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Calidad educativa vs. Sostenibilidad de las Instituciones de Educación Superior

Es de esperar que lo que pueda venir para el sistema educativo nacional le permita al Estado hacer una presencia más contundente para que el direccionamiento particular de las IES se ajuste a la sana proporción entre lo académico y la dimensión empresarial de la oferta educativa. Opinión.

Fernando José Restrepo* / ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR
01 de agosto de 2022 - 11:13 p. m.
La educación superior no puede quedar marginada de la agenda pública.
La educación superior no puede quedar marginada de la agenda pública.
Foto: Pixabay

Los retos del Ministerio de Educación Nacional hoy son especialmente estratégicos para la nueva Colombia que se quiere construir en la que, por supuesto, la educación es o debería ser la base de dicha construcción, de cara a los rezagos que enfrentamos en todos los niveles de sociedad.

Por supuesto que no se trata solo de recuperar el tiempo perdido, sino de redefinir, de un lado, las bases de una filosofía educativa que no logra aun salir de esquemas tradicionales de formación profesional, y de otro, la necesidad de transformar un sistema educativo que en algunos aspectos es disfuncional y no atina en responder integralmente al país en las necesidades de construir las capacidades, principalmente científicas y tecnológicas, para soportar los cambios que el sistema social y productivo, por decir lo menos, requieren para la modernización de la economía y la sociedad colombiana.

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Debatir los desequilibrios comerciales del país, los atrasos técnicos del sistema productivo, la lentitud y el bajo ritmo de la inversión en el sector empresarial, son aspectos secundarios cuando al interior del país se siguen manteniendo los bajos niveles de investigación y se promueve la formación profesional funcionalista, que no logra ser lo suficientemente creativa ni innovadora. Y se sigue manteniendo la preocupación, válida por demás, por la visibilidad de la producción académica nacional, a pesar de que dicha producción no logra materializarse en nuevas realidades en el sistema productivo que permitan una dinámica económica modernizante y sostenible, que marque una ruta clara para orientar los esfuerzos de los inversionistas, sean ellos colombianos o no.

La magnitud del cambio que se espera del sistema educativo debería involucrar una transformación de la institucionalidad que lo soporta. La creciente preocupación por el mejoramiento de la calidad educativa de las tres últimas décadas ha impactado la calidad de las Instituciones de Educación Superior (IES) pero, desde el lado de la oferta educativa, no es claro el impacto que haya tenido sobre su competitividad en el mercado nacional, en el que se esperaría que al menos las presencias institucionales educativas locales y regionales tuvieran mayor impacto nacional.

Esto de la calidad educativa es válido por sí mismo, pero el que no logre aportar a la competitividad de mercado educativo la irá convirtiendo en un peso muerto que irá pesando cada vez más en la sostenibilidad de largo plazo de las IES especialmente privadas.

Entiéndase bien, no se está afirmando que la calidad educativa se someta a la competitividad, a la manera como la calidad de los bienes se somete a las condiciones del mercado en el sector empresarial; se trata es de que la calidad educativa de las IES se entienda como un proceso de permanente mejoramiento del conocimiento generador práctico de valor en el medio nacional, mucho más que un estándar abstracto al que hay que llegar cueste lo que cueste.

La calidad educativa es un tema articulado a la realidad general del país. El concebirla como un proceso en sí mismo, separado del sistema social y productivo al que debe tributar, la pone, entre otros, en riesgo de descontextualización nacional. Sin desconocer la importancia y el aporte real de la calidad a la educación, habrá que reconocer que no ha resultado ser, hasta hoy, el elemento clave de la consolidación institucional general de las IES tanto en términos organizacionales, administrativos y mucho menos de mercado.

Es de esperar que lo que pueda venir para el sistema educativo nacional le permita al Estado hacer una presencia más contundente para que el direccionamiento particular de las IES se ajuste a la sana proporción entre lo académico y la dimensión empresarial de la oferta educativa. Los mayores costos de la calidad académica requieren de mayores ingresos, bien sea por incremento en matrículas o por aumentos equivalentes en el número de estudiantes, punto en el cual, la garantía de mayor accesibilidad de estudiantes al sistema educativo se convierte así en una estrategia decisiva, no solo para la política de gobierno sino para la sostenibilidad de las IES del país y sus procesos de mejoramiento de calidad.

* Rector de la Fundación Universitaria San Martín

Por Fernando José Restrepo* / ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR

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