Colombia es el décimo país con más casos de matoneo en el mundo. Según un informe de la ONG Bullying Sin Fronteras, que analizó los años 2020 y 2021, y que fue publicado este año, en nuestro país se presentan cerca de 9.000 casos graves. (Lea Cuestionan que la directora del ICBF no asistiera a audiencia pública sobre infancia)
Se trata de una situación que es cada vez más inquietante. Como lo mostró hace poco el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, con base a los datos reportados en la prueba PISA, el 32 % de los estudiantes escolares en Colombia han sufrido algún tipo de bullying, mientras que el promedio de las naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos es menor (del 22 %).
Esa preocupación condujo hace unos días a un debate en la Comisión VI del Senado sobre la implementación de la Ley 1620 de 2013, con la cual se creó el Sistema Nacional de Convivencia Escolar. En él participaron varios actores del sector educativo, entre ellos el ministro de Educación, Alejandro Gaviria.
En su intervención, entre otras cosas, reveló cuáles serían los tres compromisos claves de su cartera para que los colegios y las escuelas del país sean entornos protectores para los menores, que es, a sus ojos, un asunto crucial a la hora de hablar de educación.
Primero, según Gaviria, el ministerio de Educación (MEN), empezará a trabajar de la mano del Icfes para tener una evaluación más precisa de las necesidades socioemocionales de nuestros jóvenes.
Segundo, dijo, hay que trabajar “decididamente en capacitación de docentes en los temas de convivencia”. Para el ministro hay que comenzar a hacerlo desde que los profesores se están formando en las universidades para que sepan abordar estos asuntos cuando lleguen a la vida profesional.
Finalmente, Gaviria reveló que quiere poner en marcha un programa de voluntariado para fortalecer el desarrollo de competencias socioemocionales, aunque no dio muchos detalles de cuál sería su estructura y cómo funcionaría.
Además, en su intervención, el ministro señaló que para abordar los temas de convivencia escolar, que tienen “determinantes sociales profundos”, se requiere una mejor construcción de capacidades, un cambio cultural de fondo y una mejoría de la institucionalidad.
“Las escuelas y colegios de Colombia deben ser entornos protectores. Los niños deben sentir que van a un lugar donde están protegidos Para que haya una educación de calidad tiene que haber maestros motivados, niños felices y padres comprometidos. Lo que está en juego es la felicidad de los niños”, aseguró.
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