El Magazín Cultural

Alma (Cuentos de sábado en la tarde)

Alma, dice que se llama Alma. Es alta, espigada, de rasgos muy finos. Su cara parece tallada por un viento prodigioso. Diríase una princesa Masai or Zulu. Le he invitado otro Jim Beam, que se zampa de un solo golpe. Pestañea apenas y suspira satisfecha. Luego, me mira, contoneándose, coqueta, al ritmo de Hootie & The Blowfish.

James Arias
11 de febrero de 2023 - 08:24 p. m.
"Entre la espada y la pista de baile, apuro mi dosis de coraje ambarino, y la saco a bailar tomándola de la mano".
"Entre la espada y la pista de baile, apuro mi dosis de coraje ambarino, y la saco a bailar tomándola de la mano".
Foto: Canva

¿Bailas? Me pregunta. Lo siento, nací con dos pies izquierdos, le respondo. Viste de negro. La gloria en seda y denim.

-¿Vienes seguido por aquí?, le digo, tratando de esquivar el proyectil del baile.

-No, vengo ocasionalmente, cosas de negocios-, me cuenta, mientras le hace señas al barman, con una mano muy estilizada y salpicada de anillos de plata, para que nos renueve la dosis de bourbon.

-Y a qué te de dedicas, yo trabajo a la vuelta, en una agencia de publicidad…, continúo, como un despistado y nervioso empleado de recursos humanos o como si fuera posible escapar al designio de los dioses quienes, en esta ocasión, me observan divertidos. Estúpida rata o hámster de laboratorio.

Le sugerimos: Cuentos de sábado en la tarde: Mi manta negra

-Yo, pues soy traficante de armas-, asegura, muy seria, con un inglés encantador, con dejos de británico, y un quedo, muy quedo golpeteo de Mama África. Alma sonríe de nuevo, desplegando una constelación de gracia y blancura imposibles.

-No, en serio, qué haces por acá…-, insisto.

-Ya te dije, vengo de Sierra Leona, soy traficante de armas.

Suelto una carcajada, no solo sincera ante su ocurrencia sino propulsada por el bendito alcohol que ya comienza a hacer de las suyas en mi cerebro.

-Buen chiste. Tienes pinta de todo, menos de traficante de armas.

-Demasiada televisión, ¿tengo que ser un tipo ruso mal vestido, gordo y de barba descuidada acaso? Ojo con los estereotipos…-, se defiende ahora moviéndose con lo que de fondo ha cambiado ‘Jesuralem’, de Alpha Blondy.

Le recomendamos: “La restauración muchas veces se convierte en una meditación”: Laura Corso

-¿Es que si estuvieras en esos negocios no tendrías que andar mas de incógnita?-, le digo y ahora soy yo quien pide otra ronda de Jim Beam.

-Pues no importa, si ni siquiera me van a creer, como tú que piensas que soy no sé qué y no una humilde comerciante.

-Para mí eres una aparición, un mazazo en el pecho, una… ¿quimera?, le confieso y al momento siento que ya he perdido la guerra antes de entrar a la primera batalla. Pero, por suerte, ella ríe divertida ante mis ocurrencias.

-Nunca me habían llamado así: ‘quimera’. Entonces no parezco traficante de armas sino espanto o infarto.

-Eres muy hermosa, no mas.

O bailamos ya mismo o en cualquier momento llega mi contacto y me tengo que ir… es su ultimátum. Entre la espada y la pista de baile, apuro mi dosis de coraje ambarino, y la saco a bailar tomándola de la mano, y acogiéndome a los improbables dioses del ritmo, para que se apiaden de mi torpe alma. El infierno nunca fue tan colorido ni tan extrañamente generoso.

Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖

Por James Arias

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar