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¿Una medida improvisada?

El anuncio del Gobierno de comprar 1.000 toneladas diarias de papa a productores de tres departamentos deja dudas entre dirigentes gremiales, ya que las reglas todavía no están claras.

Héctor Sandoval Duarte
15 de octubre de 2013 - 10:26 p. m.
El Gobierno busca comprar papa a productores de Cundinamarca, Boyacá y Nariño.  / Archivo
El Gobierno busca comprar papa a productores de Cundinamarca, Boyacá y Nariño. / Archivo

Luego de que el Gobierno, mediante el Decreto 2210 de 2013, anunciara mecanismos de salvaguardia para proteger del libre comercio a nueve productos agropecuarios —entre ellos la papa—, el ministro del Interior, Aurelio Iragorri Valencia, hizo público que desde ayer el Estado iba a comenzar a comprar a los paperos del país 1.000 toneladas diarias del tubérculo, como estrategia para darles un mejor precio por cada carga comercializada. Sin embargo, expertos del sector señalan que la medida estatal va en contra de los apoyos acordados con los productores y que es un intento para calmar los ánimos de un próximo paro papero.

Lo que el Gobierno busca, según el ministro del Interior, es que a través de la Unidad de Gestión de Riesgo se les compre papa a los campesinos de Nariño, Cundinamarca y Boyacá. Aseguró que en esos departamentos ya están listos varios centros de acopio. “Si el precio en Corabastos está en $30.000, nosotros compramos ese día a $35.000. Se espera que eso jalone el precio para que al día siguiente esté más alto”.

Alejandro Estévez, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Productores de Papa (Fedepapa), cree que esta medida “puede funcionar de forma positiva, teniendo en cuenta que hay que aclararle al Gobierno que la papa no se produce sólo en tres departamentos. Faltaría incluir Antioquia, Cauca y a la región de los Santanderes”. Agregó que pese a la intención del Estado, dentro del gremio todavía existen temores, ya que los paperos aún son un sector con alta informalidad. “Que se mire quiénes son agricultores y quiénes no”, pidió.

Comentó que al día en el país se comercializan cerca de 6.000 toneladas diarias de papa y que “el impacto en la canasta familiar será bajo. El precio está por debajo de los costos de producción un 20% o 30%. Vamos a entrar a un fin de año en que la papa volverá a precios mayores: $60.000 por carga el resto del año. Sin embargo, hay plagas derivadas de la escasez de lluvias que han generado una afectación del 40%”.

Pese al anuncio del ministro del Interior, fuentes del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural consultadas por este diario desconocen los detalles de la estrategia gubernamental para la compra de papa.

“Medidas como estas son sacadas del sombrero. Son un invento del ministro Iragorri. Ni el Estado ni ningún ministerio tiene como misión comprar productos. No es claro para qué se comprará la papa y tampoco dónde se va a almacenar. Para eso existía el Instituto de Mercadeo Agropecuario (Idema). Cuando el Gobierno vaya a vender el tubérculo, afectará los precios probablemente hacia abajo”, comentó un experto del sector agropecuario que pidió no ser mencionado.

Rafael Mejía López, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), manifestó frente a la medida del Gobierno que “lo más difícil de todo es controlar que el producto no se les compre a intermediarios y sí a los productores. Es el caso del café, donde hubo irrupción por parte de personas ajenas”.

Aún así, la determinación gubernamental fue leída por el dirigente gremial como una improvisación enfocada en calmar un futuro paro del sector papero. “Veo con preocupación que el liderazgo del Ministerio de Agricultura se comparta con el Ministerio del Interior y con el Ministerio de Trabajo. Falta una política agraria de Estado que sea coherente”.

Sin embargo, agregó Mejía, medidas como esta deben analizarse con cuidado, ya que otros sectores del agro, como los cebolleros, lecheros y arroceros, van a comenzar a pedirle al Gobierno que les asegure la compra de sus productos. “Esto puede traducirse en una distorsión a la libertad de precios. Es un impulso a la informalidad”.

 

hsandoval@elespectador.com

@hector_sandoval

Por Héctor Sandoval Duarte

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