de los oficios más antiguos de la humanidad.

Este desarrollo empieza a dar de qué hablar en países como Uruguay, Argentina y México, donde ya solicitan pruebas piloto. “Pronto iniciaremos la comercialización. Hemos establecido alianzas muy importantes con inversores y expertos mediante distintos escenarios de negocios creados por organizaciones como Wayra (aceleradora) e Innpulsa”. Además, los emprendedores están en un proceso de negociación con una de las compañías lecheras más importantes en el país.

Según el equipo de Celotor, anualmente la ganadería mundial pierde hasta US$4 billones por no detectar los ciclos de celo, y los campesinos pueden perder casi US$200 dólares por animal, porque al no identificar la fase de fertilidad se desperdician entre 20 y 40 días de producción de leche. López asegura que lo más difícil para las personas que deciden aventurarse y creer en que sus ideas pueden ser una forma importante de ingresos, es renunciar a todo por empezar de nuevo. “Tener un empleo fijo y dejarlo por emprender es una barrera, pero hemos sido muy constantes y sabemos que detrás de este proyecto existe una nueva manera de potencializar la ganadería colombiana”.

Edgar López no heredó de nadie el amor por la ganadería, no tiene familia con extensos predios exclusivos para que habiten vacas, toros o terneros, ni tampoco ha sido un promotor hasta el cansancio de este oficio, por el que campesinos de lugares como Córboba, Meta y Casanare han subsistido por generaciones. Pero aun así desarrolló junto con su compañero de tesis de la universidad, un dispositivo que podría revolucionar los métodos de producción de este sector y que dejaría a cualquier dedicado ganadero con un evidente rostro de sorpresa.

Se trata de Celotor, un cinturón que detecta los ciclos en celo de los animales para informarle al técnico, a través de un mensaje de texto, que ya es hora de inseminar. “Si nosotros logramos apoyarnos en la tecnología para enterarnos de estas etapas, incrementaríamos los porcentajes de cría. Ese es uno de nuestros grandes problemas”, dice un ganadero en un video de la página web del emprendimiento. Mientras tanto, el emprendedor cuenta que “es un equipo que no requiere de antenas, ni de computador y es de fácil uso. En Colombia el 90% de los ganaderos no insemina y son de bajos recursos, afectados por factores como el clima o los TLC. Con esto queremos proyectarlos”.

Para López, este desarrollo marca un ítem en la innovación de la industria ganadera, porque si una de sus mayores dificultades es la pérdida de las fases fértiles de las vacas, que significan una cría anual por individuo, la existencia de un radar como Celotor cambia el panorama. Y el proceso es simple: se inyecta un dispositivo en la cola del animal, encargado de medir el comportamiento hormonal y enviarlo al collar que este porta, y luego la información llega vía mensaje de texto al encargado del hato. En otras palabras: simplifica uno de los oficios más antiguos de la humanidad.

Este desarrollo empieza a dar de qué hablar en países como Uruguay, Argentina y México, donde ya solicitan pruebas piloto. “Pronto iniciaremos la comercialización. Hemos establecido alianzas muy importantes con inversores y expertos mediante distintos escenarios de negocios creados por organizaciones como Wayra (aceleradora) e Innpulsa”. Además, los emprendedores están en un proceso de negociación con una de las compañías lecheras más importantes en el país.

Según el equipo de Celotor, anualmente la ganadería mundial pierde hasta US$4 billones por no detectar los ciclos de celo, y los campesinos pueden perder casi US$200 dólares por animal, porque al no identificar la fase de fertilidad se desperdician entre 20 y 40 días de producción de leche. López asegura que lo más difícil para las personas que deciden aventurarse y creer en que sus ideas pueden ser una forma importante de ingresos, es renunciar a todo por empezar de nuevo. “Tener un empleo fijo y dejarlo por emprender es una barrera, pero hemos sido muy constantes y sabemos que detrás de este proyecto existe una nueva manera de potencializar la ganadería colombiana”.