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242 millones estudiantes se vieron afectados por eventos climáticos extremos en 2024

Según un nuevo informe de UNICEF, las olas de calor, los ciclones, las inundaciones y las tormentas han impactado más gravemente a la educación en el mundo. El 74 % de los estudiantes afectados el año pasado se encontraban en países de renta baja y media-baja.

24 de enero de 2025 - 10:17 p. m.
Las escuelas y los sistemas educativos están en gran medida mal equipados para proteger a los estudiantes de estos impactos, ya que las inversiones financieras en educación centradas en el clima siguen siendo sorprendentemente bajas, y los datos globales sobre interrupciones escolares debidas a riesgos climáticos son limitados, según el informe de Unicef.
Las escuelas y los sistemas educativos están en gran medida mal equipados para proteger a los estudiantes de estos impactos, ya que las inversiones financieras en educación centradas en el clima siguen siendo sorprendentemente bajas, y los datos globales sobre interrupciones escolares debidas a riesgos climáticos son limitados, según el informe de Unicef.
Foto: GUSTAVO TORRIJOS
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En 2024, al menos 242 millones de estudiantes de 85 países vieron interrumpidos sus procesos escolares por fenómenos climáticos extremos, como olas de calor, ciclones, tormentas, inundaciones y, entre otros, sequías.

Así lo reveló un reciente informe de UNICEF, publicado este viernes 24 de enero, que alerta sobre cómo la crisis climática está agravando la crisis ya existente en el sector educativo.

Para estudiar estos impactos, el análisis tuvo en cuenta cuantos eventos climáticos resultaron el cierre de escuelas o en la interrupción significativa de los calendarios escolares en el mundo, así como el impacto de estos hechos estudiantes de primaria y secundaria.

“En contextos frágiles, el cierre prolongado de las escuelas reduce las posibilidades de que los alumnos vuelvan a las aulas y los expone a un mayor riesgo de matrimonio infantil y trabajo infantil. Los datos demuestran que las niñas suelen verse afectadas de forma desproporcionada, enfrentándose a mayores riesgos de abandono escolar y violencia de género durante y después de los desastres”, indicó Unicef, a través de un comunicado.

Uno de los principales riesgos climáticos que provocó el cierre de escuelas en 2024 fueron las olas de calor, que afectaron a más de 118 millones de estudiantes solo en abril, según datos recopilados por Unicef.

Un ejemplo de esto fue lo ocurrido en Blangadesh y Filipinas en abril de 2024, en el que las altas temperaturas provocaron cierres generalizados de escuelas, mientras que en Camboya se redujo la jornada escolar a dos horas.

“Los niños son más vulnerables a los efectos de las crisis meteorológicas que los adultos, y de forma única. Se calientan más rápido, sudan con menos eficacia y se enfrían más lentamente que los adultos”, señaló Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF. “En general, los niños no pueden concentrarse en aulas que no les ofrecen un respiro del calor sofocante, y no pueden llegar a la escuela si el camino está inundado, o si las escuelas son arrasadas por las aguas”.

Estos fueron otros de los hallazgos del informe:

  • El 74% de los estudiantes afectados el año pasado se encontraban en países de renta baja y media-baja, pero ninguna región se libró; las lluvias torrenciales y las inundaciones afectaron a Italia en septiembre, interrumpiendo la escolarización de más de 900.000 estudiantes, así como a España en octubre, interrumpiendo las clases de 13.000 niños,
  • Asia meridional fue la región más afectada, con 128 millones de estudiantes que tuvieron que hacer frente a interrupciones escolares relacionadas con el clima el año pasado,
  • En Asia Oriental y el Pacífico, la escolarización de 50 millones de estudiantes se vio afectada,
  • El Niño siguió teniendo un impacto devastador en África, con frecuentes lluvias torrenciales e inundaciones en África oriental, y graves sequías en partes de África meridional,
  • Las escuelas y los sistemas educativos están en gran medida mal equipados para proteger a los estudiantes de estos impactos, ya que las inversiones financieras en educación centradas en el clima siguen siendo sorprendentemente bajas, y los datos globales sobre interrupciones escolares debidas a riesgos climáticos son limitados.

Por estas razones, Unicef hizo un llamado a los países para que, dentro de sus planes climáticos nacionales, se refuercen servicios para la infancia como la educación y que estos sean más resistentes al cambio climático.

“La educación es uno de los servicios que con más frecuencia se ven perturbados por los riesgos climáticos, pero a menudo se pasa por alto en los debates políticos, a pesar de su papel en la preparación de los niños para la adaptación al clima”, afirmó Russell. “El futuro de los niños debe estar en primera línea de todos los planes y acciones relacionados con el clima”.

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