Los economistas intuyen que los riesgos que tiene la recuperación son mucho menores, incluso así el ritmo de cualquier alza sea, probablemente, débil. Su optimismo también lo comparten muchos de los funcionarios que han asistido.
Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, irá al hotel en las montañas suizas con el siguiente mensaje: “Detuvimos el colapso. Debemos evitar una recaída. No podemos relajarnos”.
Aunque reconocía que sus palabras claves eran difíciles, resumen la opinión de los principales pensadores económicos que han asistido a Davos: han perdido el temor a un colapso inminente del euro.
Richard Baldwin, profesor de Economía Internacional de la Universidad de Ginebra, dijo que la actuación del Banco Central Europeo para fortalecer a la moneda única el año pasado ha puesto fin a la idea de un colapso ‘accidental’ o motivado por expectativas de la Eurozona y de un subsiguiente shock mundial”.
Entre los ganadores del Premio Nobel que asistieron, el profesor Christopher Pissarides, del London School of Economics, dijo que los grandes desarrollos políticos y económicos el año pasado también le daban confianza: “La economía mundial seguirá con su lenta recuperación y, a no ser que algo totalmente nuevo e inesperado acontezca, no estará peor que en 2012, y probablemente mejore un poco”.
La recomendación más común, aparte de la expectativa de que Estados Unidos encontrará la manera de superar sus dificultades fiscales a corto plazo, fue que las medidas de austeridad desacelerarían y prevendrían una manifestación excesiva del poder de gasto por parte de las economías de Europa y América del Norte.