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Se considera que una persona presenta pobreza energética cuando no puede realizar actividades esenciales relacionadas con el uso de la energía. Recientemente, Promigas y su Fundación Promigas presentaron la tercera edición del Índice Multidimensional de Pobreza Energética (IMPE).
Esta herramienta, que se desarrolló con la ayuda de la firma Inclusión SAS, reveló que en 2024 el porcentaje de la población que presentaba pobreza energética fue del 15,4 %, lo cual implicó una reducción de 0,7 puntos porcentuales de cara a 2023. En cifras más granulares se tiene que el año pasado 300.000 colombianos superaron esta situación, pero que 8,1 millones siguen en ella.
Los territorios del país donde este índice es más bajo son Bogotá (1,4%), Quindío (2,9%), Valle del Cauca (3,5%) y Risaralda (4,6%).
En contraste, los niveles más altos se encuentran en Córdoba (45%), Chocó (52,8%), La Guajira (63,1%) y Vaupés (86,5%), lo que evidencia la urgencia de intervenciones territoriales diferenciadas.
“El IMPE es más que una métrica: es una hoja de ruta para transformar vidas y cerrar brechas históricas; es una carta de navegación para los gobernantes, que les permite identificar rutas posibles para reducir la pobreza energética, balanceando eficiencia y equidad. Alcanzar un dígito en 2030 es posible a través de la implementación de diferentes medidas que reducirían las brechas regionales y rurales a un ritmo acelerado”, afirmó Juan Manuel Rojas, presidente de Promigas.
Es por lo anterior que, desde Promigas, se propusieron las siguientes cuatro acciones, las cuales, de cumplirse, permitirían que el indicador se reduzca a tan solo un dígito.
1) Recuperar y ampliar la calidad de la energía eléctrica en aquellas zonas en las que ha desmejorado.
2) Avanzar en la implementación del Plan Nacional de Sustitución de Leña.
3) Ampliar la dotación de electrodomésticos básicos y dispositivos para aprender y comunicarse con el fin de aprovechar la energía dentro del hogar.
4) Garantizar el acceso a la energía eléctrica en todos los colegios del país.
“Si alcanzamos la meta de reducir la pobreza energética a un solo dígito para 2030, aún habrá cerca de 5.1 millones de personas viviendo en esta situación en Colombia. Por eso, es urgente implementar desde ahora políticas claras y de largo plazo, ya que el desarrollo no admite atajos”, concluyó Rojas.
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