¿Qué naciones tendrán el poder en el siglo XXI? ¿Pueden las Naciones Unidas mantener la paz y el orden mundial? ¿Cuáles son los verdaderos peligros que enfrenta la humanidad? Estas y otras preguntas fueron tema de conversación entre el profesor Edward Luck, de la School of Internacional and Public Affaire en la Universidad de Columbia, quien estuvo de paso por Colombia, y los estudiantes y profesores de la Universidad Externado de Colombia.
Luck se ha pronunciado ante el Congreso de los Estados Unidos en temas de control de armas, defensa, política exterior, asuntos rusos y del este asiático, y participó en recientes reformas de las Naciones Unidas.
El listado de sus publicaciones incluye varios libros sobre política internacional, así como diversos artículos en periódicos como el New York Times, Washington Post, Los Angeles Times.
¿La ONU tiene el poder y la fuerza suficientes para mantener la paz en el mundo?
Las Naciones Unidas no tienen muchos medios tradicionales de poder, no tienen capacidad militar propia, no tienen recursos económicos propios, y dependen en gran medida de los Estados Unidos para que le den estos medios de poder. Por otro lado, la ONU tiene reservorios muy grandes de "poder blando". Tiene legitimidad en la mayor parte del mundo, puede involucrarse en situaciones de crisis en casi cualquier territorio y es una organización muy respetada. Entonces, las fortalezas de la ONU paradójicamente se derivan de su aparente debilidad. Cuando se presenta un conflicto, las partes en guerra saben que la ONU no tiene intereses creados en el resultado y permiten por lo general su mediación.
¿Cómo defender que no existen intereses particulares en la ONU si el apoyo y los recursos provienen mayoritariamente de Estados Unidos?
Es verdad que Estados Unidos provee la porción más grande del presupuesto de la ONU comparado con otros países. Sin embargo, esa ayuda corresponde a menos de la cuarta parte del total. La mayoría de lo que hace la ONU en cuanto a desarrollo, asuntos humanitarios, derechos humanos y otras actividades funcionales, provienen de pagos voluntarios de diferentes países. Si usted hablara con los facilitadores de política en Washington, encontraría que con frecuencia no pueden lograr que la ONU haga lo que ellos quieren. Tienden a pensar que tienen más poder e influencia afuera de la ONU que adentro. Es algo parecido a la vieja historia de Gulliver, que termina atado por unos personajes más pequeños.
¿Podría contarnos cómo se teje ese juego dentro del Consejo de Seguridad de la ONU?
Es verdad que los cinco miembros permanentes tienen más poder en el Consejo de Seguridad que en la Asamblea General. Esto es así, porque a los cinco miembros desde el principio se les dio el poder de veto sobre la acción. Pero al mismo tiempo, para que pase una resolución en el Consejo de Seguridad, por ejemplo, para desplegar una fuerza, se requieren nueve votos de los 15. Así es que, aunque los cinco miembros permanentes estén del mismo lado, deben reclutar cuatro votos más entre los miembros no permanentes.
¿Cuál cree que es el mayor temor dentro del Consejo de Seguridad en estos tiempos?
Probablemente 60 a 65% del tiempo del Consejo está ocupado en las crisis de África. Pero creo que los conflictos que pueden escalar y volverse globales, son los de Medio Oriente y el Golfo Pérsico. En algún momento hubo preocupación por Corea del Norte, pero ha habido algunos movimientos positivos que disiparon ese temor.
¿Cómo interpretó que el Premio Nobel de Paz fuera asignado al ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore?
Es graciosa la manera como formula la pregunta, porque el premio fue compartido con las Naciones Unidas, que reunió un grupo de expertos para producir un consenso sobre la contribución humana al calentamiento global. Pero muchas cosas que hacen las Naciones Unidas no obtienen los créditos justos. Por lo general, el protagonismo recae en figuras políticas más carismáticas. Vale la pena anotar que el secretario general, Ban Ki-moon, hace unas pocas semanas tuvo una reunión especial en Nueva York, para recomenzar las negociaciones sobre cambio climático y encontrar una solución al Protocolo de Kyoto.
¿Está promoviendo un nuevo protocolo?
Él quiere comenzar un proceso de negociación que incluya a los principales jugadores. Van a tener una reunión global en Bali, en Indonesia, en diciembre. Este secretario general ha hecho del cambio climático una de sus más altas prioridades.
¿Cuál ha sido el sello personal que imprimió a la Organización el nuevo secretario?
Kofi Annan tenía una muy buena reputación como un portavoz global y por su fuerza moral. Era una estrella de los medios. Desafortunadamente la reputación de la ONU no subió tan rápido como la de él. Ban Ki-moon tiene una personalidad distinta. Tiene una energía inacabable, es muy determinado y está muy preocupado de convertir las palabras en acciones en la ONU. Es más callado. No es el consentido de los medios, pero podemos verlo como "el obrero", alguien que se remanga su camisa y va a trabajar 24 horas al día. Su energía y entusiasmo y optimismo son increíbles.
¿Cómo se va a repartir el poder entre las naciones en el siglo XXI?
No hemos tenido un mundo multipolar realmente desde los años 30. Pasamos por un mundo bipolar con la guerra fría, en los 90 tuvimos a los Estados Unidos como el poder dominante, y ahora asistimos a un resurgimiento del derecho internacional y las organizaciones internacionales. Por los cambios en la situación económica, países como China e India surgen rápidamente. Estamos entrando en una dinámica distinta. Vemos a Rusia dejando de ser una superpotencia para convertirse en un poder autosuficiente. Ahora no hay grandes diferencias ideológicas, fuera de los choques culturales de la religión en el Medio Oriente. Pero sí tenemos nuevos retos, como la búsqueda de energía. Las preocupaciones ecológicas en el futuro son más importantes que las diferencias ideológicas: ¿Tendremos suficiente agua o recursos energéticos? Es probable que sea un período en el que las alianzas y coaliciones cambien de manera impredecible. Se dice a menudo que no hay enemigos permanentes, ni aliados permanentes en asuntos internacionales. Además, hay una amenaza al sistema interestatal por parte de los grupos terroristas. Creo que vamos a tener una situación muy compleja.
¿Estamos entrando en una época de fanatismo? Se habla de muros físicos entre las naciones, leyes de inmigración, escándalos por caricaturas sobre temas religiosos, pronunciamientos sectarios de algunos líderes...
Creo que con la globalización ha habido temores en muchos sitios. Temores a que las culturas locales desaparezcan. Estamos en una época en que el flujo de personas de un país a otro ha aumentado por razones políticas y económicas. Desafortunadamente a veces esto crea fricciones. La gente debe unirse, no para que todos se parezcan entre sí, sino para que se respeten las diferencias. Sin embargo, vale la pena recordar que el número de guerra entre Estados ha bajado, también las guerras dentro de los Estados, el número de muertes y el número de refugiados. Lo que sucede es que cuando uno lee titulares, se enfoca en las cosas malas del mundo.