No son pocos los autores que han resaltado la capacidad de la literatura para ponernos en la piel del otro, hacernos sentir sus sufrimientos y pasiones como propias. Madame Bovary de Gustave Flaubert y Holden Caulfield, personaje de El guardián entre el centeno de J.D Salinger, continúan vigentes porque sus experiencias caben dentro de nuestra existencia, en ellas nos reflejamos. Cada uno de estos personajes representa un descubrimiento sobre nosotros mismos. Esto pasa con Archie Ferguson en 4321, de Paul Auster.
La novela, entonces, narra los primeros años de vida de Archie, un hombre de origen judío, nacido en la primera mitad del siglo veinte, en un Estados Unidos marcado por fuertes cambios sociales (guerra de Vietnam, lucha contra el racismo, asesinato de John F. Kennedy, etc.). Sin embargo, despliega la vida de Archie desde cuatro arcos narrativos. Asistimos a cuatro vidas que se desarrollan a partir de un origen común. En 4321, Archie representa una simultaneidad, el otro, pues es Auster, pero también nosotros.
Esta novela, publicada en inglés por Henry Holt y en español por Seix Barral, es la más larga escrita por el autor (886 páginas en la edición estadounidense) y llega con mucha expectativa después de siete años de silencio. Se suma a una obra extensa, donde se destaca La invención de la soledad (1982), La trilogía de Nueva York (1987), La música del azar (1990), Viajes por el Scriptorium (2006), entre otras.
Auster se ha distinguido por una prosa minimalista y una literatura de corte filosófico, donde ha explorado temas como la obsesión, la soledad, la locura o el azar. Basta con leer Ciudad de cristal (1985), cuyo detonante es una llamada desde un número equivocado, un hecho que pone al personaje a merced del azar, para ver los temas que atraviesan la literatura y vida del escritor estadounidense.
En 4321 nos encontramos con una prosa alejada del usual minimalismo, con descripciones extensas, y cercana a la literatura francesa. La estructura planteada por Auster nos demuestra que su marca personal es indeleble.
La infancia con sus luchas y pérdidas, la soledad, la relación con el padre y la madre, el encuentro con la muerte, la existencia de Dios, la pubertad, el amor son algunos de los temas que recorren las cuatro tramas. En una de ellas Archie pierde a su padre, Stanley Ferguson, en un incendio; en la otra Archie es quien cae víctima de un rayo, cuando se desata una terrible tormenta, escena inspirada en un hecho real contado por Auster en Experimentos con la verdad (2001). Cuando tenía catorce años, tuvo que presenciar la muerte de uno de sus compañeros de camping.
Este mecanismo cumple su papel novelístico, pero no está exento de cierta complejidad, pues el lector debe ir poniendo las piezas para comprender su funcionamiento. En los primeros capítulos, Auster se toma un centenar de páginas para presentarnos a nuestro personaje principal y sus origines. Luego de este primer escollo, la lectura se desarrolla con cierta fluidez.
4321 puede pensarse como representante de la gran novela americana, al lado de libros como La broma infinita de David Foster Wallace. No obstante, su propósito no parece ser plasmar una época determinada de Estados Unidos, sino totalizar las experiencias humanas, para que podamos contemplarlas desde el mismo espacio en el que leemos.
Por Javier Zamudio
