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Con la presencia de los ministros de Educación, Gina Parody, y el de Trabajo, Luis Eduardo Garzón, así como representantes de la Federación Nacional de Educadores (Fecode), este viernes se reanudaron las conversaciones para ponerle fin al paro que adelanta el gremio desde hace 10 días.
"Ha existido un trato cordial entre ambas partes, lo que facilita un ambiente ideal para establecer acuerdos", sostuvo el ministro Luis Eduardo Garzón, mientras se mantiene la expectativa por los posibles acuerdos que permitirían levantar el cese de actividades.
Se espera que en la mesa de negociación –que cuenta con la mediación de la Defensoría del Pueblo– se discuta el Plan Nacional de Desarrollo, la nivelación salarial de los maestros y la calidad educativa.
El tiempo juega esta vez en contra de todos pues la próxima semana, el 5 y 6 de mayo, se tiene previsto la realización de las pruebas internacionales Pisa. Si Colombia no cumple con su compromiso internacional se expone a sanciones por parte de la OCDE y, lo peor, se perdería el seguimiento a la calidad educativa del país que comenzó en 2006. No presentar la prueba dejaría muy mal parado al gobierno pero también a Fecode. La responsabilidad tendría que repartirse en partes iguales.
Este jueves la ministra Gina Parody agradeció al defensor del Pueblo su gestión para limar las asperezas entre las dos partes. En un tono más conciliador, la ministra Parody dijo que el compromiso del gobierno con la educación no era sólo de palabras sino también con hechos.
Luis Alberto Gruber, presidente de Fecode, también agradeció al Defensor del Pueblo su gestión diplomática y aseguró que buscarán soluciones al conflicto que afronta el sector.
No será una negociación fácil. En el tema salarial, Fecode se sienta a la mesa exigiendo aumentos cercanos al 28%. El gobierno, con un déficit en sus cuentas generales, ha prometido llegar a incrementos hasta del 10% pero sabe que tendrá que buscar fórmulas graduales para hacerlo.
Las directivas de Fecode saben que no pueden esperar que se cumplan todos sus requerimientos en el corto plazo. Por esto Gruber ha hablado de compromisos serios y una hoja de ruta. Ambos lados de la mesa saben que, como en una partida de ajedrez, el tiempo está corriendo. Si los niños no están sentados el próximo martes en sus pupitres, cuando lleguen los representantes de las pruebas Pisa, ambos pagarán un alto precio político.