Un nuevo horizonte para la educación superior quedó plasmado en la carta Río Universia 2014, documento que firmaron 1.103 rectores de universidades iberoamericanas reunidos en Río de Janeiro. En los próximos días, el rector de la Universidad Nacional, Ignacio Mantilla, le entregará la carta al presidente Juan Manuel Santos. Treinta y cuatro rectores de universidades colombianas participaron en el tercer encuentro internacional de rectores organizado por Universia. Allí quedaron fijados los lineamientos pedagógicos y económicos que las universidades quieren adoptar para el futuro.
El Gobierno Nacional determinará la forma como se implementen los acuerdos de la carta de Río. Algunos compromisos que sobresalen son la creación de un “programa iberoamericano para la movilidad universitaria”, la construcción de un “sistema de información de la educación superior en Iberoamérica” y la implementación de una estrategia para mejorar la investigación en las instituciones de educación superior. También se habló de la necesidad de adaptar las universidades al mundo digital, de nuevas reformas académicas y de la obligación que tienen los gobiernos de mejorar la inversión para la educación superior, en especial para las universidades públicas que están al borde de la crisis.
Los rectores propusieron crear un nuevo sistema de información para medir la posición de las universidades: “La visión sobre el entorno universitario global y la posición que cada universidad ocupa en él está dominada por unos rankings que presentan sesgos y deficiencias. Aparecen, en ocasiones indebidamente, como árbitros de la excelencia académica universal. Las universidades iberoamericanas, sin renunciar a mejorar su posición en las evaluaciones internacionales, se plantean trabajar en su perfeccionamiento y crear instrumentos más adecuados de información y comparación”, dice la carta.
Un objetivo inmediato que plantearon los rectores es la consolidación del Espacio Iberoamericano del Conocimiento, el cual permitiría, según Universia, “la movilidad universitaria; el reconocimiento y la transferencia de créditos; la comparación de la estructura de las enseñanzas y el reconocimiento de los títulos o la acreditación de las instituciones”. Dentro de este punto fue incluida la creación de “programas transnacionales de excelencia académica”, que, señala el documento, se “desarrollará mediante acciones afirmativas interunivesitarias, con apoyo en la movilidad y la digitalización”.
En el ámbito pedagógico se plantearon compromisos como superar “las debilidades en la conformación de cuerpos académicos, en la disponibilidad de los recursos para la enseñanza, la infraestructura y los equipamientos para una docencia de calidad”. Además se sugirió que en los modelos pedagógicos debe existir “un equilibrio entre conocimientos, habilidades y competencias. Es necesario incluir metodologías interdisciplinares, facilitar la adquisición de destrezas profesionales y renovar los métodos de enseñanza”. Otros compromisos que firmaron los rectores están relacionados con la implementación de programas de responsabilidad social, planes de desarrollo local, iniciativas para la formación de profesores y el aumento de recursos para los docentes investigadores. De hecho, el Banco Santander invirtió 700 millones de euros para las universidades iberoamericanas.
El Espectador reunió las opiniones de seis representantes que participaron en el encuentro. Los debates más controversiales tuvieron que ver con la situación de profesores y estudiantes en las universidades de Iberoamérica y las tecnologías de la información, un reto que genera más preguntas que respuestas (ver recuadros).
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Por Santiago Valenzuela / Río de Janeiro
