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La rectora que hizo que los jóvenes volvieran a interesarse por el campo

Luz Stella de los Ríos Zapata, rectora de la Institución Educativa Núcleo Escolar Rural en Quinchía, Risaralda, se ha esforzado por devolverle el interés por el campo a sus estudiantes. Este jueves, 6 de marzo, fue reconocida como el galardón que resalta a las mujeres que han ayudado a transformar la sociedad colombiana.

Luisa Fernanda Orozco

06 de marzo de 2025 - 05:44 p. m.
Luz Stella de los Ríos Zapata es la ganadora del Premio Mujer Cafam 2025.
Foto: Jose Vargas Esguerra
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Desde hace más de 20 años, Luz Stella de los Ríos Zapata ha dedicado su vida a la educación. Su mayor logro ha sido volver a despertar en los jóvenes risaraldenses el interés por el campo y buscar caminos para integrar la tecnología en el sector agropecuario. Ayer esos esfuerzos fueron reconocidos por el jurado del premio Mujer Cafam 2025, que vio en esos esfuerzos un motivo para resaltar el rol que ha cumplido Ríos Zapata en la sociedad colombiana.

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Zapata fue una de las 31 finalistas en la edición número 36 del premio, cuya ceremonia tuvo lugar el 6 de marzo en el teatro de la caja de compensación Cafam. Su reconocimiento llegó gracias a su trabajo al frente de la Institución Educativa Núcleo Escolar Rural en Quinchía, donde actualmente más de 1.000 estudiantes reciben formación.

Cuando asumió la rectoría en 2013, el panorama no era alentador: la matrícula estaba en declive y la idea de formarse en el agro no llamaba la atención de los jóvenes. “El colegio tenía 63 años de experiencia en educación agropecuaria pero, en ese momento, los muchachos no querían quedarse en el campo, sino salir de él. Por eso, aprender sobre el agro no les parecía atractivo. Ahí tuvimos que pensar en una solución”, recuerda Zapata.

La labor de una vida

Aunque Zapata nació en Salamina, Caldas, vive desde los 5 años en Quinchía, Risaralda, que era el lugar donde siempre habitó su padre. Desde que estaba en el colegio soñó con convertirse en maestra y, cuando se graduó como bachiller, le pidió ayuda a familiares cercanos para que la apoyaran a convertirse en profesional universitaria. Así fue como logró acceder a la Universidad de Caldas, Manizales, y cursar la Licenciatura en Ciencias Sociales.

Al graduarse, se desempeñó como docente en varios colegios hasta que, en 2013, se puso al frente de la Institución Educativa Núcleo Escolar Rural. Al llegar, se encontró con un colegio que estaba bastante dotado para las labores agrícolas, y que incluso tenía una granja financiada por el SENA, pero que necesitaba un empujón.

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Fue entonces cuando la rectora decidió hacer un cambio: modificar el currículo académico y mezclar las temáticas agropecuarias con la tecnología. Así, empezaron a desarrollar una estrategia para incluir la mecatrónica y la robótica en la programación escolar.

Comenzaron con el grado sexto de bachillerato y lo extendieron hasta el grado 11. “En mi cabeza no era posible que acabáramos con un colegio de una trayectoria de seis décadas. Teníamos que migrar a otras alternativas para despertar nuevamente el interés en niños, niñas y adolescentes”, cuenta Zapata. Hoy, según ella, el Núcleo Escolar Rural es la institución con mayor cobertura de Quinchía, un municipio de más de 33 mil habitantes.

Al cambio de currículo se le sumó la creación de una feria anual de ciencia, arte, tecnología y emprendimiento. Su propósito, explica Zapata, es que los estudiantes aplicaran lo que aprendían en clase mediante la creación de un proyecto tecnológico que solucionara un problema asociado al trabajo del campo. Luego de exponerlos en el evento, se elige a uno ganador para que sea financiado e implementado en la misma institución educativa.

Hasta ahora, los proyectos ganadores han creado comederos y bebederos automatizados para galpones, que son construcciones utilizadas para labores agropecuarias. También, se han fabricado procesos de secado de café, sensores de temperatura y oxigenación para la piscicultura, y ventanas que controlan la temperatura en los galpones.

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“Mientras los estudiantes se comprometen a formular sus iniciativas, a presentarlas y sacarlas adelante según lo que aprenden en clase, yo me comprometo a buscar el financiamiento para llevarlas a cabo. Por ahora, solo los hemos implementado en el colegio, pero quisiéramos expandirnos también a otras instituciones”, dice Zapata. Asimismo, han contado con el financiamiento de entidades oficiales, como la Secretaría de Cultura de Risaralda, para hacerlos realidad.

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Entre las mayores satisfacciones de todo el proceso, Zapata cuenta que una de las más importantes ha sido cómo los jóvenes “se han dado cuenta de que no tienen que irse de aquí para construir una vida y tener un futuro prometedor. Además, sus familias y comunidad aledaña se han visto beneficiadas e inspiradas por los proyectos al ver que diferentes iniciativas pueden surgir para darle una solución a sus problemas cotidianos”, explica.

Por ahora, Zapata desea continuar fortaleciendo la institución educativa y que los estudiantes puedan implementar sus proyectos en sus propias fincas y parcelas. Para ella, el reconocimiento como Mujer Cafam 2025 no solo destaca su labor, sino el esfuerzo colectivo de los profesores y estudiantes del colegio. “Este logro para mí es muy significativo, sobre todo porque, aunque se pueden liderar muchos procesos, estos no serían nada sin un buen equipo de trabajo detrás”, afirma. “Además, es un mensaje importante el que reconozcan la transformación educativa de una institución de acuerdo a sus necesidades”.

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Un reconocimiento a mujeres destacadas

Durante la premiación Mujer Cafam 2025 hubo varios reconocimientos, entre ellos la la Mención de honor, que fue para María Sofía Martínez López, Mujer Cafam Cesar, lideresa comunitaria de la etnia kankuama y tejedora, junto a Haydi Sánchez, Mujer Cafam del Chocó, creadora de la Fundación Nuevo Amanecer ESAL, que fomenta la investigación STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) a niños y niñas de ese departamento.

El jurado encargado de llevar a cabo la elección de la Mujer Cafam 2025 estuvo compuesto por María Teresa Peresson, una de las pioneras del Premio Cafam; la abogada María Luisa Mesa Zuleta; el periodista y abogado Juan Lozano; el monseñor Rafael Corino Badillo; y el periodista Germán Santamaría Barragán.

Durante la ceremonia, la escritora Piedad Bonnett y la periodista Claudia Palacios también fueron homenajeadas durante la premiación por los aportes de su carrera profesional. Otros reconocimientos, como el premio “Mujer con todas las letras”, fue entregado a Esperanza Izquierdo, Mujer Cafam del Valle del Cauca, destacada por su liderazgo educativo en su departamento. La mención especial del jurado fue para Catalina Cock Duque, Mujer Cafam de Antioquia e integrante de la Fundación mi Sangre, junto a Patricia Sierra Lopera, Mujer Cafam de Bolívar, de la Fundación Pies Descalzos.

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El año pasado, en su edición número 35, la ganadora fue Nadia Fernanda Sánchez Gómez, representante de Bogotá, quien recibió el galardón por su labor como creadora de la fundación She Is, que, entre sus iniciativas, se encuentra una alianza con la NASA para llevar a niñas colombianas a la estación de Houston, en Estados Unidos, y así vivan la experiencia de ser astronautas.

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Por Luisa Fernanda Orozco

Periodista de la Universidad de Antioquia.@luisaorvallorozco@elespectador.com
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