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“La segunda oportunidad en la Tierra es la educación”

Jesús Ferro Bayona es rector de la Universidad del Norte desde hace 35 años. El exjesuita ha logrado meter a la universidad de Barranquilla entre las mejores del país.

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Pablo Correa
21 de marzo de 2015 - 06:18 p. m.
Jesús Ferro Bayona, rector de Uninorte desde hace 35 años.  Nació en Magangué y se mudó a Barranquilla desde los tres años.  / Uninorte - Henry Figueroa
Jesús Ferro Bayona, rector de Uninorte desde hace 35 años. Nació en Magangué y se mudó a Barranquilla desde los tres años. / Uninorte - Henry Figueroa
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Hay obras que se pueden colgar en la pared de un museo. Otras que pasan por una imprenta y se convierten en libros imperdibles. Los esfuerzos de una vida entera a veces se transforman en una ecuación que cambia nuestra idea del mundo. Otras veces la consagración se disuelve en un instante musical que nadie atrapó.

La obra a la que el exjesuita Jesús Ferro Bayona se ha dedicado con devoción es una universidad. Puede ser eso. Pero también puede ser, como lo insinúa en esta entrevista, algo más etéreo. Quizá su verdadera obra sea una idea de la educación que merecen los jóvenes colombianos.

Jesús Ferro es el rector que más años lleva al frente de una universidad en Colombia. Hace 35 años, cuando regresó de formarse en Francia y Alemania, asumió la rectoría de la Universidad del Norte, en Barranquilla. Y ahí ha estado desde entonces. En esta entrevista Jesús Ferro mira, a través de la experiencia de todos estos años, algunos de los problemas y retos de la educación superior en Colombia.

¿Qué ventajas y desventajas puede tener un sistema de gobierno universitario que permita la permanencia de una persona tanto tiempo?

Se mantienen unas políticas y estrategias que no se interrumpen con cada rector que llega por dos o tres años, sino que se tiene una visión a largo plazo que se va desarrollando. Y eso es lo que he podido hacer. He tenido el respaldo del consejo directivo desde que empecé. No es continuidad por continuidad, sino que se mantiene una política, unos retos, unas estrategias que se realizan y se renuevan.

Asumió muy joven la rectoría. ¿Cómo ocurrió?

Acababa de llegar de Francia de mis estudios de maestría y doctorales. Tenía unos 33 años. Venía con influencia muy importante de la academia francesa y europea. Trabajé un tiempo en la Javeriana y luego viajé a Barranquilla a trabajar en una caja de compensación. En el consejo directivo estaba el presidente de la junta de Uninorte. El rector había renunciado. Buscaban hojas de vida y el presidente pensó “este es un académico. Llevó mi hoja de vida, me entrevistaron y me quedé”.

¿Qué tanta influencia tiene Uninorte de las academias europea y estadounidense?

Hay de las dos. Esta universidad se fundó bajo impulso, entre tantos, de Karl C. Parrish, un americano que se colombianizó y ya falleció. En mi recorrido por Francia y Alemania, por las universidades de Lyon, la Sorbona, la Escuela de Altos Estudios de París, la Universidad de Heidelberg, la de Múnich y la de Franckfurt, que son más citadinas, me contagié de ese espíritu europeo, un espíritu de autonomía, de libertad de expresión y de investigación.

¿Y fue difícil comenzar a cambiar cosas aquí, a moldear el proyecto educativo que se imaginaba?

Esta es una universidad muy flexible, muy moldeable. Quizás algunas más antiguas, no digo todas, que no renuevan sus propósitos ni estrategias frente a un contexto cambiante, se quedan ancladas a la historia, son muy pesadas.

Volviendo al tema de gobiernos universitarios, ¿cuál cree es el mejor mecanismo para elegir a los rectores?

Pienso que no hay una fórmula. Hay distintas formas de gobernanza, dependiendo de los estatutos y aspectos misionales de cada universidad. Es algo que se va dando con la historia. Creo que en Colombia, después de la Constitución de 1991, hay una mayor participación. No deberían ser procesos políticos. Las universidades no se manejan con política, porque es fácil caer en politiquería. No voy a hablar de casos específicos, pero hay universidades en las que la politiquería ha estado metida, en donde rectores y decanos se vuelven fichas políticas. Eso es peligroso. Pero creo en la participación de distintos estamentos.

¿Qué tan maduro ve al sistema universitario colombiano?

El sistema universitario, como muchos en América Latina, tiene una combinación de muchos aciertos y errores. En Colombia hay un grupo de universidades, que son como 35, que están en el proceso de acreditación, que ha sido un proceso riguroso que ha traído muchos beneficios. Lo que veo es que hay universidades que no han entrado voluntariamente a ese proceso.

Llevamos décadas debatiendo si la universidad debería ser gratuita. ¿Ese es un sueño legítimo?

Es legítimo en cuanto al sueño mismo, en cuanto al anhelo. Pero no es práctico. Uno puede y debe soñar mucho. Pero les digo a mis estudiantes que deben soñar mucho, pero tener en cuenta la realidad práctica. Muchas universidades han comenzado a cobrar en Europa. Más que gratuidad, hablaría de financiación. El programa Ser Pilo Paga, y no quiero decir con esto que va a resolver el problema de Colombia, es una forma para no quedarnos en un debate, sino pasar a lo práctico. Que el Estado financie la demanda y no sólo la oferta es una forma de gratuidad. Siempre recuerdo eso de la segunda oportunidad en la Tierra de la que hablaba Gabo. Para mí esa segunda oportunidad es la educación.

¿Cuáles son los grandes retos que ve para las universidades colombianas?

Los grandes problemas de las universidades son de autonomía, de vigilancia, porque se abren universidades, pero las entidades no las regulan bien y tenemos los problemas que hemos visto. Otro gran problema es el financiamiento, que es universal, está en Chile, en Estados Unidos. Hay otro muy importante, el asunto de calidad. ¿Qué hacemos llenando las universidades estudiantes si no hay educación de calidad? Las universidades deben ser de excelencia y calidad. Ahí están los grandes temas, y las grandes reformas deben ir por ahí.

¿Cómo han hecho para fortalecer la investigación?

La investigación se hace con gente que investiga. Se hace con doctores que toma mucho tiempo formar. En Uninorte antes teníamos poquitos, menos de 20, y hoy casi llegamos a los 200. Esos 200 nos han llevado a estar entre las 10 universidades que más investigan.

¿Cuántas veces le han propuesto meterse a política?

Muchas. Hasta me ofrecieron una vez el Ministerio de Agricultura, y eso que no tenía nada que ver. Uno tiene que tener una trayectoria. No creo en puertas giratorias. No puedes estar entrando y saliendo. La labor de educación es de largo plazo. Recibí una educación muy humanista, de mucha investigación, y he convertido eso en mi proyecto de vida y he tratado de transmitir eso.

Por Pablo Correa

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