
Cortesía
Stalin era totalitario, y Hitler, y Franco, y Mussolini, y sus áulicos, y sus subalternos también. Cada uno de ellos, pintado de rojo o de azul o de negro o de verde, pretendía que el mundo girara alrededor de sus ideas, y sobre todo, de sus órdenes. La guerra era la paz. La libertad era la esclavitud. La ignorancia era la fuerza, para unos y para otros, como lo escribió en 1984, doce años después de que hubiera regresado a Londres. El objetivo de todos era el poder. ¿Para qué? Para el poder. ¿Cómo? De cualquier manera, con todas las armas,...
Por Fernando Araújo Vélez
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