“España es de abundante riqueza porque lo quiso Dios”. “España, tu patria, está dotada por la naturaleza de todo lo que se requiere para ser una nación grande y libre”. Afirmaciones de este tipo se encontraban los estudiantes de enseñanza elemental en los libros de lectura que utilizaban en sus colegios entre 1939 y 1959, durante la primera etapa del franquismo.
Investigadores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España (UNED) analizaron 19 de estos manuales escolares, los más representativos, para averiguar de qué forma se abordaban los temas científicos, principalmente los relacionados con ciencias naturales.
El análisis revela que una de las cuestiones más controvertidas era la explicación de cómo nacen los bebés. En uno de los textos se describía así: “Y el milagro se realizó. Dicen que alguien vio volar una cigüeña muy cargada con un canastillo suspendido del pico”. En otros libros, el fenómeno biológico se vinculaba a la voluntad divina.
“Fue uno de los conocimientos científicos más manipulados y alejados de la realidad, lo que evidencia que el libro de lectura era un instrumento al servicio del poder”, asegura Kira Mahamud, profesora en el Departamento de Historia de la Educación de la UNED y autora principal del estudio.
Reivindicación de lo rural
El estudio, publicado en la revista History of Education & Children’s Literature, también se detiene en cómo se abordaban los conocimientos de geografía. Lejos de profundizar en sus explicaciones científicas, los paisajes y accidentes geográficos se exaltaban e idealizaban como creación de Dios y orgullo de la patria.
A esto se sumaba la reivindicación de lo rural en detrimento de lo urbano, típico de ideologías fascistas. “No huyas del campo tras el señuelo de una profesión liberal o fascinado por el brillo mentiroso de la ciudad”, señalaba un texto.
A la hora de explicar fenómenos naturales como el sonido de las olas, los libros se alejaban de razonamientos científicos y se ayudaban de metáforas alegóricas de este tipo: “¿Por qué suena así el mar? Ha dicho abuelita que el mar suena así porque Papá Dios cuenta cuentos a las gaviotitas, como ella a nosotros, y cuando los cuentos son de miedo o de ogros, el mar suena más y parece que se enfada”.
“La transmisión de conocimientos de ciencias naturales se hizo de tal forma que, lejos de constituir un peligro o una amenaza para la ideología nacional-católica, la reforzó. Estos libros eran un especie de catecismo político-religioso”, resume la profesora.
Ciencias naturales, inferiores
La investigación repasa la legislación educativa vigente en ese período, marcada por la ley de 1945 sobre educación primaria, que dividía las materias en tres grupos de conocimientos: instrumentales, formativos y complementarios. Mientras geografía y matemáticas pertenecían al grupo formativo, las ciencias naturales se encuadraban en el grupo complementario, concediéndoles una posición inferior.
Ahora los investigadores están analizando el contenido de los manuales escolares entre 1959 y 1975 —el tardofranquismo y el principio de la Transición—, prestando atención a la dimensión política que se oculta tras el aparentemente sencillo e inocente libro de texto.