1984 (Clásicos)

En medio de las balas, del odio, de las mentiras, del miedo y la traición, la lástima, la astucia, y de todos los horrores que vivió y soportó y padeció cuando decidió ir a combatir en la Guerra Civil Española, George Orwell comprendió que el mundo se dirigía hacia el más atroz de los totalitarismos, sin que importara mucho si eran de derecha o de izquierda.

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Fernando Araújo Vélez
14 de diciembre de 2019 - 11:51 p. m.
Cortesía
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Stalin era totalitario, y Hitler, y Franco, y Mussolini, y sus áulicos, y sus subalternos también. Cada uno de ellos, pintado de rojo o de azul o de negro o de verde, pretendía que el mundo girara alrededor de sus ideas, y sobre todo, de sus órdenes. La guerra era la paz. La libertad era la esclavitud. La ignorancia era la fuerza, para unos y para otros, como lo escribió en 1984, doce años después de que hubiera regresado a Londres. El objetivo de todos era el poder. ¿Para qué? Para el poder. ¿Cómo? De cualquier manera, con todas las armas,...

Por Fernando Araújo Vélez

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