El 8 de julio de este año, vio la luz un informe de 49 páginas publicado por la Comisión Feminista y de Asuntos de Género de Antropología “Las que luchan” del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional, un grupo de estudiantes y egresadas de esa facultad. Allí se recogen 30 testimonios de mujeres y uno de un hombre que denuncian situaciones de acoso sexual y maltrato dentro del campus de la sede Bogotá de la Universidad Nacional, y que involucran a tres profesores del Departamento de Antropología: Gerardo Ardila, Virgilio Becerra y Augusto Gómez. (Lea también: La historia de los tres profesores de Antropología acusados de acoso sexual en la UNal)
Los 31 testimonios son relatos autobiográficos de presuntas experiencias de violencia sexual que vivieron las estudiantes cuando cursaban antropología en la Universidad Nacional (uno en una universidad privada). Todas pertenecen a distintas generaciones (entre los noventa y 2019), y de esos testimonios, 15 señalan al profesor Gerardo Ardila, quien tiene un proceso disciplinario abierto en la universidad.
A raíz del informe, el Foro Nacional Ambiental decidió retirarlo de la junta directiva, y el profesor renunció a su cargo como director del Centro de Estudios Sociales de la facultad de Ciencias Humanas (CES). Aunque los otros profesores involucrados en el informe no hicieron comentarios, pero Ardila designó a su abogado, Germán Palacio, como vocero. Aquí responde a las preguntas sobre las acusaciones en su contra de su cliente.
¿Qué responde a los testimonios que señalan a Gerardo Ardila de acoso sexual a estudiantes?
Germán Palacio: Gerardo Ardila rechaza rotundamente los hechos que allí se manifiestan porque no son acordes a la realidad. Estamos preparando una demanda penal contra la única persona que se ha identificado en el informe, que es Mónica Godoy. El Comité no está identificado, no sabemos quién lo compone. Me imagino que ese comité es una reunión de persona pero no tiene un reconocimiento jurídico, y en esa situación la única identificada es contra la que vamos a presentar la denuncia penal por injuria y calumnia.
¿Y qué piensa de las denuncias?
GP: No hay pruebas, pero no sabemos ni si son mujeres porque no están identificadas. No sabemos cuántas son, no tenemos definidas las circunstancias de tiempo, modo, lugar de los hechos. Lo que sí le digo con toda certeza es que mi defendido dice que nunca ha acosado sexualmente a sus estudiantes. Lo que puede demostrar que tiene diversas alumnas que dicen que no han visto ningún comportamiento como el que denuncian. Alumnas, docentes, personas que han tenido experiencias con él también al nivel de compañeros.
Sí hay pruebas pero son anónimas. Incluso la Universidad Nacional considera los testimonios anónimos en investigaciones.
GP: Precisamente, el informe se basa en relatos de personas que no están identificadas. Entendemos que existe la libertad de expresión, y que es posible que lo hable, que existan personas que traten de promover la defensa del derecho a la mujer a no ser discriminada y a no tener hostigamiento sexual y otra cosa es que se denuncie faltando a la verdad.
Si los testimonios anónimos no son válidos como prueba, ¿para ustedes qué sí lo sería?
GP: Una grabación, un video, algo que compruebe que en realidad el profesor ha hecho lo que se le imputa. Porque mire, obviamente esto es una especulación. Póngase del lado de la otra persona. Me imagino que tienen que creerle al testimonio de una persona, ¿pero dónde queda mi presunción de inocencia, y dónde quedan los testimonios a favor del acusado?
¿Hay testimonios de mujeres que nieguen que el profesor Ardila haya incurrido en prácticas de acoso sexual en el ejercicio de su papel como docente?
GP: Cuando se presentaron las denuncias, el doctor Ardila recibió cartas de apoyo de exalumnas y ex compañeras de trabajo, que señalan cómo ha sido su comportamiento ante personas del género femenino y cómo ha sido su experiencia con él. Además hay otra cosa que quisiera que tuviera en cuenta y es que el doctor Ardila ha venido construyendo un sistema de evaluación que se basa en la autoevaluación, eso le quita prácticamente cualquier fuerza o posición de autoridad frente a sus estudiantes. Por otro lado, la Universidad Nacional viene hace unos años haciendo evaluación a sus profesores a partir de las opiniones de sus alumnos, en las cuales hace por lo menos hemos revisad hace cinco o seis años atrás, y son buenas, no hay tacha.
¿Esas evaluaciones son anónimas?
GP: Tengo entendido que sí.
¿Por qué acudir a la justicia penal si internamente la Universidad ya la está dando manejo?
GP: Porque le están dando publicidad. Nosotros presentamos un poder en marzo de este año para defender al profesor Ardila de estas acusaciones, hasta que el informe llegó a los medios. Hay una investigación disciplinaria abierta. El informe salió ahorita pero ellas vienen presentando denuncias ante la Universidad Nacional salió ahorita, y está abierto el proceso en etapa de indagación preliminar.
¿Las denuncias anónimas del proceso disciplinario son las mismas que hacen parte del informe? Si son distintas, ¿significa que hay más de 15 denuncias?
GP: Estos procesos tienen reserva pero es muy similar al informe, donde habla una supuesta Juana Pérez, o sea anónimas. Para el caso de Godoy, ella es solo un vehículo para presentar la denuncia, pero se han presentado una serie de comunicaciones por parte de este movimiento [de género, feminista] contra el doctor Ardila y otros profesores de la Universidad, y se han presentado ataques muy serios, inclusive contra la integridad de ellos.
¿A qué ataques se refiere?
GP: Han hecho grafitis en la universidad, y han amenazado a un profesor de apellido Páramo, también con panfletos, y han calificado al doctor Ardila de violador en esos grafitis, cuando ni siqueira las denuncias anónimas hablan de eso. Ya el daño está hecho. Esperemos un resultado favorable para él. Póngase en los zapatos de la gente que supuestamente fue afectada por el doctor. Lo que ha sido el doctor Ardila es exigente en la parte académica, pero dentro de los cánones normales. Si no se ni quién es cierta estudiante, si acaso por semestre habrá una o dos personas que identifica un profesor. Se puede decir que él siempre ha sido respetuoso con las mujeres y con todas las personas en general.
¿Por qué entonces 15 mujeres que no se conocen entre sí, de distintas generaciones, denuncian comportamientos similares? ¿Qué las motiva?
GP: No lo sé. Puede haber motivaciones de poder porque la Universidad maneja este tipo de tensiones. Pueden ser emocionales, porque también habrá enviada o celos, pero como no hemos identificado quién nos acusa es difícil definir la finalidad de ellos. Ahora, suponemos de buena fe que la señora que sí se identificó es la vocera de quienes dicen eso. Pero nosotros estamos actuando de buena fe mientras que a nosotros no nos están haciendo lo mismo.
¿Van a exigir que se revelen los nombres de las denunciantes?
GP: Sí, claro. Es lo primero que ella [Mónica Godoy] debe haber para justificar el informe. Ese informe se lo enviaron a la rectora y en ejercicio del derecho le pedimos que diera una respuesta. Imagino que dirá que ya se iniciaron las acciones disiciplinarias al interior de la entidad. No ha habido más noticias porque el proceso está en indagación preliminar. Pero estamos preparando la denuncia porque son imputaciones deshonrosas, porque califican un delito imputado al doctor Ardila y él asegura que no ha participado de este tipo de conductas. Lo lógico es que se defienda.
¿Van a demandar a la Universidad Nacional?
GP: A nosotros la Universidad no nos está agrediendo al menos por ahora.