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La incertidumbre política en Colombia no cede terreno. En julio de 2025, el Índice de Incertidumbre de la Política Económica (IPEC) elaborado por Fedesarrollo se ubicó en 279 puntos, manteniéndose 179 por encima del promedio histórico (100), fijado entre 2000 y 2019.
Con este resultado, el país completa 82 meses consecutivos (poco menos de siete años) en un umbral de alta incertidumbre informativa, lo que refleja la persistente tensión que vive el entorno económico, político y social.
Aunque el dato de julio presentó una disminución frente al mes anterior (280), también es siete puntos superior al de un año atrás (272).
El promedio en lo corrido de 2026 es de 256 puntos, ligeramente por debajo del promedio de 2024 (258), pero todavía por encima de niveles considerados normales por el centro de pensamiento.
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¿Qué temas concentran la incertidumbre?
La metodología del IPEC se basa en el conteo de palabras clave relacionadas con la política económica en medios de comunicación, lo que permite observar los temas que concentran mayor atención e inquietud pública.
En julio, más de la mitad de las menciones (54,2 %) estuvieron relacionadas con política económica, social y geopolítica, seguida por noticias sobre actividad económica (16,9 %) y variables financieras (10,2 %).
En comparación con julio pasado, los temas financieros aumentaron su peso en el índice (+6,2 p.p.), lo que refleja una mayor sensibilidad a fenómenos como la volatilidad del dólar, la política monetaria en Estados Unidos o la presión fiscal interna.
Frente a junio de este año, la categoría de política económica y social aumentó su participación en 8,7 puntos porcentuales, mientras que la de seguridad cayó 6 puntos.
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Una incertidumbre estructural, no coyuntural
Fedesarrollo explica que este índice históricamente se eleva en momentos de alta tensión institucional, como la crisis financiera de 1999, la caída de los precios del petróleo (2014-2016), la pandemia (2020) o el pico de la prima de riesgo en octubre de 2022. Lo que llama la atención ahora es la persistencia: casi siete años en niveles extraordinariamente altos.
Este fenómeno no parece responder a un evento puntual, sino a una acumulación de tensiones. Reformas en curso, dudas sobre la dirección fiscal, choques geopolíticos con Estados Unidos y cambios regulatorios como los aranceles hacen parte del panorama que, mes a mes, alimenta la sensación de que la brújula económica del país opera en modo incierto.
Y, en ese sentido, la percepción de inestabilidad sigue demasiado presente en la conversación nacional.
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