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Entre aulas y carpas: así transcurre la Minga en la UNAL

La ocupación de más de una decena bloques por parte de comunidades indígenas plantea retos logísticos y académicos. Mientras dialogan con el Gobierno, no todas las clases se mantienen presenciales, y algunos de los estudiantes denuncian desinformación sobre supuestos actos violentos que, dicen, no sucedieron.

Luisa Fernanda Orozco

30 de abril de 2025 - 10:52 a. m.
Entre 15.000 y 20.000 integrantes de la Minga Indígena comenzaron a llegar a la Universidad Nacional, sede Bogotá, desde el sábado 26 de abril.
Foto: Jose V
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A partir del sábado 26 de abril, la Minga Indígena comenzó a llegar a la sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia, la principal universidad pública del país. El Espectador recorrió el campus y constató la ocupación pacífica de varios edificios por parte de integrantes de pueblos como los Misak, Nukak y Pijao. Entre los espacios tomados están la Biblioteca Central, la Facultad de Ciencias Humanas y la de Artes. Dentro y fuera de estos edificios hay carpas, cocinas improvisadas y una presencia diversa en edades: menores, adolescentes y personas mayores. En las calles internas de la institución se observan más de una decena de baños móviles alineados, así como chivas y buses estacionados.

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Aunque la llegada de las comunidades indígenas sorprendió a un sector de la comunidad educativa, era un hecho conocido por las directivas de la institución. El pasado lunes 28 de abril, el rector de la UNAL, Leopoldo Múnera, y la vicerrectora de sede, Carolina Jiménez, explicaron que la instalación de la Minga en la universidad fue una propuesta que surgió del Gobierno Nacional, el Gobierno Distrital y las organizaciones indígenas. La idea era que las comunidades pudieran presentar sus demandas, entre ellas el cumplimiento del acuerdo de paz firmado en 2016, y su preocupación por el enfrentamiento entre actores armados en algunos de sus territorios, además del reclutamiento forzado de menores de edad.

El rector afirmó entonces que, en principio, se acordó recibir a 4.000 integrantes de la Minga, mientras que el resto sería ubicado en otros espacios de la ciudad, como el Parque Tercer Milenio o el Palacio de los Deportes. “Sin embargo, esa promesa no se cumplió y, cuando llegó la Minga, no tenía otra alternativa que la UNAL, por lo cual se establecieron en el campus”, señaló Múnera. Hasta el momento, se han registrado entre 15.000 y 20.000 personas que pertenecen a los 115 pueblos indígenas del país.

La presencia de estas comunidades ha generado reacciones en contra y a favor. Por ejemplo, a través de su cuenta de X, Diego Torres, docente de la UNAL y representante profesoral ante el Consejo Superior Universitario (CSU) de esa institución, ha manifestado su preocupación por la presencia de la Minga en lugares como el edificio de Ciencia y Tecnología de la universidad, las aulas de ingeniería, ciencias humanas y química, entre otras. En un video que compartió a través de esa red social, Torres afirmó que “preocupan las declaraciones del Ministerio de Educación en las que afirman que hay total normalidad académica, y además abre la puerta a la incertidumbre de la prolongación de la permanencia de las comunidades dentro de la universidad. No estamos funcionando al 100 %. Preocupa el estado de negación de las autoridades universitarias, afirmando que la afectación no ha sido grave y que es mínima, cuando la misma vicerrectoría hizo consultas a las facultades verificando qué espacios podían ser utilizados para la permanencia de las mismas comunidades indígenas. Preocupa el silencio ante el uso de bastones de mando y machetes al interior del campus”.

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Felipe Campos, representante estudiantil ante el Consejo Académico, señaló que inicialmente hubo incertidumbre en la comunidad universitaria. “La Minga llegó en la noche. Circuló desinformación que decía que la ocupación fue violenta, cuando en realidad solo buscaban refugiarse de la lluvia”, explicó. El rector también confirmó que, debido a las intensas lluvias y el frío en Bogotá, los integrantes de las comunidades buscaron resguardo en los edificios y, desde entonces, permanecen allí.

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Hacia el mediodía del 29 de abril, en la plazoleta principal del campus, una camioneta 4x4 con un bafle en el platón reproducía el himno de la Guardia Indígena. “Nos vamos a reunir acá a la 1:15 para salir a marchar y exigir al Gobierno que nos escuche”, anunció una lideresa por megáfono.

