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Bolívares o pesos. Esa parece ser la realidad que envolverá en los próximos meses al comercio bilateral entre Colombia y Venezuela. Ambos gobiernos iniciarán hoy, en Caracas, el estudio técnico de un mecanismo alternativo al dólar como moneda de cambio para que los importadores del vecino país cancelen las deudas que tienen con los exportadores colombianos, cuyo monto está por determinarse.
Sobre la mesa está la propuesta de regresar al intercambio en las monedas nacionales, fórmula que se utilizó hasta 2012, cuando el Banco de la República decidió cambiarla por el patrón dólar. Bajo ese esquema se constituiría la figura de “operadores de cambio” en la zona de frontera, un intermediario que les facilite a los exportadores colombianos bolívares por pesos para depositarlos en su cuenta del Banco de Comercio Exterior de Venezuela y ejecutar la operación.
“La experiencia demostró que no daba lugar a malas prácticas, como el lavado de activos. Lo más importante es que esos agentes demuestren la procedencia lícita de las monedas para dar plenas garantías a las autoridades”, explica Magdalena Pardo, presidenta de la Cámara Colombo Venezolana, gremio que ha planteado otras alternativas.
Una de ellas es la compra de crudo venezolano con pago en bolívares, que tendría un efecto colateral: la demanda beneficiaría el tipo de cambio y eso a su vez contrarrestaría la devaluación frente al dólar aplicada por el gobierno de Nicolás Maduro en febrero pasado, que, de paso, fortaleció al peso colombiano. Entonces, el crudo se vendería en el mercado internacional y las ganancias se les reportarían a los exportadores.
Otra es una fórmula técnica llamada intercambio compensado, que en términos prácticos funciona como un trueque de bienes. Bajo ese esquema podrían darse casos como la venta de azúcar desde Colombia a cambio de urea, un fertilizante vital para el cultivo de la caña. “Los exportadores se quejan de que envían barcos cargados de azúcar y que siempre se devuelven vacíos”, comenta Pardo.
Así se reactivaría el comercio de un producto vital, pues las ventas al vecino país cayeron 83% entre 2011 y el año pasado, cuando pasaron de US$5,76 millones a US$979.440; por su parte, durante 2012 Colombia compró US$50,3 millones bajo la categoría “abonos minerales o químicos nitrogenados”.
Todas las opciones serán revisadas con lupa por los funcionarios de ambos gobiernos, quienes, más allá de definir un sistema de intercambios, tienen la tarea de reforzar el comercio interrumpido desde 2010.
dmayorga@elespectador.com
Por David Mayorga