Jhoe Sauca, consejero mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), reiteró que la presencia de la Minga ha sido pacífica y que se han sostenido diálogos constantes con las directivas de la universidad para garantizar la convivencia. Según Sauca, la madrugada del 29 de abril se llevó a cabo una reunión entre representantes del Gobierno y de la Minga, que se extendió hasta las 4:00 a. m. Ante la falta de acuerdos, continuó Sauca, las comunidades decidieron salir a marchar alrededor de las 2:00 p. m., bajo la lluvia, partiendo desde la Calle 26 y haciendo paradas en lugares como el Ministerio de Educación.

El ministro de Educación, Daniel Rojas, se pronunció al respecto y dijo que la presencia de la Minga “no interrumpe el calendario académico”. Además, aseguró que el Ministerio de Educación “ha brindado las garantías para la permanencia de la Minga Indígena”.

En un comunicado enviado la noche del 29 de abril, la universidad informó que, para garantizar el bienestar de las comunidades, se tomaron múltiples medidas logísticas: se instalaron ocho carpas médicas con atención tanto tradicional como occidental; se habilitaron espacios de gestión del riesgo con el apoyo del Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (IDIGER), la Defensa Civil y el Instituto Para la Economía Social (IPES); y se activó el comité de emergencias del campus.

También se implementaron 250 baños portátiles, se aseguró el suministro de agua y se incrementó la recolección de residuos. Hay presencia de la Defensoría del Pueblo y de equipos de Derechos Humanos y convivencia. Ante la temporada de lluvias, se habilitaron hangares, carpas y edificios como albergues en coordinación con las facultades. Además, se activó un Puesto de Mando Unificado (PMU), con la participación del Gobierno Nacional, el Distrito, autoridades indígenas, la Defensoría, la Personería de Bogotá y la Defensa Civil.

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Una normalidad académica

La vicerrectora Jiménez afirmó que se buscó preservar las actividades académicas. Campos señaló que, al inicio, hubo incertidumbre sobre la continuidad de las clases. “Varias facultades optaron por virtualizar algunas materias ante las interrupciones inmediatas, pero luego se retomaron, ya sea de forma presencial o virtual”, explicó.

Tanto Campos como Steven Bautista, también representante estudiantil ante el Consejo Académico, coinciden en que la mayoría de los edificios no están ocupados por las comunidades indígenas. Bautista relató que el 28 de abril hubo restricciones en aulas de facultades como Ingeniería, Química y Medicina. “Pero la mayoría de los edificios permanecieron accesibles. Tras el diálogo del 28 de abril entre las directivas y líderes de la Minga, se normalizó el ingreso a Medicina. La situación ha mejorado progresivamente”, afirmó.

Bautista subrayó que la universidad no tiene capacidad para albergar a todos los integrantes de la Minga que llegaron a Bogotá, “pero esto se debe a que el Gobierno Nacional y la Alcaldía no cumplieron los acuerdos previos. La UNAL había informado que podía recibir hasta 4.000 personas”. Sin embargo, el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán dijo que, aunque el Distrito ofreció espacios adecuados para que los integrantes de la Minga se ubicaran, fue decisión de los organizadores dirigirse a la Universidad Nacional.

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Por ahora, las clases continúan aunque algunas se desarrollan en modalidad virtual. Campos contó que en facultades como Derecho y Ciencias Agrarias se ha invitado a integrantes de las comunidades a participar en los espacios académicos. Ambos líderes estudiantiles insisten en que no ha habido incidentes violentos protagonizados por la Minga, contrario a lo que se ha difundido en redes sociales.

El rector Múnera y la vicerrectora Jiménez aseguraron que el diálogo con la Minga continúa con el objetivo de encontrar soluciones conjuntas en un marco de convivencia. Campos recalcó que es clave que se cumpla la promesa de instalar los cuatro hangares para alojar a los participantes. Jiménez indicó que el gobierno distrital se comprometió a instalar más carpas y estructuras en el campus, lo que permitiría liberar algunos espacios universitarios. Se prevé que el 1 de mayo las comunidades participen en movilizaciones por el Día del Trabajo.

Por Luisa Fernanda Orozco

Periodista de la Universidad de Antioquia.@luisaorvallorozco@elespectador.com
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